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Dilema de los bancos centrales: opción de ‘arrojar dinero desde helicópteros’ va ganando adeptos

Dilema de los bancos centrales: opción de ‘arrojar dinero desde helicópteros’ va ganando adeptos


Después de más de 600 rebajas de las tasas de interés y compras de activos por US$12 billones ya que la crisis financiera no pudo mover suficientemente la aguja de la inflación, es posible que los bancos centrales necesiten avanzar más en territorio inexplorado.

La forma de sacar al mundo de su estancamiento desinflacionista podría residir en que ellos financien directamente el estímulo público –una estrategia conocida como arrojar “dinero desde helicópteros”, sobre la base de una propuesta hecha en 1969 por el premio Nobel, Milton Friedman.

Economistas tanto de Citigroup Inc. como de HSBC Holdings Plc y Commerzbank AG publicaron informes para los inversores sobre el tema en las dos últimas semanas, mientras que el titán de los fondos de inversión, Ray Dalio, ve potencial en la idea. Funcionarios del Banco Central Europeo ya se están peleando por lo que el presidente Mario Draghi denomina “un concepto muy interesante”.

“No sabemos a ciencia cierta si el ‘dinero desde helicópteros’ será la próxima panacea que se intenta, pero el tema está recibiendo considerablemente más atención”, dijo Gabriel Stein, economista en Oxford Economics Ltd. de Londres. “Es razonablemente alta la posibilidad de que se implemente alguna forma en alguna parte”.

La teoría –nunca intentada por una gran economía moderna- consiste en fusionar las políticas monetaria y fiscal que en este momento se están quedando, tanto una como otra, sin margen. Los gobiernos necesitados de efectivo venden deuda a corto plazo directamente a su banco central por dinero recién emitido que luego es inyectado directamente en la economía a través de reducciones fiscales o programas de gasto. Se evita a los intermediarios habituales y limitados actualmente, como los bancos.

La idea es impulsar el gasto y la inversión directamente en lugar de influir sobre los rendimientos de los bonos o la confianza. Se puede dispensar a los bancos centrales de apoyar en forma permanente a los gobiernos estableciendo límites al crecimiento o la inflación.

En un discurso de 2002 que le valió el apodo de “Ben Helicóptero”, el entonces gobernador de la Reserva Federal, Ben S. Bernanke, dijo que empezar a remontar vuelo sería “casi seguramente un estimulante efectivo para el consumo y por ende para los precios”.

Lo que vuelve a encender el debate es la incapacidad de la inflación de acelerarse en gran parte del mundo pese al cálculo de Bank of America Corp. de que a comienzos de febrero los bancos centrales habían rebajado las tasas 637 veces y gastado US$12,3 billones en activos. También estimó que en este momento 489 millones de habitantes viven en países donde las tasas son negativas.

Inflación desenfrenada

Para Dalio, el fundador de Bridgewater Associates con US$154.000 millones, esto significa que el siguiente paso debería ser esforzarse aún más por generar demanda.

“Si miramos lo que pasa en el mundo, nuestro riesgo no es la inflación y nuestro riesgo no es recalentar las economías”, dijo a Erik Schatzker en Bloomberg Television el 3 de marzo. “Tendrán que ir más directamente a los gastadores”.

¿Cuál es el problema, entonces? Los detractores dicen que esparcir dinero significaría a la larga una inflación desenfrenada estilo Weimar y una deuda pública sobredimensionada. La independencia y la credibilidad de los bancos centrales se verían potencialmente dañadas. Y la política podría tener un resultado adverso si los hogares no usaran el dinero.

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