CULTURA
El anuncio fue hecho por el Ministerio de las Culturas, que invitó a celebrar «este reconocimiento que honra su destacada trayectoria y vocación formadora». La Unión Nacional de Artistas (UNA) calificó al director teatral como «uno de los exponentes más destacados del teatro contemporáneo de nuestro país, y un aporte invaluable al arte dramático nacional».
El dramaturgo Ramón Griffero (1954) obtuvo este viernes el Premio Nacional de Artes de la Representación y Audiovisuales 2019.
El anuncio fue hecho por el Ministerio de las Culturas, que invitó a celebrar «este reconocimiento que honra su destacada trayectoria y vocación formadora».
El hecho fue elogiado por varias personalidades, como el diputado Amaro Labra, y entidades como el Museo Violeta Parra y la Universidad de Chile, entre otros.
La Unión Nacional de Artistas (UNA) describió al director teatral como «uno de los exponentes más destacados del teatro contemporáneo de nuestro país, y un aporte invaluable al arte dramático nacional».
La actriz y militante Javiera Parada calificó la noticia de «maravillosa y emocionante», al tiempo que caracterizó a Griffero de «irreverente, vanguardista y fundamental… desde el Trolley en los 80′ en la resistencia cultural hasta la dirección del Teatro Nacional de Chile».
Griffero es uno de los más destacados exponentes del teatro chileno contemporáneo. Considerado como una de las figuras emblemáticas del teatro nacional durante la década de los ochenta, sus primeros montajes se asocian a la resistencia cultural y política a la dictadura militar, según la Biblioteca Nacional.
«Desde sus primeros estrenos locales, Ramón Griffero desarrolló una propuesta dramática que renovó los modelos tradicionales del teatro nacional. Sus obras interpelan a la audiencia mediante temas y elementos escénicos que buscan despertar una reflexión sobre la situación actual del país y la sociedad contemporánea», destaca dicho sitio.
Entre sus temáticas figuran los conflictos políticos y la sexualidad, «atormentada, asociada a la marginalidad, la humillación y la violencia».
Griffero regresó a Chile en 1982 después de nueve años de residencia en Europa, con un proyecto creativo de «sensaciones fuertes y quiebres escénicos, en la que la estructura narrativa tradicional se rompe por la introducción de un lenguaje basado en la poesía».
Entre sus obras figuran aquellas montadas junto a la compañía Teatro Fin de Siglo, como Historias de un Galpón Abandonado y Cinema Utoppia, así como Río Abajo y Éxtasis, donde es usual el uso de recursos cinematográficos.
Asimismo, ha incursionado en la narrativa, con la publicación de un conjunto de relatos titulado Soy de la Plaza Italia.
Además tiene un larga trayectoria como docente en diversas universidades, junto a su labor como director artístico del Teatro Nacional Chile.
