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¿A qué está jugando Gonzalo Espinoza?

¿A qué está jugando Gonzalo Espinoza?

Aporte en la obtención del título de la U en el Apertura pasado, el mediocampista se ha convertido paulatinamente en una mala copia de sí mismo: juega poco, pega y reclama mucho y termina envuelto en una inaceptable indiferencia. Ante Colo Colo, además, cometió un penal infantil que el juez no advirtió.


Imagino que en algún momento, Gonzalo Espinoza debió sentirse imprescindible para la U, para el fútbol chileno y hasta para todo el planeta y sus alrededores. Después de cumplir un consistente Torneo de Apertura, con la obtención del título incluido, y sobre todo tras ser llamado a la Selección para el amistoso frente a Estados Unidos, el volante sencillamente se borró como aporte al equipo azul. Se fue de paseo o entró en un período sabático del cual nadie se enteró, excepto él.

Lo increíble del caso es que pese a estar “ausente” casi todo el semestre, Espinoza sigue como titular. Entra a la cancha envuelto en esa suficiencia enervante del crack vago y sin compromiso con sus compañeros, sus hinchas y el club que mensualmente le paga sus elevadas remuneraciones y, desde una pequeña parcela que instala en mediocampo, hace como que juega, pero más bien parece que le da lo mismo.

Espinoza consolidó un nombre en el fútbol de acá sobre la base de un excelente golpe de balón (detenido o en movimiento), que permitía a la U obviar la elaboración en el centro de la cancha, pues un pelotazo suyo era capaz de dejar destapado a Ubilla, Canales, Rubio u otro jugador que picara al vacío sin balón (Corujo, por ejemplo).

Sus movimientos obedecían a las coordenadas de un volante mixto, ya sea jugando junto con Guzmán Pereira o con Martínez, aunque la velocidad en el desplazamiento siempre ha sido un lastre en su juego. Para compensar, Espinoza sabe correr la cancha (cuando decide hacerlo) y tiene una excelente ubicación (cuando se mete en el partido).

Sin embargo, dos cosas jamás me agradaron de su fútbol: a) su mala intención. Desde que llegó de Argentina quiso hacerse el cartel de guapo, siempre yendo a los balones divididos con la suela o con el codo un par de milímetros más arriba que su rival; b) su actitud jamás erradicó ese tufillo de jugador-estrella que, sostengo, Espinoza sinceramente piensa que es. Si bien en el semestre pasado fue una pieza fundamental en el cuadro de Martín Lasarte, hubo momentos en que el volante creía que sólo bastaba con pegarle bien a la pelota.

Elogiado hasta decir basta por algunos medios y, obviamente, por sus compañeros de equipo, llegó a ser considerado en algunos círculos como el jugador más valioso del Apertura 2014 (consultado en la oportunidad, mi voto fue para Johnny Herrera). Frente a méritos propios y adjetivos ajenos, Jorge Luis Sampaoli lo convocó para el duelo frente a EE.UU, en Rancagua. A partir de ahí se inició una severa involución en su juego y, lo que es más grave, en su compromiso.

Cuesta entender por qué Martín Lasarte lo ha respaldado de manera casi incondicional. Cómo el estratego uruguayo no ha sido capaz de dar un golpe de timón en esa zona, más allá de cambiar, por momentos, su esquema. Por qué en el Superclásico, pese a su escaso aporte en la generación de fútbol y al trabajo deficitario en la contención (provocó más faltas que recuperaciones de balón), no fue reemplazado.

Y al final, como para reírse de todos, como para sentar un nuevo golpe de autoridad (es decir, “soy Espinoza y hago lo que quiero”), cometió un penal tan infantil que perfectamente pudo liquidar el pleito antes de la falta de Corujo: en un balón dividido con Beausejour al costado del área, y cuando restaban menos de cinco minutos de un partido en el que la U la sacaba barata con el 1-1, Espinoza metió la mano y envió el balón al córner.

Fue un penal gigante, que el juez Gamboa no apreció. Sin embargo, lo que resultó más evidente todavía fue la actitud del volante universitario: su desprecio o indiferencia con el momento de su equipo, revelando, de paso, que esa “viveza” de quinta categoría, tan propia de jugadores poco serios y confiables, también forma parte de su repertorio futbolístico en decadencia…

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