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La U: si no es crisis, pasa raspando

La U: si no es crisis, pasa raspando

El campeón vigente sufrió su tercera derrota consecutiva, esta vez a manos de Iquique. El cuadro nortino, al igual que Wanderers y Antofagasta, le encajó otros tres goles al equipo azul, que exhibe una defensa de espanto. La reunión de Lasarte con sus dirigidos tras la derrota, y la llegada del presidente Carlos Heller al vestuario, dejó en claro que la nueva caída caló hondo.


El pitazo de Eduardo Gamboa, tras los cinco minutos de descuento, derrumbó a los jugadores azules. Martín Lasarte, técnico de la U, parecía no entender nada de lo ocurrido y se quedaba sin reacción alguna, mirando como al infinito. Iquique le había propinado a Universidad de Chile su tercera derrota consecutiva jugadas apenas cinco fechas del Torneo de Clausura y es normal que ya comience a hablarse de crisis. El 3 a 2 del cuadro Iquiqueño, en la cancha del Estadio Nacional, había ratificado que a la U le cuesta  hacer goles y, en cambio, su defensa sigue haciendo agua en cuanto el rival se le anima y la ataca.

La fecha anterior había sido Antofagasta el cuadro que había desnudado las falencias defensivas azules; Wanderers, en el Puerto, había logrado lo mismo. El balance no puede ser más preocupante: en las últimas fechas a la U le han anotado nueve goles, tres por partido, y está claro que ningún equipo que pretenda ser candidato al título puede permitirse tales licencias.

El partido pudo cambiar en cuanto a resultado si durante el primer tiempo Benegas hubiera acertado al menos una de las tres claras oportunidades de que dispuso. El que fallara, sin embargo, no puso nerviosos a los azules a la espera de la segunda etapa, y era lógico: hasta ese momento, Nelson Acosta, técnico Iquiqueño, había ordenado un juego muy defensivo y conservador, al punto que rara vez su solitario atacante (Villalobos) pudo preocupar a una defensa azul que, en permanente superioridad numérica, exhibía una solvencia que, luego quedó demostrado, era sólo un espejismo.

Consciente de que empleando ese tan tacaño esquema igual se pudo ir al descanso perdiendo, Acosta ordenó para el segundo lapso dos modificaciones que, al cabo, resultarían clave: sacó a Yedro y a Pinares y en su lugar mandó a la cancha a Alberto Martín Gómez y Francisco Castro.

Pero fue la U la que abrió la cuenta en el minuto 51, luego que Báez le cometiera a Canales un penal absolutamente innecesario. El propio Canales ejecutó un violento y ajustado disparo que tornó inútil el que el arquero Naranjo intuyera el lugar elegido para el remate.

Cuatro minutos más tarde, la U pudo definirlo, pero el remate de Fernández fue devuelto por el vertical cuando el meta iquiqueño sólo se limitaba a observar la incidencia. El cuadro azul lo pagaría caro, porque pocos minutos después Gómez, por la banda izquierda, tras la diagonal sacó un disparo al ángulo que superó la estirada de Herrera.

Al minuto, sin embargo, la U volvió a acariciar la ilusión del triunfo rehabilitador. Una pelota “llovida” sobre el área nortina no pudo ser despejada nunca por los zagueros de Iquique y la indecisión la aprovechó Benegas para de zurda doblegar el esfuerzo de Naranjo.

Pero la alegría duró poco. Bastó que Iquique ajustara sus contragolpes para que llegara el desastre. Gómez habilitó largo a Bogado y el paraguayo resultó demasiado rápido para Vidal. Corría el minuto 76. Y cuando ya se jugaban los descuentos, y por ser el empate igual un mal resultado, el adelantamiento azul resultó otra vez suicida. Villalobos metió preciso pase profundo para Francisco Castro, quien  no pudo ser alcanzado por los desesperados zagueros azules y el delantero le pegó por bajo para eludir el achique que intentó Herrera. Castro celebró con alegría pero con mesura: había anotado su gol frente a la barra azul y no podía olvidar que, en dos períodos (2010 al 2012, y 2014), había sido un jugador querido y respetado por esa misma hinchada.

El impensado epílogo mostró el contraste habitual en estos casos. Mientras los jugadores y el cuerpo técnico azul tomaban cabizbajos rumbo al vestuario del sector sur, en el sector norte Nelson Acosta y sus ayudantes, Nelson Tapia y Fernando Astengo, multiplicaban las manifestaciones de euforia abrazándose con cada jugador celeste que encontraban a su paso.

Si lo de Universidad de Chile no es crisis, está cerca de serlo. Lo dejó en claro esa reunión a puertas cerradas que el técnico Martín Lasarte sostuvo con sus jugadores antes de afrontar el llamado de los periodistas para la habitual conferencia de prensa. Lo confirmó el que el presidente azul, Carlos Heller, ingresara demudado al vestuario para decirles a los jugadores (esto se supo después), que eran ellos los llamados a sacar esto adelante.

La U, al igual que Colo Colo, y que Palestino si los árabes logran superar la complicada valla que supone Nacional de Montevideo, ven cerca el debut en Copa Libertadores y con el nivel actual no son muchas las ilusiones que pueden forjarse.

Cuatro puntos de quince disputados es una cosecha paupérrima para un cuadro campeón que tiene la obligación, por popularidad e historia, de ir por un nuevo logro. Y ya ha quedado muy lejos. De hecho, en estas cinco fechas ya ha perdido más puntos de todos los que perdió durante la pasada campaña.

Es, claramente, un equipo que perdió por completo el equilibrio. Todo lo que produce en ataque, su defensa lo dilapida generosa y hasta desaprensivamente. Viendo a la U, más que nunca se le encuentra sentido a la genial frase pergeñada por Tim. El técnico brasileño dijo una vez que “el fútbol es una manta corta. Si te tapas los pies, te descubres la cabeza; y si te tapas la cabeza, te descubres los pies”.

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