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Miel y apicultura: creando productos de calidad a partir de un manejo sostenible Gastronomía

Miel y apicultura: creando productos de calidad a partir de un manejo sostenible

El 20 de mayo se celebra el Día Mundial de las Abejas, para crear conciencia sobre la importancia de los polinizadores, las amenazas a las que se enfrentan y el beneficio para la Tierra. Apicultores de la Región del Biobío son los pioneros de la producción de miel con origen en bosques gestionados de manera sostenible, cumpliendo además con requisitos de cadena de custodia establecidos por el sello chileno con alcance internacional PEFC. Este es el resultado de un proyecto que impulsa el valor agregado de los productos forestales no madereros.


Libre de químicos, elaborada en bosques certificados en armonía con el medioambiente y con responsabilidad social, son algunos de los requisitos que deben cumplir los productores nacionales de miel si quieren que sus productos sean certificados por el sistema chileno de certificación forestal PEFC Chile.

Con este paso, es la primera vez que un producto forestal no maderero (PFNM) se somete a un proceso que certifica su cadena de custodia, su origen y su producción sostenible en nuestro país.

La certificación de la miel es el resultado de un proyecto en el que también participan las empresas Forestal Arauco S.A. y Forestal Mininco SpA., quienes facilitan el acceso a predios forestales certificados a un grupo de apicultores de la Región del Biobío para que, en el marco del proyecto, puedan instalar sus apiarios y producir miel.

Esto con el propósito de que las abejas se alimenten del polen de las flores del bosque nativo y plantaciones de eucalipto de estos predios, los que cuentan con certificado PEFC Chile de gestión forestal sostenible.

La cadena de custodia es la etapa posterior a la certificación de los bosques, lo que asegura que los productos madereros y no-madereros que se obtienen en ellos provienen de actividades legales y sostenibles, cumpliendo también con estrictos requisitos de producción del sello de certificación. La obtención de este sello avala el compromiso de las empresas, y en este caso, el compromiso de los apicultores con el medio ambiente, potenciando y dando visibilidad a sus prácticas de sostenibilidad corporativa.

“El principal beneficio de esta certificación es el acceso a terrenos que no teníamos antes y que nos ha permitido ordenar los procedimientos internos de producción. Dado que tenemos que pasar por auditorías que nos evalúa. Luego, mantener el registro de trazabilidad ordenado y al día, es clave y eso ha sido súper bueno para nosotros “, comenta Marcelo Rodríguez, uno de los apicultores que es parte del proyecto.

Su opinión es apoyada por Jonny Márquez, apicultor que destaca que “el valor agregado de esta miel es que cuenta con el certificado de una organización seria que asegura el origen natural de esta miel.”

Al hablar de las características del producto, Lorenzo Flores, también apicultor, nos comenta que “esta es una miel rica, de olor más intenso y menos densa, que proviene de bosque nativo y de flores de eucalipto. Es una miel que no había probado antes, que sorprende por el sabor y que ha gustado mucho entre los que la hemos probado”.   

El análisis botánico de la miel estuvo a cargo del Instituto Forestal (Infor), quien derivó el estudio a la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal de la Pontificia Universidad Católica de Chile, que, en el caso de Marcelo Rodríguez, por ejemplo, explicitó que la miel es 30% de flor de eucalipto. Los porcentajes varían para todos los apicultores y esto se debe a la posición de sus apiarios con relación al bosque. 

Experiencia colaborativa de desarrollo local sostenible

Este es el fruto de un intenso trabajo que se aplica en Chile luego de una implementación similar en Uruguay. “Para los apicultores, la certificación de sus mieles representa un próspero camino de desarrollo sostenible que esperamos se mantenga en el tiempo”, comenta André Laroze, secretario ejecutivo de PEFC Chile.

Y precisamente el impacto nacional es valorado por Patricio Rojas, investigador de la línea de conservación y mejoramiento genético de INFOR quien asegura que “la certificación PEFC Chile es un hito para la apicultura nacional, por cuanto es la primera certificación de un PFNM que garantiza la trazabilidad de las mieles para su comercialización en los mercados nacionales e internacionales, mejorando su calidad y la cantidad de las mieles producidas”.

Desde la mirada social, la clave del éxito está en “el compromiso de los apicultores con el proceso sostenible en la producción de miel y el trabajo colaborativo, lo que se traduce en que la miel es el primer PFNM certificado en sustentabilidad en Chile” comenta Rodrigo Vidal, secretario técnico de PEFC Chile, quien participó en el desarrollo de la iniciativa uruguaya e implementó el proyecto en Chile.

El ejecutivo agrega que “además de ser exquisita, estamos garantizando una miel pura, sin ningún tipo de adulteración”.

Si bien es un sello que en Chile es voluntario, tenerlo demuestra que la empresa está preocupada por el cuidado del medio ambiente; y sin embargo, la certificación PEFC sí es un requisito obligatorio en países que son compradores de la madera chilena, sobre todo en Europa, Estados Unidos y algunos países de Asía, donde el sello es requisito para la importación y comercialización de productos forestales.

Por su parte, el subgerente de asuntos públicos de CMPC Bosques, Ignacio Lira, destacó que “abrir nuestros espacios permite compartir valor con nuestros vecinos apicultores, quienes tienen sus colmenas al interior de bosques certificados de la compañía. Esta iniciativa de certificación de miel es un gran paso para los apicultores que participaron en el proyecto, y un ejemplo de cómo al compartir espacio aparecen nuevas oportunidades.”

Apicultura en Santa Bárbara

Yessica Catalán Soto, dueña del emprendimiento “Abejas sin fronteras” en Santa Bárbara, sabe lo importante que son las abejas para la sostenibilidad ambiental, ya que permiten la reproducción de muchas plantas, incluidos los cultivos para la alimentación. De hecho, se estima que al menos un 75% de los alimentos cultivables depende de los polinizadores.

Sin embargo, el efecto de fertilizantes, pesticidas y la introducción de especies invasoras, ha reducido la población de abejas en Chile en más de un 50%.

Su padre era apicultor, al igual que su abuelo y gran parte de su familia. “Desde pequeña siempre lo acompañé en el trabajo con las abejas, y me gustó mucho. Ya en el año 2018 tuve la oportunidad de viajar a Nueva Zelanda a trabajar como apicultora y a mi regreso supe que me quería dedicar a la apicultura ciento por ciento”, explica la emprendedora.

Según cuenta, su pasión nace de la gran admiración por el trabajo que realizan las abejas. Por eso, uno de los mayores desafíos para Yessica, y cualquier apicultor, es tratarlas con el máximo respeto para que no se sientan invadidas.

“Hay que cuidarlas ya que son indispensables para nuestra vida. En primavera y verano ellas vuelan por todas partes recolectando néctar y polen, muchas veces también las encontramos en las piscinas buscando un poco de agua. Es natural ese comportamiento, no las debemos molestar ni mucho menos matar, porque no son agresivas si uno no las molesta”, añade.

Trabajando como apicultora en Nueva Zelanda, Catalán conoció a su pareja, de nacionalidad argentina, quien además se convirtió en su socio para formar su emprendimiento, instalándose en la localidad de Santa Bárbara, conocida por ser la capital nacional de la miel. Desde allí, los apicultores empezaron a producir su propia miel cruda sin filtrar, 100% natural. El siguiente paso fue buscar apoyo en la comercialización, tarea en que recibieron el soporte de la incubadora y escaladora de negocios locales, el Centro de Emprendimiento Colbún (CEC).

“Estamos contribuyendo permanentemente a aumentar el número de emprendedores nuevos que están surgiendo y, además, buscando productos que podamos comercializar en nuestro e-commerce Gentedulce.cl.”, explica Rodrigo Rivera, coordinador del programas.

Para la emprendedora, el oficio de apicultor, pese a ser arduo, resulta gratificante al conocer el impacto que tiene en las economías locales, la mesa de las personas y el cuidado medioambiental.  Respecto de la apicultura comenta: “Lo primero es situar las colmenas en lugares estratégicos, ojalá situadas cerca de fuentes de agua, en un lugar donde no haya mucho viento que las pueda echar abajo. La clave para acercarse a ellas es estar muy tranquila, de lo contrario, ellas sienten la adrenalina y pueden actuar a la defensiva como respuesta”, finaliza.

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