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Una derrota que mantiene la ilusión

Una derrota que mantiene la ilusión

La Selección Chilena Sub 20 podía obtener tres resultados ante el gigante Brasil para mantener estadística y emocionalmente sus pretensiones de pasar a la segunda ronda en el Sudamericano de Uruguay: triunfar, empatar o sucumbir estrechamente y dando pelea.


El peor escenario, una goleada en contra, no se dio y, aun perdiendo, el seleccionado nacional se retiró de la cancha con la certidumbre de que si mantiene su orden colectivo y potencia su juego ofensivo, puede lograr buenos resultados en los tres próximos encuentros, frente a Venezuela, Colombia y Uruguay, en un maratón de cinco días.

En el césped del estadio de Maldonado Chile fue superado con justicia por Brasil, que demostró medidamente la categoría de su plantel, plagado de promesas pretendidas por los principales clubes europeos y que ya son titulares en la primera división de su país.

Todo eso lo sabía el entrenador de la Rojita, Hugo Tocalli. Pragmático como es, el trasandino planteó un partido de chico a grande. Así, se privó de un centrodelantero, pobló el mediocampo y dejó la responsabilidad del ataque al pequeño y talentoso volante Diego Rojas, de Universidad Católica, quien debía ser apoyado por los volantes externos Marcos Bolados y Cristián Cuevas. Lamentablemente, ninguno de los dos pudo prevalecer y ello obligó a Chile a apelar a su orden táctico para mantener la igualdad.

Salvo una ocasión antes del minuto de juego desperdiciada por el argentino-chileno Luciano Cabral, en el resto del primer tiempo el dominio fue brasileño. Hasta el minuto 20, la supremacía no era abrumadora. Pero dos remates seguidos desde fuera del área, uno en el travesaño y otro desviado al tiro de esquina por el buen arquero Miguel Vargas, cambiaron el escenario, intimidando a los chilenos, que habían esbozado algunos contragolpes mal terminados, y que se replegaron para contener a su rival.

Lamentablemente, el orden exhibido a lo largo de toda esa etapa se perdió cuando restaban tres minutos para el término. Un pase llovido a la izquierda de la defensa chilena no fue interceptado, posibilitando el desborde de Gerson y su centro rasante convertido en gol por el peligroso Marco Guilherme.

El gol descontroló a Chile. Tanto así, que antes del minuto del segundo tiempo vino el segundo tanto brasileño. Otra vez un centro de Gerson, esta vez por alto, que no fue cortado por el lateral chileno Camilo Rodríguez, permitiendo de nuevo a Marco Guilherme escurrirse y cabecear hacia abajo burlando la cobertura intentada por el arquero Vargas,

El esforzado orden de la primera etapa se esfumó durante largo rato. Un tiro al palo chileno del delantero Thalles, dos minutos después del segundo gol, simbolizó la renovada confianza brasileña y el nerviosismo nacional.

Afortunadamente, promediando el segundo tiempo Chile recuperó el orden y alejó el fantasma de una goleada. Tocalli envió a la cancha a los delanteros Ignacio Jeraldino y Matías Ramírez, sacando a los cansados Bolados y Rojas. Con mayor peso ofensivo, la Rojita recuperó el aliento y la confianza. Impulsada por el criterioso juego de Cabral. Así logró hilvanar algunas jugadas de riesgo, como un remate con poco ángulo de Jeraldino, que fue sacada en la raya de gol.

Esta recuperación fue coronada con el descuento en el minuto 82, gracias a un tiro libre servido por el zurdo Cuevas que se alojó en el ángulo superior izquierdo de la portería brasileña. Chile intentó irse arriba, pero salvo algún enredo en el área rival no logró el empate.

Era díficil pensar en un mejor resultado. En el historial Sub 20 entre ambos combiados había 18 triunfos brasileños, 2 igualdades y apenas 3 victorias chilenas.

No era esta Selección, que llegó al torneo con un rendimiento lejano de la brillantez y sin grandes ni experimentadas figuras, la que iba a lograr el cuarto triunfo en esta desigual confrontación.

Sin embargo, el orden colectivo, el buen rendimiento defensivo (salvo ese lapso de descontrol) y el atrevimiento final permite suponer que no todo está perdido. Eso sí, a las bondades ya descritas la Rojita deberá sumar mayor juego ofensivo para superar a tres rivales durísimos.

Al menos, la de este jueves 15 de enero fue una derrota que mejora las expectativas chilenas en el resto de esta fase clasificatoria.

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