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Ejecutivos engañan intencionalmente a inversores para beneficiarse Lapidaria conclusión de estudio de influyente banco de inversión europeo

Ejecutivos engañan intencionalmente a inversores para beneficiarse

La conclusión de los analistas de Société Générale es que los ejecutivos y administradores engañan a los analistas y a los accionistas durante los informes de las utilidades, y que su inclinación por bajar las expectativas podría ser utilizada para luego comprar acciones más baratas en el futuro cercano. El análisis parte de la premisa de que cuando los directivos comentan los resultados del trimestre por conferencia telefónica, ya están bien dentro del siguiente período a reportar, y tienen una mejor idea que el inversor medio de cómo le ha ido a la empresa.


No es ninguna sorpresa para cualquier observador del mercado saber que en la temporada anterior a la presentación de los resultados las empresas tienden a bajar la barra de los rendimientos, otorgándose así mejores probabilidades de superar las expectativas de los analistas.

Sin embargo, un nuevo documento de trabajo sugiere que los pecados de omisión que se producen durante la temporada de «hacer trampa», como fue bautizada por Andrew Lapthorne, Director Global de Estrategia Cuantitativa de la Société Générale, son mucho más insidiosos.

Sus autores Kenneth Froot, Namho Kang, Gideon Ozik, y Ronnie Sadka, llegan a la conclusión de que los administradores engañan a los analistas y a los accionistas durante los informes de las utilidades, y que su inclinación por bajar las expectativas podría ser utilizada para luego comprar acciones más baratas en el futuro cercano.

El análisis parte de la premisa de que cuando los directivos comentan los resultados del trimestre por conferencia telefónica, ya están bien dentro del siguiente período a reportar, y tienen una mejor idea que el inversor medio de cómo le ha ido a la empresa.

Los investigadores luego recurrieron a la información de unos 350 millones de dispositivos electrónicos de consumo donde hicieron un seguimiento de cuándo las personas profesaban su intención de visitar el lugar físico de una determinada tienda. El tamaño de la muestra fue lo suficientemente importante como para desarrollar un indicador en tiempo real de las ventas de 50 minoristas estadounidenses que cotizan en bolsa.

Este indicador de los autores sirve como una aproximación útil de la actividad real, ya que se correlaciona bien con el crecimiento informado de los ingresos. Por lo tanto, el equipo afirma que este indicador se puede usar como barómetro de cómo ha sido el desempeño de una empresa desde el final del trimestre, y antes de que se publiquen las utilidades.

Los investigadores desarrollaron dos hipótesis: o bien los directivos revelan los datos en el momento justo (y su información hacia el futuro se refleja rápidamente en los precios de las acciones) o van “contra la corriente” a fin de subestimar tanto buenas como malas noticias, o incluso ofrecer una impresión completamente errónea de lo ocurrido desde que terminó el último trimestre.

Sus hallazgos sugieren que la orientación proporcionada por los gerentes, así como el tono general de las conferencias telefónicas, abonan un rechazo de la hipótesis de la revelación temprana de información y a favorecer la de “van contra la corriente”.

“Los pronósticos y el tono usado por los gerentes durante las conferencias telefónicas son, de acuerdo con medidas objetivas, más pesimistas cuando los gerentes tienen información positiva posterior al trimestre, lo que sugiere que, al momento del anuncio, gestionan activamente las expectativas de los inversores y el precio de las acciones hacia abajo”, escriben.

Ahora bien, ¿por qué lo hacen?

Una explicación relativamente benévola ofrecida por el equipo es que los ejecutivos tratan de evitar litigios, asegurándose de que los inversores no se pongan demasiado optimistas sobre las perspectivas a corto plazo de la compañía.

Un escéptico, sin embargo, podría sugerir que ocultando el precio de las acciones al no revelar la información precisa sobre el trimestre actual, los gerentes se están dando la oportunidad de adquirir acciones a menos precio.

La evidencia les da la razón a los escépticos.

El equipo halló que la relación entre los comentarios y pronósticos negativos de los gerentes (a pesar de que el indicador de ventas en tiempo real sugiere la existencia de una actividad firme), y un retorno positivo en el período que comienza unos días después de informadas las utilidades es más sólida y más confiable cuando los insiders compran acciones durante este período. “Ello implica que minimizan la información para comprar acciones a menor valor antes de la subida de los precios”, escriben.

“Por desgracia, no vemos ninguna hipótesis alternativa coherente -salvo la manipulación por parte de los gerentes para su beneficio personal- para explicar por qué rechazamos la primera hipótesis”, concluyó el equipo.

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