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Todos los hombres de Maduro: expertos denuncian la intrusión cubana en Venezuela MUNDO

Todos los hombres de Maduro: expertos denuncian la intrusión cubana en Venezuela

Evan Ellis, profesor del Instituto de Estudios Estratégicos (SSI) del Army War College, con sede en Carlisle, Pensilvania, considera que hay suficientes evidencias indirectas del influjo cubano en la FANB. “No me consta que el Gobierno estadounidense conozca a fondo el grado de influencia cubana sobre el Estado venezolano, pero estoy seguro de que, si posee esa información, se trata de información confidencial”, esgrime. Si Washington tiene las pruebas que La Habana lo insta a mostrar, ¿por qué no lo hace? “Ese es el dilema clásico de las instancias que denuncian los desmanes cometidos tras bastidores en países donde no rige el Estado de derecho, ni se respetan los derechos humanos, ni existe la libertad de prensa”.


Aunque Estados Unidos no descarta ningún mecanismo para poner fin a la crisis político-institucional de Venezuela y a sus secuelas, una intervención militar luce como la más improbable de sus opciones. En eso han insistido últimamente portavoces de alto rango del Ejecutivo de Donald Trump. Eso reconforta a los venezolanos que consideran indeseable una injerencia armada como la que se vio en Granada (1983) y Panamá (1989-1990) o en Afganistán (2001-2014) e Irak (2003-2011), pero desespera a quienes creen imposible reinstaurar el Estado de derecho en el país caribeño de otra manera; no son pocos los que alegan que una breve acción de rescate sería menos perjudicial que la prolongada intrusión cubana en Venezuela.

Si ese argumento no convence a la opinión pública internacional en este momento no es sólo porque se dude que una incursión estadounidense bastaría para restaurar el orden democrático en Venezuela, sino también porque muchos desconocen el peso y los efectos de la presencia cubana en la nación sudamericana. El pasado 19 de febrero, el propio Bruno Rodríguez, ministro de Exteriores de Cuba, conminó a Estados Unidos y a la Secretaría General de la OEA a presentar evidencias de que La Habana controla desde las sombras tanto a la élite política de Venezuela como a sus Fuerzas Armadas y a sus servicios secretos, desestimando las denuncias hechas por exmiembros de la institución castrense venezolana y por las ONG dedicadas a escrutarla.

“Rodríguez exige pruebas irrebatibles porque Caracas y La Habana las esconden bien. El expresidente de Venezuela Nicolás Maduro y su entorno siguen teniendo el monopolio de la información. Por otro lado, el hecho de que nadie sepa a ciencia cierta cuál es el nivel de inflación en el país desde que Maduro ordenó ocultar esos datos no significa que ese indicador económico no pueda ser estimado por otras vías. Lo mismo aplica para el fenómeno de la injerencia cubana en Venezuela: suficientes uniformados han abandonado la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y descrito el grado de influencia de los militares cubanos en su seno”, explica Ivo Hernández, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de Münster.

Evidencias indirectas

Evan Ellis, profesor del Instituto de Estudios Estratégicos (SSI) del Army War College, con sede en Carlisle, Pensilvania, coincide con Hernández en que hay suficientes evidencias indirectas del influjo cubano en la FANB. “No me consta que el Gobierno estadounidense conozca a fondo el grado de influencia cubana sobre el Estado venezolano, pero estoy seguro de que, si posee esa información, se trata de información confidencial”, esgrime. Si Washington tiene las pruebas que La Habana lo insta a mostrar, ¿por qué no lo hace? “Ese es el dilema clásico de las instancias que denuncian los desmanes cometidos tras bastidores en países donde no rige el Estado de derecho, ni se respetan los derechos humanos, ni existe la libertad de prensa”, comenta Ellis.

“Si presentas pruebas, puedes ganar credibilidad; si cometes una indiscreción, puedes poner en peligro las vidas de tus informantes y tus métodos de investigación. Lo que nadie puede negar es el testimonio de los venezolanos que tienen contacto directo con cubanos en muchos ámbitos de la vida cotidiana: desde los maestros, los entrenadores deportivos, los médicos y otros técnicos hasta militares de la isla. Y no se puede descartar que una porción de ellos esté cooperando con los servicios de inteligencia cubanos”, subraya el profesor del SSI. Analistas difieren cuando se les pide definir el instante en que La Habana consolidó su autoridad en Caracas; no está claro si fue antes o después del golpe contra el difunto Hugo Chávez.

Expansionismo revolucionario

Innegable es, a estas alturas, que Fidel Castro, líder máximo de la Antilla Mayor entre 1959 y 2008, intentó llevar el modelo de revolución cubano a Venezuela en la década de los sesenta. “El plan de Castro sólo pudo consumarse cuando un individuo manipulable llegó al poder. Ese individuo fue Hugo Chávez (1999-2013)”, lamenta Hernández. Según su cuenta, fue hace más de tres lustros cuando Cuba comenzó a exportar a Venezuela los sistemas de control político, social y económico que la isla había importado antes de la Unión Soviética y la República Democrática Alemana. Orlando Avendaño comparte la perspectiva del experto de Münster: en su libro Días de sumisión, el periodista documenta los esfuerzos expansionistas de Castro.

“Mi investigación se concentró en el período comprendido entre 1959 y 1994, el año en que Castro se encontró por primera vez con Hugo Chávez y conquistó su psique”, apunta Avendaño. Con base en 150 fuentes y entrevistas con testigos de excepción –como el exguerrillero Douglas Bravo, líder del Partido de la Revolución Venezolana, fundado en 1966–, Días de sumisión pasa revista a la época en que Cuba patrocinó la actividad guerrillera en Venezuela, adiestró a venezolanos para que se infiltraran en las Fuerzas Armadas con miras a articular un movimiento de insurrección en su seno y cosechó sus primeros éxitos con las conspiraciones golpistas en las que participó Chávez. “El resto es historia”, apunta Avendaño. Historia en desarrollo.

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