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La ofensiva de la banca contra la Tasa Máxima Convencional hasta ahora resulta exagerada

Héctor Cárcamo
Por : Héctor Cárcamo Periodista El Mostrador Mercados
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En diciembre de 2013, el Gobierno de Piñera logró que se aprobara la ley que redujo el interés a cobrar en los créditos. La banca advirtió respecto de un millón de personas abandonadas al crédito informal. A un año y medio de aprobarse, la realidad es que los números no acompañan a las críticas de la industria. La rentabilidad de la banca no ha sufrido y los grandes retailers ajustaron su negocio.


Una de las políticas más polémicas del Gobierno de Sebastián Piñera fue la aprobación del proyecto de ley que redujo fuertemente la Tasa Máxima Convencional (TMC). En diciembre de 2013, entró en funcionamiento la ley que rápidamente provocó, en conjunto con el efecto de la disminución de la Tasa de Política Monetaria (TPM), una reducción a niveles cercanos a 38% en el tope de interés que puede cobrar una institución financiera por prestar dinero.

La medida fue duramente cuestionada por bancos y el retail, los principales proveedores de préstamos formales del país. Apostaron a que casi un millón de personas saldrían del crédito formal. La autoridad reconoció el riesgo y en la tramitación de la ley se añadió una cláusula para que se suspenda la rebaja de la TMC en caso de que hubiera una disminución importante en las colocaciones de la banca, cosa que hasta ahora no ha ocurrido y difícilmente acaecerá.

Transcurridos casi 18 meses, las cifras indican que al menos 100 mil personas efectivamente salieron del sistema financiero, de acuerdo con el informe elaborado por la Sbif, con cifras a diciembre de 2014 y considerando sólo datos de la banca.

Según las cifras de la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras (Abif), el número ya supera las 160 mil personas que estarían cayendo al mercado informal del préstamo.

En septiembre próximo, concluirá el proceso de rebaja de la TMC iniciado a fines de 2013 y, a esa fecha, esta tasa se ubicará en un rango de 35% a 38%, según los distintos segmentos de créditos que van de UF 0 a 50 ($ 1,1 millón), hasta UF 200 (4,4 millones) y sobre ese nivel.

Después, las tasas fluirán sin el efecto de la ley, aunque el tope impuesto con la iniciativa seguirá conteniendo eventuales alzas en el futuro, que impedirían que supere el 40%.

Más allá del impacto hasta ahora limitado en la desbancarización de clientes, las empresas proveedoras de créditos no han visto severos impactos en sus negocios. La autoridad preparará un nuevo informe analizando todo el mercado en 2016 y comenzará a evaluarse si deben ser discutidos eventuales cambios.

Los responsables de la ley de baja de la TMC la defienden y advierten que peor hubiese sido si se aprobaba la iniciativa del senador Eugenio Tuma, que buscaba una reducción aun mayor.

Los números

Desde julio de 2014, seis meses después que comenzó a operar la ley TMC, la banca ha ido publicando informes sobre el impacto de la misma. En ese momento, estimaban en 40 mil los deudores que dejaron el sistema, aunque con causales adicionales a la TMC, como la eliminación por parte de la Sbif de normas relativas al consentimiento explícito en contratos de proveedores de crédito con sus clientes e incluyendo, también, que en ese momento recién se enviaba al Congreso un proyecto para potenciar la institucionalidad del Sernac.

En dicho informe se advertía, asimismo, que había contracción en el número de nuevos deudores de la banca, estudio realizado mediante encuestas a bancos que representaban el 70% de los créditos de consumo del sector. Junto con ello, la Abif advertía que desde 2013 que venía ya la contracción en tales cifras y que, en particular entre abril de 2013 y el mismo mes de 2014, había bajado un 22% el número de deudores en el segmento de hasta UF 50.

De acuerdo a las estimaciones del gremio de la banca en ese momento, un 21% de los flujos de deudores de hasta UF 200 resistía a esas alturas un cobro superior al nivel de TMC que se esperaba alcanzar con la ley de Piñera.

Según las proyecciones originales del Gobierno anterior, la TMC debería llegar a 36,5% en el tramo de hasta UF 50 y de 29,5% entre UF 50 y UF 200.

En otro informe de octubre de 2014, la cifra de menores deudores se elevó a 80 mil, mientras que por contrapartida los deudores superiores a UF 200 subían casi en 50 mil.

En enero de 2015, la Abif hizo una nueva evaluación. Advirtió que los deudores de créditos de consumo en la banca habían caído en 109 mil, según cifras a octubre de 2014, siendo 89 mil de ellos pertenecientes al segmento de hasta UF 50. Al mismo tiempo, la Abif detectaba un alza de 10% en el flujo de deudores sobre UF 200, advirtiendo que esto se había visto artificialmente amplificado por el fuerte aumento de operaciones de un banco, el que al ser descontado reducía a 3% el alza.

El 8 de junio pasado, la Abif emitió su último informe y en él se señala que el número de deudores bancarios bajó en 162.500 personas entre marzo de 2014 (93% de tramo de hasta UF 50) y el mismo mes de este año, en tanto los de sobre UF 200 subían en 42 mil.

La banca asoció estas cifras con un impacto en la calidad de las personas. “Las potenciales implicancias de este menor acceso al crédito son una reducción del bienestar de los hogares, debido a su menor capacidad de suavizar fluctuaciones temporales de ingreso y, eventualmente, tener la necesidad de recurrir a créditos no regulados, los que podrían estar afectos a condiciones crediticias más onerosas, donde las tasas de interés podrían resultar sustancialmente más altas que aquellas establecidas por la TMC”, recalcó en su informe.

El temor de la Abif es que los clientes sin acceso a crédito formal terminen buscando préstamos informales. Sin embargo, no existen cifras oficiales, a excepción de la encuesta financiera de hogares del Banco Central (2011-2012), que indicaba que el 10% de los hogares tenía algún tiempo de crédito informal.

La Superintendencia de Bancos, en tanto, emitió el 31 de marzo pasado su primer informe de evaluación de los efectos de la rebaja en la TMC. En él confirma que, en principio, habrían salido 109 mil deudores de sistema bancario, con cifras a diciembre de 2014.

Sin embargo, durante el próximo año elaborarán un informe más profundo, donde incluirán a otros proveedores de crédito para ampliar la muestra.

La Sbif y el Gobierno anterior

El titular de la Sbif, Eric Parrado, advierte que es muy temprano para hacer evaluaciones definitivas. Sin embargo, pone de relieve la dura advertencia que hiciera la banca cuando se discutía el proyecto de TMC entre 2012 y 2013.

“Lo que hemos revisado, en el contexto del primer informe sobre TMC, es que el problema en términos de desbancarización como máximo incorporaría a 100 mil personas con concentración de tres cuartos (75 mil) en créditos bajos de hasta UF 20 y, por ende, uno podría decir que el problema hasta diciembre de 2014 y, en particular, bancario, máximo sería de 100 mil, lo cual contrasta con las estimaciones iniciales cuando se discutió este proyecto de ley y, por tanto, necesitamos que la aplicación de la rebaja en la TMC se complete este año para poder tratar de sacar conclusiones más firmes en cuanto al impacto en el número de personas que no tiene acceso crediticio”, señala.

En efecto, el 20 de diciembre de 2013, una semana después que comenzó a operar la ley de baja en la TMC, el presidente de la Abif de ese momento, Jorge Awad, proyectaba un potencial impacto de 890 mil clientes de consumo menos.

Según el informe de la Sbif, el promedio de tasas se ha visto influido a la baja por la nueva TMC. Así, para créditos de hasta UF 50 ha bajado en promedio 8,8 puntos porcentuales, mientras que para el rango de UF 50 a UF 200 ha caído 4,2 puntos.

Parrado destaca que no sólo en créditos de consumo se ha notado la baja. Dos productos de alto consumo en la banca son la línea y la tarjeta de crédito. Durante 2014, señala el informe, el promedio de interés que en ambos productos cobra cayó 7 y 10 puntos porcentuales, respectivamente.

Además, la Sbif recalcó que no hay impacto en el monto total de operaciones de la banca, producto de la baja de la TMC. De hecho, indicó que hubo un alza de 21% anual en las operaciones de crédito en pesos de 90 días o sobre hasta UF 200 de consumo y comercial.

No obstante, la autoridad reconoce en su informe que, al segmentar, se pueden detectar eventuales impactos de la menor Tasa Máxima.

En todo caso, la Sbif deja en claro que el análisis catastrófico de la banca sobre esto no considera otros elementos claves para comprender la evolución del crédito en el sector, en particular para clientes de menores ingresos. “Si bien la evidencia preliminar indica que las modificaciones legales no habrían afectado desfavorablemente la evolución de algunos productos de consumo, los análisis también advierten sobre la dificultad de aislar el efecto de la aplicación de la ley de TMC de otros factores, como las condiciones macroeconómicas, otros cambios normativos y ajustes comerciales propios de la industria”, afirma.

En efecto, fuentes cercanas al Gobierno advierten que la desaceleración de la economía también puede haber influido en que clientes que normalmente piden crédito en los segmentos pequeños puedan estar disminuyendo su exposición a deuda.

A ello agregan que los bancos vienen haciendo sus políticas de créditos más restrictivas desde uno o dos años antes de que se implementara la ley de reducción de la TMC. La propia banca, según confirman fuentes cercanas, reconoce este cambio en las políticas comerciales.

La TMC comenzó a operar en diciembre de 2013, aunque su discusión tardó casi dos años, pues el Gobierno venía anunciando la medida desde julio de 2011. Por eso la Abif extiende el periodo de análisis hasta lo ocurrido en junio de 2012.

El origen de la baja: Gobierno de Piñera responde

La rebaja de la TMC la impulsó el Gobierno de Sebastián Piñera, en una iniciativa que fue liderada por el ministro de Hacienda de la época, Felipe Larraín, y el entonces titular de Economía, Pablo Longueira.

Según explica el ex coordinador macroeconómico de Hacienda, Salvador Valdés, la ley moderó la tasa de interés cobrada en créditos de consumo al mundo popular (menores de $ 5 millones o 200 UF). “Los efectos de esta ley son múltiples y contrapuestos: menos adultos en Dicom, un número de créditos pequeños algo menor, y una tasa de interés mucho menor para quienes continúan accediendo al crédito de bancos y casas comerciales”, explica.

Sin embargo, advierte que, como el Poder Ejecutivo no tiene la exclusividad de la iniciativa de ley referida a tasas de interés máximas, el escenario de cambios legislativos en este tema pudo ser aún más drástico de lo que parece. Y esto por la iniciativa que lideró el senador Eugenio Tuma, quien planteó en 2011 una reducción de la TMC que la habría reducido en la actualidad a 9%, es decir, tres o cuatro veces menos que al nivel que está alcanzando, algo que –según Valdés– “hubiera desbancarizado a millones de personas del mundo popular”.

“Como esa cifra no cubre ni un tercio de los costos de administrar créditos de consumo pequeños, esa ley de la Nueva Mayoría (Concertación en ese momento) habría detenido todos los créditos pequeños. La Nueva Mayoría amenazó en 2011 con aprobar ese pésimo proyecto, como demuestran los registros de la época, y tenía la mayoría para cumplir su amenaza”, sostuvo Valdés, añadiendo que la mediación del Gobierno de Piñera “logró evitar este gran daño que la Nueva Mayoría quiso infligir a los sectores populares, y logró beneficios mayores casi sin costos”.

Valdés agrega un elemento adicional al debate, vinculándolo al caso SQM. “ Simultáneamente, los parlamentarios de la Nueva Mayoría se negaron a aprobar el proyecto que regula el tratamiento de la información sobre obligaciones de carácter financiero o crediticio, más conocido como de deuda consolidada, que permitiría bajar las tasas de interés cobradas a los deudores cumplidores del mundo popular y no a los incumplidores. Quizá se pueda aclararse esta insólita inflexibilidad de los parlamentarios de la Nueva Mayoría ahora, con las declaraciones del señor Martelli», afirma.

El efecto Cascada

Desde el retail, la percepción del impacto coincide. Fuentes del sector advierten que parte de los clientes que deja la banca llegan al comercio detallista. En promedio, hasta hace algunos años un banco no recibía personas con menos de 400 mil pesos de ingresos. Dicho piso ya superó largamente esa cifra y se ha transformado en el mínimo que exige el retail desde hace ya un año.

Así, los grandes retailers, como Falabella, Ripley y Cencosud, han ido ajustando sus carteras de crédito, abandonando segmentos más riesgosos. La consecuencia de ello ha sido positiva para esa industria en solvencia y riesgo, pero les traspasó el problema a los retailers pequeños, como Tricot, Hites, ABC-Din, Tricot o comercio de regiones, que son justamente los que reciben a clientes de menores a ingresos que ya no son atractivos para las grandes casas comerciales.

Junto con ello, algunas carteras de créditos, como Ripley, pasaron a manos del banco del mismo grupo y Cencosud está haciendo algo similar con su cartera de créditos cedida a Scotiabank. Sólo Falabella mantiene su negocio financiero al interior de la multitienda.

“Ha habido un efecto cascada, porque los que más han sufrido con la rebaja de la TMC, son los retailers más pequeños expuestos a los segmentos C 3, D y E. Los clientes que abandona la banca, los van sumando los grandes retailers, pero finalmente los clientes que abandona el sistema como un todo son los que, aguas abajo, se les van cerrando puertas con emisores más pequeños. No hay duda que los grandes emisores no bancarios ofrecen condiciones más ventajosas para clientes. La pregunta del millón es por qué los clientes de emisores más pequeños siguen con ellos y no en emisores más grandes y la razón es porque los grandes retailers están concentrándose más en segmentos medios hacia arriba y van abandonando segmentos de menos recursos y a ellos les queda como opción el retail más chico, por lo que si a estos se les ajustan en demasía las condiciones de TMC, tienden obviamente a dejar ir a ciertos sectores de la población”, explica Claudio Ortiz, gerente general del Comité Retail Financiero, que representa a las grandes multitiendas.

Sin magulladuras

En este contexto, las entidades crediticias no han visto un impacto dramático en sus estados financieros.

CMR Falabella, por ejemplo, vio una caída marginal en el número de tarjetas con saldo a marzo de 2015, pero con un alza de 7% en el número de operaciones y un incremento de 11,4% en el monto de las operaciones de crédito. Todo esto, pese a que sostenidamente en los últimos tres años ha ido bajando el porcentaje de ventas con CMR en sus distintos negocios (Falabella, Sodimac y Tottus).

Al mismo tiempo, su índice de riesgo (porcentaje de provisiones sobre cartera total) cayó de 4,6% a diciembre de 2012 a 3,7% a marzo de 2015, aunque este último subió respecto del 3,5% de diciembre de 2014.

Un situación similar, en cuanto al acotado impacto de la rebaja de la TMC, muestra un retail más pequeño como Hites. A marzo de 2015, su tasa de riesgo llegó a 12,7%, inferior al 13,3% de marzo de 2014 y al 14,3% de marzo de 2013, aunque superior al 12,2% de marzo de 2012.

Su negocio financiero, además, se elevó 3,7 puntos porcentuales el margen en un año y alcanzó un peak de 62,1% de los ingresos. Todo esto, pese a que el número de clientes activos cayó 7,8% (40 mil) en el mismo período, lo cual en todo caso no impidió que su cartera de crédito subiera 7,5%.

Los números gruesos de las tarjetas de crédito en la banca y el retail tampoco acusan un golpe de la TMC. En la banca, a marzo de 2015, había 3,6 millones de plásticos con operaciones, más de 330 mil que un año atrás, mientras que el número y monto de las operaciones subían 17% en el mismo período. Eso sí, la mayor parte –no toda– de dicha alza está dada por el crecimiento inorgánico de un banco.

En el retail, las tarjetas bancarias vigentes cayeron desde 1,26 millón a 1,1 millón en el mismo lapso, pero las tarjetas con operaciones subieron poco más de 15 mil. Con todo, el número de operaciones se disparó de 12 millones a 18 millones y el monto total de operaciones llegó a $ 509 mil millones desde 407 mil millones un año atrás.

En medio de este debate, también están pendientes disputas en tribunales entre el sector financiero y el Sernac.

Así, en estos días, Banco de Chile y la entidad que dirige Ernesto Muñoz asisten a la etapa probatoria por la demanda colectiva que Sernac presentó en febrero de 2014, donde denuncia, entre otras presuntas ilegalidades, que el banco de Andrónico Luksic transgrede la TMC cobrando comisiones (adicionales a las tasas de interés) sin contraprestación de por medio. En 2013, además, el Sernac demandó a Hites, Corona y Dijon por cobros de comisiones ilegales.

Estas disputas serán claves para la industria y los clientes, porque definirán los límites que tendrán las instituciones financieras para realizar cobros que hasta hoy –según el Sernac– le permiten a la empresa vulnerar la TMC.

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