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Rentabilidad esperada y riesgo: inseparables PATROCINADO

Rentabilidad esperada y riesgo: inseparables

Es imposible invertir /ahorrar sin ningún riesgo; aunque guardemos el dinero bajo el colchón (caso en el que no generará ninguna rentabilidad) se corre riesgo de algún evento (robo, incendio, inundación, etc.) o que pierda su valor por la inflación, lo que hoy en día sería particularmente dañino por las fuertes presiones en los precios existentes. 


Así como el ahorro y la inversión son dos conceptos que siempre van de la mano e inclusive se entremezclan, es imposible separar la rentabilidad esperada del riesgo que hay que tomar para obtenerla. En el caso de la inversión y el ahorro, los dos son dinero que se guarda para gastar en el futuro en algo determinado para lo que se espera vaya creciendo, o sea generando la rentabilidad que queremos obtener.  El riesgo es cuánto puede variar dicho ahorro/inversión de aquí al momento en que se necesite utilizar, lo que equivale también a la probabilidad que se termine ganando lo esperado.

Es imposible invertir /ahorrar sin ningún riesgo; aunque guardemos el dinero bajo el colchón (caso en el que no generará ninguna rentabilidad) se corre riesgo de algún evento (robo, incendio, inundación, etc.) o que pierda su valor por la inflación, lo que hoy en día sería particularmente dañino por las fuertes presiones en los precios existentes.

Indefectiblemente, (i) para alcanzar mayor rentabilidad hay que asumir más riesgo y (ii) un bajo riesgo generará menor rentabilidad. No hay cómo separarlos. Un depósito a plazo es de las inversiones menos riesgosas, pero no es “cero riesgos”, porque se asume el riesgo de la entidad en la que lo tenemos, un banco, por lo general. ¿Qué puede suceder? Que quiebre y/o por algún momento pierda solvencia, o sea, su capacidad de pagar a los clientes. Este riesgo, en general, es muy bajo, pero también lo será la rentabilidad de nuestra inversión.

Hacia el otro lado de las alternativas de ahorro e inversión están las acciones de empresas (que permiten participar de su propiedad y desempeño financiero). En este caso, el potencial de crecimiento del ahorro es mayor, y también lo es el riesgo. Por ello las acciones se llaman renta variable; uno entra a invertir en ellas comprándolas a un precio determinado y dicho valor fluctúa todos los días, dependiendo de muchísimos factores. Por lo tanto, si bien la rentabilidad esperada es mayor, puede suceder que el día que se rescate la inversión, su valor sea menor al precio al que se compraron. Por eso invertir en este tipo de instrumento requiere ya sea de conocimiento en inversiones o de invertir a través de expertos en fondos especializados.

Entre los depósitos a plazo y las acciones en cuanto a niveles de rentabilidad esperada y riesgo, están los bonos, o renta fija. Éstos son instrumentos que emiten las empresas o gobiernos para obtener un tipo de préstamo a una tasa de interés determinada. Esta tasa será mayor si la empresa o el país emisor son más riesgosos y viceversa, lo que refleja la relación riesgo rentabilidad. Pero, la renta fija, no es fija, ya que estos bonos se pueden comprar y vender en los mercados financieros, lo que hace que además de la tasa de interés que pagan, su precio puede variar. Aunque generalmente dichas fluctuaciones son menores que las de las acciones.

Por ello al tomar sus decisiones de ahorro/inversión, elija los instrumentos o fondos, no sólo fijándose en la rentabilidad que espera, sino en cuánto está usted dispuesto a ver variar su dinero y las probabilidades de que se alcance dicha rentabilidad en el tiempo en que usted necesita.

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