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Wall Street apuesta a prolongación de parálisis política en EE.UU.

Wall Street apuesta a prolongación de parálisis política en EE.UU.

A esta altura de la campaña electoral por la presidencia y el control del Congreso, por lo general los inversores han abandonado el riesgo y han acumulado seguros para protegerse de imprevistos. Pero esta vez no es así. Las posiciones largas netas en contratos vinculados al Índice S&P 500, el Índice Nasdaq 100 y el Promedio Industrial Dow Jones treparon el mes pasado a US$57.000 millones, la mayor cantidad desde 1986, según datos que recopiló Sundial Capital Research Inc.


La elección presidencial estadounidense es dentro de nueve semanas, pero Wall Street ya ha elegido un ganador: la propia Wall Street.

Cuando era de esperar que la volatilidad fuera en aumento ante la creciente incertidumbre política, el optimismo de los mercados cambiario, bursátil y de bonos en el último tramo de la campaña con miras a la elección del 8 de noviembre pinta un panorama muy diferente. A primera vista no se observa temor alguno, sino optimismo en que cuatro años más de parálisis política atentarán contra los esfuerzos por relajar la política fiscal y obligarán a los banqueros centrales a seguir dependiendo de las mismas políticas de dinero fácil que han llevado los valores de los activos a elevados niveles sin precedentes.

Una victoria de Hillary Clinton sobre Donald Trump combinada con un Congreso dividido haría precisamente eso, y es esa perspectiva la que calcula Wall Street, según David Woo, de Bank of America Corp. Pero eso deja expuestos a los fondos de cobertura y otros inversores especulativos si la parálisis que ha dominado la política estadounidense durante los últimos seis años no vuelve a materializarse.

“Una clara victoria con el mismo partido en la presidencia y el control del Congreso tendría un fuerte impacto en los mercados”, dijo Woo, jefe de análisis cambiario y tasas globales del banco con sede en Charlotte, Carolina del Norte. “En momentos en que la volatilidad del mercado ha desaparecido, resultamos especialmente vulnerables a una situación de riesgo”.

A esta altura de la campaña electoral por la presidencia y el control del Congreso, por lo general los inversores han abandonado el riesgo y han acumulado seguros para protegerse de imprevistos. Pero esta vez no es así.

Las posiciones largas netas en contratos vinculados al Índice S&P 500, el Índice Nasdaq 100 y el Promedio Industrial Dow Jones treparon el mes pasado a US$57.000 millones, la mayor cantidad desde 1986, según datos que recopiló Sundial Capital Research Inc.

Las apuestas contra el Índice de Volatilidad CBOE alcanzaron un nivel récord la semana pasada, indican datos de la Comisión de Comercio en Futuros sobre Mercancía, CFTC por la sigla en inglés. La medición del temor bursátil derivada de opciones ha caído más de 560 por ciento luego de alcanzar en junio el nivel más alto en cuatro meses.

“Algo en el cálculo político falta en los modelos que hay hoy”, dijo Alan Gayle, un estratega de RidgeWorth Investments en Atlanta, que tiene unos U$37.000 millones en activos. “El bajo nivel de volatilidad sugiere que hay cierta esperanza de que se mantenga la parálisis en noviembre. Pero la esperanza no es una estrategia, y es vulnerable a un importante cambio en los meses siguientes”.

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