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Pequeños grandes ganadores del vino Opinión

Pequeños grandes ganadores del vino

Andrés Torres Ríos
Por : Andrés Torres Ríos Wine Business Development
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Ya no es ningún misterio y, es que hoy más que nunca, el comercio electrónico ha ocupado la escena en los diversos mercados mundiales. En el contexto de un mundo globalizado, las nuevas tendencias de comercialización de los productos y servicios debe estar presentes donde los usuarios y clientes se hallan cotidianamente: la web, las redes sociales, las plataformas digitales ya son una realidad innegable y, la industria del vino tampoco está exenta de ser parte de esta revolución que se aceleró con la llegada de la pandemia del Covid-19.

Sin embargo, precrisis mundial, no todos apostaban sus cartas al e-commerce, aun cuando muchos tenían sus plataformas oficiales e institucionales instaladas, fueron los pequeños emprendedores quienes tuvieron la necesidad de competir por acceder a nichos y así aprovechar oportunamente el auge de la cuarta revolución industrial-digital.

Del elenco de actores que participan en el mundo del vino, licores y destilados, hay tres pequeños distribuidores nacionales que, en mi opinión, ameritan ser destacados no solo por lo novedoso de los conceptos que abordan en los medios digitales, sino también por la pasión y respeto que le adjudican al vino local e internacional como ningún otro.

Aquí usted podrá atestiguar, con toda seguridad, que los productos que se comercializan han sido seleccionados a conciencia y en función del respeto por la identidad de los productores y técnicas empleadas en los procesos de producción para la elaboración del vino.

Avinemos Organic Wines fue creado hace poco tiempo atrás por Israel Alarcón, quien después de años de trabajar como sommelier y profesional de servicio en reconocidos establecimientos gastronómicos de la capital, decide, a propósito de una larga suspensión laboral, emprender en el mercadeo de vinos chilenos.

El requisito esencial, según él, es que estos vinos tengan identidad local y respeto por las practicas antiguas de vinificación, pero que además estén exentos de intervención de la gran industria, siempre tan nociva de los entornos naturales y sociales. Opta por vinos orgánicos cuya gestión de proceso considera siempre el respeto por el ecosistema, el viñedo y la elaboración del mosto final, descartando todo uso de productos químicos, son principios fundamentales que él rescata.

Sin embargo, va aún más lejos cuando aborda el concepto de la agricultura biodinámica en sus vinos, filosofía que fue fundada por Rudolf Steiner, personaje que evidencia la devastación de los suelos agrícolas europeos del siglo XIX y XX debido al uso desmesurado de productos químicos y, por consecuencia, el debilitamiento sin retorno de los hábitats, ante lo cual concluye que los cultivos son espacios que dependen de su entorno, siempre vinculados con el hombre, la naturaleza e incluso los astros, todos elementos que le permiten el éxito a lo largo del tiempo.

En síntesis, Avinemos enfatiza en vinos orgánicos, naturales y ancestrales, biodinámicos y de bajo impacto, conscientes con el medio ambiente y las comunidades, a quienes visita personalmente para conocer a cabalidad el concepto de terroir (triada del lugar, la parra o viñedo y el hombre) y “vivir la experiencia completa”, es lo que refleja en el portafolio que ofrece y publica periódicamente.

Nicole Soloudre es, sin duda alguna, una mujer especial. Esta ingeniera agroindustrial con posgrado de la Universidad de Montpellier lleva más de dos décadas ligada a la industria del vino.

A comienzos de los 90 trabajó en ventas y exportaciones de viñas locales, así como asesorías en el rubro de alimentos y bebidas del canal Horeca (hoteles, restaurantes y cafeterías), entre otras actividades. Luego de cierto tiempo, toma la decisión de cumplir su sueño de siempre, cual fuera fundar junto a otro socio Atelier Wines.

El “concepto de taller”, según relata, hace que sea especialmente minuciosa en la selección del panel de vinos, espumantes, licores y destilados locales y extranjeros, degustando todo personalmente antes de incorporarlo a su oferta. No se casa con ninguna viña en particular, sino que va seleccionando lo mejor de cada una.

Luego de este primer filtro, hace una nota específica sobre el producto a modo informativo, de tal manera de traspasar los conceptos a su nicho, es decir, entrega herramientas formativas para una compra en conciencia, algo que probablemente es una verdadera rareza en el rubro.

Nicole se hace parte del proceso completo puesto a que entra en contacto directo con el cliente y lo educa, siempre orientando la venta de forma genuina. ¿Deseas comprar y consumir sabiendo? O, ¿simplemente ir a la segura? Entonces, ¡has encontrado lo tuyo!

Edwards Fine Wines nace en 2013 de la mano de Diego Edwards y su padre Eduardo. En 2007 Diego comienza su vida laboral vinculado, nuevamente, en el mundo de los negocios internacionales y exportaciones de vino local con fuerte presencia en el mercado asiático, lugar donde descubre los vinos del orbe.

Según comenta, luego de haber tenido una cercana experiencia con las etiquetas que, desde siempre, no se veían en Chile y que solo se admiraban en textos formativos, revistas y diarios, decide fundar este emprendimiento dedicado exclusivamente a traer vinos del mundo. Hoy goza de un nutrido y respetado portafolio de vinos europeos, algunos pocos norteamericanos, argentinos y chilenos, escogidos de productores de calidad fenomenal que elaboran partidas limitadas en el tiempo.

Cuenta que, como importador no hay otro intermediario más que él, entre el vino elaborado por el productor a quien accede directamente y, el consumidor final. Nunca te vas a encontrar con la misma versión o añada de un vino porque la idea es ofrecer a los consumidores un abanico especial, único y distintivo en cuanto a las denominaciones de origen del viejo mundo más célebres se refiere.

Además, el negocio creció de tal forma que hoy su cartera de clientes es bastante amplia, abarcando desde neófitos hasta entendidos en la materia sedientos por explorar nuevas sensaciones fuera de las fronteras de nuestro país, así como centros de formación, universidades, escuelas e institutos especializados en los aspectos técnicos del vino.

Cabe destacar que el negocio continúa creciendo y pronto incorporará vinos de Oceanía y otros rincones; iniciativa de nicho cuya energía tiene por objetivo conocer y refinar el paladar con vinos provenientes de históricas potencias productoras de vinos finos.

Como se observa, estos tres exitosos y vanguardistas emprendimientos son solo una muestra de la transformación de la oferta local en el rubro de las bebidas.

Ojo, no son los únicos exponentes, hay otros que también vale la pena revelar, sobre todo en un mercado dominado por las grandes corporaciones, éstos pequeños grandes ganadores se toman se toman la escena local con nuevos conceptos que hay que apoyar porque gozan de algo que otros carecen, cual es la coherencia entre la identidad de los productos que se fabrican con esfuerzo, perseverancia y calidad como consecuencia directa de la gestión de “personas de carne y hueso” que, hacen una declaración de principios referentes al amor, la justicia y la enseñanza para con los clientes.

Así el público lo ha hecho saber, ya que acontecida la crisis del último tiempo, la dura realidad nos fuerza a reflexionar sobre los tradicionales canales de consumo masivo, vale decir, decidir sobre gustos y preferencias, en qué estamos gastando nuestros recursos, a qué le damos prioridad y cuáles son los efectos –positivos y negativos– del insensato acto de “comprar por comprar” en esta la sociedad del consumo.

Este aspecto en ciertas ocasiones colisiona con el camino natural y lógico de la vida y, se antepone por sobre lo simple de la existencia humana, lo ancestral, el producto cuidado y consecuente, la realidad inminente de las comunidades, la educación (y la falta de ella), las economías de escala, la ley y, en última instancia, como señalara el escritor y poeta neoyorquino, padre de la prosa libre, moderna y rupturista de la época, Walt Whitman, “la simplicidad es la gloria de la expresión”, como queriendo adjudicar legitimidad sobre lo genuino de la vida.

Todas sensaciones comunes que se experimentan en los vinos y espirituosos de estos tres pequeños grandes vencedores del vino chileno y el mundo.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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