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¿Y la austeridad en el Presupuesto? Columna de opinión

¿Y la austeridad en el Presupuesto?

Es el año para ser austeros en general, no con matices, pues se pierde el centro de la discusión y no encontramos respuesta en el Presupuesto sobre lo que viene.


A veinte días de haberse presentado la Ley de Presupuestos y encontrándose esta en plena discusión, podemos desmenuzar ideas que nos hacen ya no solo dudar sino que responder claramente que el foco de austeridad que pretendía tener este Presupuesto, dista mucho de la realidad.

El problema se da en que la austeridad se ha visto en la disminución de la inversión, pero no en el gasto corriente ni burocrático, donde vemos que los servicios incrementan personal, bienes y servicios de consumo y otros gastos en sistemas informáticos. Si bien estos dos últimos a nivel general no muestran un alza notoria, analizando los distintos programas sí es preocupante, por cuanto no es el año para renovaciones en estos ítems, menos cuando vemos caídas en temas relevantes.

Se nos dijo que uno de los Ejes de este presupuesto era Seguridad, pero no hay nada nuevo; claro, existe un incremento de dotación en Carabineros de Chile y Policía de Investigaciones, pero no vemos propuestas. Los recursos de la Dirección de Vialidad, que representan el 44,8% de todo el presupuesto del Ministerio de Obras Públicas, y el que tiene por objeto la conectividad de nuestro país, disminuye casi en un 5%. Que no tengamos aún claro el foco de las concesiones, pese a que el presupuesto de dicho sistema se incrementa en un 4%, con un Proyecto de Ley en trámite que lo convierte en Dirección, es a lo menos dudoso, considerando que los aumentos se dan en bienes y servicios de consumo y programas informáticos.

Otro tema es lo que pasa en el Ministerio de Desarrollo Social, donde se disminuyen los recursos para el Programa Ingreso Ético Familiar y dicha cartera no ha logrado transmitir cómo abordará la superación de la pobreza.

Vemos incrementos donde no debiéramos ver, pues nuevamente se repiten los aumentos en honorarios, los que alcanzan, según datos de la misma Dirección de Presupuestos, el 39%. Esto claramente no conversa con el anuncio de traspaso de funcionarios a contrata en los servicios. Si el objetivo es que aquellas personas que se desempeñan a honorarios ejerciendo labores permanentes pasen a ser parte de la dotación del Servicio, ¿por qué se entrega esa facultad, pero se siguen incrementando los recursos? Claramente seguiremos en el círculo poco virtuoso de contratar asesores a dedo sin los requisitos ni la objetividad necesaria para desempeñarse en la Administración Pública.

Y en ese mismo eje, si aún no se tiene claro un mecanismo para definir qué será del llamado proceso constituyente, ¿debiera el Congreso autorizar un gasto total que asciende a $2.836.496 miles, para ser destinados a “Estudios para una Nueva Constitución”, en los Ministerios del Interior, Subsecretaría General de Gobierno y Secretaría General de la Presidencia de la República? Es complejo, considerando que con ellos se contratará a 239 personas, que corresponden a casi igual número de funcionarios que se desempeñan en la Subsecretaría de Justicia y supera a la Subsecretaría de Economía.

Lo anterior, a simple vista, demuestra la falta de foco en los ejes del Presupuesto y del que solo surgen dudas en cuanto a lo que se pretende para el año 2016, considerando una realidad fiscal diferente.

Es el año para ser austeros en general, no con matices, pues se pierde el centro de la discusión y no encontramos respuesta en el Presupuesto sobre lo que viene. Incluso en un año de elecciones, varios de esos incrementos en ministerios políticos preocupan y nos mantienen atentos.

Cristina Torres, abogada del Programa Legislativo de LyD

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