Los operadores abandonan las apuestas a mayores tasas de interés ante indicios de que el banco central y el Ministerio de Hacienda priorizarán los intentos de impulsar el crecimiento económico en lugar de combatir la inflación, que es de más de 10 por ciento. Las autoridades ya habían desmentido los pronósticos de los economistas de un incremento de la tasa el 20 de enero al mantener sin cambios los costos crediticios.
En Brasil, los operadores empiezan a hacer la austeridad a un lado.
Así, abandonan las apuestas a mayores tasas de interés ante indicios de que el banco central y el Ministerio de Hacienda priorizarán los intentos de impulsar el crecimiento económico en lugar de combatir la inflación, que es de más de 10 por ciento. Las autoridades ya habían desmentido los pronósticos de los economistas de un incremento de la tasa el 20 de enero al mantener sin cambios los costos crediticios.
La última sorpresa fue que un miembro del equipo económico de la presidenta Dilma Rousseff dijo que es posible que Brasil baje los costos crediticios este año. La declaración llegó luego de que el ministro de Hacienda, Nelson Barbosa, generara temores a que el gobierno impulsara aumentos de los precios al consumidor. Barbosa anunció planes de 83.000 millones de reales (US$21.000 millones) de crédito adicional por parte de instituciones estatales para impulsar el crecimiento y destrabar los mercados de crédito, que han cerrado las puertas a las empresas que buscan obtener fondos.
“El gobierno se concentra ahora en el crecimiento. El ajuste fiscal no es la primera prioridad, y tampoco parece serlo la inflación”, dijo en una entrevista Enestor dos Santos, economista principal de Banco Bilbao Vizcaya Argentaria SA en Madrid. “Sin duda hay un impacto negativo en las expectativas de inflación, y ese es el precio que el gobierno paga por este cambio de rumbo de la política económica”.
Analistas consultados por el banco central abandonaron su pronóstico de que la inflación se desaceleraría al objetivo de 4,5 por ciento en 2019. Ahora ni siquiera creen que eso pueda ocurrir para 2020, el último año para el cual hacen pronósticos. La encuesta semanal que se difundió el lunes también indicó que por primera vez en 2016 estiman que no habrá incrementos de la tasa de interés este año.
Es un giro de 180 grados respecto de hace unos meses, cuando el ex ministro de Hacienda Joaquim Levy aseguraba que limitaría el gasto gubernamental para evitar nuevas rebajas de la calificación crediticia y el presidente del banco central, Alexandre Tombini, afirmaba que haría lo necesario para que la inflación volviera al objetivo para fin de este año.
El banco central y el Ministerio de Hacienda de Brasil no contestaron solicitudes de declaraciones que se les hicieron por correo electrónico. Barbosa dijo con ocasión del anuncio del paquete de estímulo que este no afectaría la lucha contra la inflación porque comprende recursos que ya se encuentran en el sistema financiero. En las minutas de su reunión de enero, el banco central señaló que existen riesgos inflacionarios y que adoptará las medidas necesarias para desacelerar la inflación y llevarla al objetivo en 2017.
