Junto a la preocupación por el crecimiento mundial y la eficacia de las medidas de estímulo de los bancos centrales, los inversores en España han de hacer frente además a una prolongada turbulencia política, todavía sin un gobierno permanente y el debate de investidura pendiente para la próxima semana.
En un año marcado por el aumento de la volatilidad de los mercados, los inversores de la bolsa española están sufriendo más que otros.
Junto a la preocupación por el crecimiento mundial y la eficacia de las medidas de estímulo de los bancos centrales, los inversores en España han de hacer frente además a una prolongada turbulencia política, todavía sin un gobierno permanente y el debate de investidura pendiente para la próxima semana. Las oscilaciones del índice selectivo IBEX 35 han llegado a los niveles más altos desde 2012 y se encuentran en un máximo de un año comparado con el indicador regional Euro Stoxx 50.
España pasó la mayor parte del año pasado celebrando elecciones autonómicas, y finalmente elecciones generales en diciembre, con resultados no concluyentes. Esto ha provocado la huida de los inversores del mercado de renta variable. La bolsa española ha perdido una tercera parte de su valor desde un máximo en abril y se ha convertido en la de peor rendimiento frente a competidores europeos. Si el Parlamento español no consigue elegir un nuevo presidente para el 2 de mayo, se convocarán nuevas elecciones, lo que supondría más meses de incertidumbre.
“Lo más preocupante es que no está claro cómo será el nuevo gobierno o cuándo habrá una respuesta a esto”, dijo Francisco Salvador, analista de estrategia de FGA/MG Valores. “Los inversores tienen que contabilizar una alta incertidumbre política además de todas las otras preocupaciones sobre Europa en estos momentos. Estamos recomendando a nuestros clientes que diversifiquen sus carteras y amplíen su exposición en Europa y en efectivo”.
Los socialistas firmaron un acuerdo con el partido liberal Ciudadanos el miércoles, en un intento por formar una coalición que dejaría fuera de gobierno al Partido Popular, liderado por el presidente en funciones Mariano Rajoy. Aun así, los dos partidos no cuentan con suficientes diputados para conseguir la investidura en el Parlamento el 2 de marzo y están buscando el apoyo de otros partidos.
El IBEX 35 trepó 1,8 por ciento a las 9:39 en Madrid después de su peor caída de dos días desde una fecha anterior de este mes.
El 2016 está siendo un año muy duro para las bolsas en todo el mundo, y especialmente en Europa. La caída de los precios del petróleo, el temor a una mayor desaceleración de los mercados emergentes e informes de datos económicos que no alcanzan las previsiones han impulsado la volatilidad del Euro Stoxx 50 un 43 por ciento en 2016, según un indicador que sigue los movimientos de los mercados en los últimos treinta días. La volatilidad del IBEX 35 ha aumentado un 72 por ciento.
Otra razón por la que España sufre más que otros mercados es que algunas de sus principales empresas son particularmente vulnerables a la desaceleración de los países en desarrollo. Banco Santander SA y Telefónica SA, dos de los principales valores del IBEX 35, generan más del 40 por ciento de sus ingresos en Latinoamérica.
Aunque la capitalización del selectivo ha caído a 11,9 la estimación de beneficios -cerca de un mínimo de dos años en comparación con las bolsas de la zona euro- los inversores aún no apuestan a una recuperación. El fondo cotizado iSHares MSCI Spain Capped ETF no ha registrado entradas de capital desde diciembre. En lo que va de año los inversores han sacado US$220 millones del fondo de US$929 millones, con las mayores retiradas de capital en enero en más de un año.
La incertidumbre política continuará alentando la volatilidad y reduciendo el volumen de inversiones hasta que se resuelva la situación, dijo Alberto Espelosín, que gestiona un fondo de renta variable de US$88,5 millones en Abante Asesores Gestión en Madrid.
“La volatilidad del mercado español se debe principalmente a la desaceleración en Latinoamérica, con la debilidad de las monedas en Sudamérica que castigan en especial a los bancos, y al riesgo político, más difícil de cuantificar”, dijo Espelosín. “Lo que preocupa es que, dependiendo de un tipo u otro de gobierno, puede que haya una subida de impuestos y una mayor regulación”.
