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Jorge Selaive dice que el Banco Central se podría estar precipitando

Jorge Selaive dice que el Banco Central se podría estar precipitando

Iván Weissman S
Por : Iván Weissman S Editor El Mostrador Semanal
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Ayer el mercado supo que el consejo contempló bajar las tasas en la última reunión. El Jefe de Estudios del BBVA dice que la medida podría ser contraproducente.


El Banco Central sigue mandando señales al mercado de que se viene un recorte de tasas y los operadores le creen: ya están apostando a un recorte de la TPM de medio punto. Ayer los «swaps» a dos años se transaban en 4,57 %.

Este lunes se supo que en la última reunión de política monetaria el Banco Central evaluó reducir la TPM en 25 puntos. Ya lo venía advirtiendo Vergara en las últimas semanas, pero las minutas del BC lo confirmaron e hicieron que el mercado prestara atención.

El presidente del banco, Rodrigo Vergara, y sus colegas del Consejo consideraron «como opciones relevantes» mantener o reducir la tasa de interés, aunque finalmente decidieron mantenerla en 5 %.

La noticia mandó al peso en picada, cerrando la sesión a su nivel más bajo en un año. Durante la jornada llegó a tocar los $ 505 frente al dólar antes de cerrar en $ 502. Fue la primera vez que se discute un recorte de tasas desde que el banco hizo una rebaja de medio punto en enero de 2012.

El gobierno le dio tiraje a la opción a través del ministro de Hacienda, Felipe Larráin. El secretario de Estado aseguró que «hoy día la baja de tasas es una opción».

Pero Jorge Selaive —un economista al que le gusta a veces remar contra la corriente— no está tan seguro y cree que el Banco Central se podría estar precipitando.

El economista jefe del BBVA dice que «bajar la tasa de política monetaria dentro de los próximos meses se ha transformado en el escenario base del consenso, y así está plasmado en el precio de activos».

Para Patricio Aliaga, jefe de la mesa de tesorería de Scotiabank en Chile, las actas de la reunión le hacen pensar que el banco recortará las tasas en julio o agosto de este año.

Tan así es el consenso que, de acuerdo a Bloomberg, inversionistas extranjeros han aumentado sus apuestas en contra del peso en alrededor de US$ 5.000 millones desde fines de abril, una señal clara que están anticipando una TPM más baja.

Pero Selaive observa que no vale la pena repetir el error que, según él, cometió el Banco en enero 2012, la última vez que rebajó la tasa de política monetaria, «hasta no ver efectiva desaceleración del consumo. De lo contrario, lo mejor es mantener la tasa, y entregar al mercado una señal de neutralidad sin compromisos que luego no puedan cumplirse, o que lleven a volatilidad innecesaria en el manejo y estrategia de la política monetaria.. quizás ya tenemos suficiente con la incertidumbre proveniente del manejo de política monetaria en el mundo desarrollado como para adicionar nuestra cuota».

En las actas, los consejeros del banco destacaron que las señales de desaceleración eran más marcadas en los indicadores de inversión, los que de acuerdo con un consejero, eran siempre más sensibles al ciclo.

En su análisis, el economista afirma que tanto el Banco Central como Hacienda y el mercado pueden estar equivocados en su análisis de las razones del enfriamiento de la economía. «No se tiene claridad de la razón detrás de esta desaceleración, y ciertamente puede existir un componente de incertidumbre proveniente desde el ámbito de políticas pro-inversión de las diversas candidaturas y/o de un agotamiento de la productividad relativa de la inversión en Chile versus en el extranjero», y advierte que «si cualquiera de esos fuese el caso, dudo que bajas de la tasa de política como las plasmadas hoy en las visiones de mercado calmen los espíritus animales del empresariado que ha migrado a invertir en el extranjero o ha guardado su liquidez para tiempos más difíciles. No es descartable que los elementos que propicien un aumento en la inversión estén muy lejos de estímulos monetarios».

Otro de los argumentos de Selaive en contra de cortar las tasas es que el consumo seguirá dinámico hasta «que haya verdadera destrucción de empleo y bajas de salarios reales», por lo que según él no es aconsejable «entregarle combustible superior al que entregará la banca durante el segundo semestre con campañas de colocación que licuarán su abundante liquidez».

Tampoco cree que un estimulo monetario sea necesario para ayudar a los exportadores y quitar presión al peso. «Bajar la TPM podría ayudar al tipo de cambio algo más de lo que ya hemos visto, pero bien sabemos que la mayor parte de la variación de la paridad se debe a factores externos, con elementos locales jugando un rol bastante secundario. Entonces, hacer política monetaria con simples objetivos cambiarios secundarios puede ser muy complejo. Más aún, bajar la TPM cuando el peso está con presión depreciativa es comprar incrementos en la inflación futura, y no poca».

Otro de sus argumentos en contra de un recorte de tasas es la amenaza que representa el déficit de cuenta corriente. «Cuidado con ampliar el déficit de cuenta corriente, al estimular consumo, hasta niveles que coloquen en jaque los favorables costos de financiamiento externo surgiendo cuestionamientos a su sostenibilidad».

Finalmente, dice que dado el fuerte gasto fiscal —tanto el presupuestario (+7% a/a) y la inversión pública (+1% a/a) crecen de manera robusta— «por ahora no son muy compatibles con estímulos monetarios superiores a los actuales».

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