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El apellido Matte: la cruz que tiene que cargar Bernardo Larraín Matte en su cruzada para liderar la Sofofa Está convencido de que, si el gremio no cambia, arriesga pasar a ser irrelevante

El apellido Matte: la cruz que tiene que cargar Bernardo Larraín Matte en su cruzada para liderar la Sofofa

Luisa Navea
Por : Luisa Navea Periodista El Mostrador Mercados
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El más visible de los herederos del poderoso grupo tomó la delantera, llamando y reuniéndose a almorzar con consejeros, además de ir a terreno y conseguir el apoyo de los panaderos. Sus detractores cuentan que al interior de la Sociedad de Fomento Fabril se declaró una guerra de poderes y que los grandes grupos, representados por él, quieren retomar el control para defender sus intereses. Esa lectura es rechazada por los cercanos al presidente de Colbún, quienes creen en su rol social y reivindicador. Pero su flanco más débil es precisamente ser un Matte, la familia controladora de la empresa que protagonizó el peor escándalo de colusión en la historia y acusada de contribuir al quiebre de las mismas confianzas que él quiere ayudar a recomponer. Esta es su historia, sus debilidades, sus amigos y los círculos en que se mueve.


Hace unos años llevar el apellido Matte era un activo en Chile. Era una de las familias más ricas y poderosas. Ya no. No es ni la más rica ni la más influyente. El caso Karadima y la colusión del papel se encargaron de eso. Ahora el apellido Matte es un pasivo. Y esa es la cruz que tiene que cargar Bernardo Larraín Matte en su cruzada para llegar a ser el próximo presidente de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa).

Aspira a ocupar la testera del histórico gremio de los empresarios y su postulación es polémica. El heredero más visible de los Matte quiere tener un rol protagónico en cambiar radicalmente dicha entidad y replantear la forma en que las empresas se relacionan con el nuevo Chile. Pero los consejeros históricos le han declarado la guerra y ven con temor el fin de su propia hegemonía, representada por su actual timonel Hermann von Mühlenbrock. Otros se oponen por el mensaje que estarían dando al poner a un ex director de CMPC, protagonista del caso de colusión más grande en la historia de Chile, como líder de los empresarios.

«¡Así es la vida!», se lamenta un consejero de los antiguos tras el golazo que les metió Larraín Matte, apareciendo al lado de Von Mühlenbrock en el lanzamiento de la Ruta de la Marraqueta 2017, acompañados de los líderes del gremio panificador (uno de los últimos en enrolarse en la Sofofa), quienes comprometieron su voto al desafiante.

Bernardo Larraín Matte, 50 años, partió esta carrera por cambiar el statu quo hace ocho años. En ese entones, el más visible representante de la tercera generación del grupo Matte asomaba tímidamente la nariz en la escena pública, participando como director de Icare. Ya había advertido el distanciamiento entre el empresariado y la ciudadanía. Un descontento que había palpado desde su participación en el directorio del Hogar de Cristo y tras su involucramiento en la Sociedad de Instrucción Primaria, organismo sin fines de lucro que lidera su madre, la socióloga Patricia Matte, primogénita del matrimonio de María Larraín Vial y Eliodoro Matte Ossa.

A diferencia de los descendientes de las otras ramas de la familia, cuentan desde su círculo más cercano, Bernardo estaba dispuesto a subirse las mangas y empezar a trabajar. Quería hacer cambios y estos los realizaría desde la presidencia del Círculo Empresa y Sociedad de Icare, así como desde la Sofofa, apoyando en un primer paso la candidatura del ex controlador de Sonda, Andrés Navarro, quien fallidamente compitió con Hermann von Mühlenbrock (perdió por goleada).

Así, Von Mühlenbrock partió su segundo período –que finaliza ahora en mayo– empoderado y con el respaldo de los grandes grupos económicos. Pero este escenario volvió a experimentar un vuelco a fines del año pasado, cuando Larraín Marte, en su rol como presidente de Colbún, junto al director ejecutivo de Forus, Alfonso Swett; el director de embotelladora Andina, Gonzalo Said; el presidente de Ultramar, Richard von Appen, y el presidente de Lipigas, Juan Manuel Santa Cruz, descontentos con el rumbo que estaba tomando la directiva, solicitaron cambios radicales ante la futura elección del gremio.

En una ya famosa carta dirigida a Von Mühlenbrock, el bautizado “Grupo de los 5” solicitó cambios en el gobierno corporativo de la institución, ser más agresivos en legitimar frente a la sociedad la actividad empresarial y promover buenas políticas públicas para el país. Además, manifestaron su disponibilidad para participar en un proyecto de esas características. Su gran preocupación es que, si la Sofofa no cambia, arriesga pasar a ser irrelevante como actor en el debate de la formulación de las políticas públicas.

La cancha quedó rayada. El “Grupo de los 5” había dado a conocer que no estaba de acuerdo en cómo se estaban haciendo las cosas en la Sociedad de Fomento Fabril y exigían cambios.

Larraín Matte debía definir en qué frente daría la pelea. El mayor de los varones entre los hijos de Patricia Matte había hecho una carrera mediática en Icare y, a comienzos del año pasado, incluso se perfilaba para suceder a Guillermo Tagle en la presidencia. No obstante, no había podido esquivar las esquirlas del caso colusión del papel, que tuvo a la CMPC como protagonista principal y, antes de que finalizara 2016, decidió renunciar como director e inclinarse por dar la batalla desde la Sofofa.

Así, el último miércoles de marzo, en pleno consejo general, Bernardo Larraín Matte dijo estar disponible para liderar el gremio, después que Von Mühlenbrock anunciara el fracaso en la búsqueda de un candidato de consenso.

Su anunció desató la guerra entre los consejeros históricos y los nuevos. Y Bernardo Larraín Matte recibió su primera estocada pública de parte del presidente de Carozzi, Gonzalo Bofill, quien criticó su postulación, por considerar imprudente la elección como máximo directivo de quien estuvo en el directorio de una empresa involucrada recientemente en un caso de colusión.

Bofill rechazaba tajantemente que el nuevo presidente de la Sofofa fuera Bernardo, tras ser director durante varios años CMPC Tissue, en el momento en que la filial del holding forestal y papelero era la protagonista del caso de colusión más grande de la historia y por el cual el grupo Matte tuvo que pagar US$ 150 millones.

El heredero de los Matte no titubeó en abordar el tema de CMPC públicamente, reconociendo su cercanía con la empresa, por ser parte del accionista controlador y haber sido director de esa filial en el pasado. Sin embargo, destacó ante este medio que lo relevante es enfrentar la crisis más que presumir perfección, para así aprender de los errores y ser un mejor empresario.

El presidente de Colbún sabía que debería operar en silencio y con la misma metodicidad que lo ha caracterizado. Su campaña partiría con “un puerta a puerta”: reuniéndose con consejeros electivos y gremiales para conquistar su voto, el que hoy también disputa el ex ministro de Energía de Piñera, Rodrigo Álvarez, en la carrera presidencial por liderar a los empresarios en la Sociedad de Fomento Fabril.

Sin embargo, los anticuerpos hacia su persona crecen como la espuma al acercarse a los consejeros históricos, aquellos con carrera gremial, y que comentan que al interior del gremio se ha declarado una guerra de poderes. “Los grandes grupos quieren retomar los gremios y que funcionen para los intereses de los grandes grupos”, cuentan desde la industria.

Reconocen que Bernardo es una persona inteligente y muy capaz, pero señalan que no es empático por naturaleza y es muy obsesivo. “Cuando se pone un objetivo por delante, está dispuesto a cualquier cosa con tal de lograrlo. No es fácil convencerlo de lo contrario cuando él cree que está en lo correcto”, indican.

Desde Icare también hay críticas. Afirman que su aire reformista es un “reformismo light”. Que si uno raspa un poco, detrás sale el conservador que los Matte llevan dentro.

Sus más cercanos salen al paso de esas críticas: “Aunque algunos lo encuentren quizás más parco, es un tipo que tiene harto sentido del humor, el cual se manifiesta en comentarios oportunos y agudos”, comentan.

Su infancia

Al interior de la Sofofa relatan que Bernardo Larraín Matte está haciendo un esfuerzo muy importante por “acercarse y caer bien”.

Y es que, desde muy niño, el Manano –apodo acuñado por su hermana mayor, Patricia, quien no podía pronunciar «hermano»– no era un líder vociferante: fue muy callado, reservado, sencillo, muy apegado a su familia y amigo de sus amigos. “Era uno más de nosotros”, recuerda un ex compañero del Colegio Tabancura, donde cursó todos sus años de estudio.

A los Larraín Matte se les recuerda como una familia quitada de bulla. Patricia Matte Larraín tuvo cuatro hijos con Jorge Larraín Bunster: Patricia, Bernardo, Magdalena y Jorge. Vivían en una casa pareada, en la calle Mayorazgo, de Pedro Valdivia Norte, y Patricia Matte se turnaba con otras mamás para ir a dejar a sus hijos al colegio. “Siempre han sido Matte, pero al mismo tiempo siempre ha sido una familia austera”, cuenta un cercano.

Así, la renoleta blanca de los Matte partía desde Pedro de Valdivia Norte cargada con los compañeros de barrio de Manano: los hermanos Ventura, Raimundo Correa y Manuel Cruzat, viajaban todos bien apiñados. Se bajaban en lo que es hoy Tabancura con Las Hualtatas, donde todo era campo y terminaba Santiago.

La infraestructura del Colegio Tabancura, en esos años, distaba mucho del actual moderno edificio de la congregación del Opus Dei. La cancha de fútbol era un peladero, las salas no tenían estufas y, para guarecerse del frío, Bernardo y sus compañeros se refugiaban en la capilla, que, además de la oficina del director y la casa blanca –la unidad administrativa del colegio–, eran los únicos lugares con calefacción.

El colegio tampoco disponía de gimnasio o cancha de atletismo, por lo que las clases de Educación Física y el test de Cooper, a cargo del profesor Guillermo “Memo” Santana, se hacían al aire libre, corriendo por Las Hualtatas en dirección a la cordillera. “Nos íbamos bordeando un canal, hasta llegar a la casa blanca. Después cruzábamos el río Mapocho a través de un eucalipto caído que servía como puente, y ahí nos encontrábamos con unos pozones naturales de agua. Nos sacábamos los calzoncillos y nos bañábamos a poto pelao. En ese entonces, no teníamos más de 8 o 9 años”, evoca un compañero de Manano.

“En ese tiempo no había mayores diferencias sociales y discriminación de cuánto ganaban los papás. Pocos sabíamos que había un puñadito que eran los dueños de Chile”, cuenta un compañero de Manano, quien recuerda que, después de varios años, los Matte se compraron una casa mucho más grande y con más comodidades, en Lo Matta, Vitacura.

Su círculo más cercano

Además de sus compañeros de colegio, su círculo de amistades estaba compuesto por Canio Corbo,  el hijo del presidente de Pizarreño que fue multado por su rol en el caso Cascadas y quien es sobrino del ex presidente del Banco Central, Vittorio; Manuel Cruzat Valdés; Rodrigo Galilea Vial, empresario de la construcción y ex Intendente del Maule en el Gobierno de Piñera; Santiago Larraín Cruzat, gerente general de Viña Santa Carolina y heredero de Fernando Larraín Peña (controlador de LarrainVial y Watt’s, empresa que agrupa a marcas como Loncoleche, Calo, Chef, Belmont y la propia Santa Carolina); José Antonio Guzmán Cruzat, abogado y rector de la Universidad de Los Andes; Fernando Acuña, empresario metalúrgico; David Silva, concejal por Providencia del PS; Gonzalo Silva, empresario que recibe exportaciones chilenas en Hong Kong; Arturo Claro, socio fundador de MBI, y Pedro Ovalle, empresario de la industria logística.

A ellos se sumarían Alejandro Montero, CEO para América Latina de BTG Pactual; Andres Ballas Matte, director de la compañía industrial El Volcán; Leonidas Montes, economista y consejero del CEP; Peter Meduña, dueño y gerente general de TMS, y Alfonso Eyzaguirre, gerente general de J.P. Morgan Chile.

“Esta rama de los Matte es súper sencilla, de cómo se visten a cómo se mueven y dónde veranean. No son de barcos por el mundo ni nada por el estilo”, precisa otro cercano a la familia.

Otras de las características destacadas por los compañeros de Bernardo Larraín Matte era su generosidad. Inolvidable sería para la generación del 84 del Tabancura su egreso de 4° Medio. Ese año, el curso de Manano decidió rebelarse y tomarse el colegio, con apoyo de los cursos de 3° Medio. ¿La razón? “De choros”, precisa uno de ellos. Cerraron con candado la puerta de la casa administrativa y además intentaron tomarse el colegio vecino, de mujeres.

La toma, eso sí, duró 24 horas. Muchos de los compañeros de Manano quedaron citados, anotados en las fichas y a todos se les canceló su gira de estudio. Así, los 30 compañeros de Bernardo terminaron en la casa de playa de los Larraín Matte, en Los Vilos: “Era una casa increíble, lo pasamos súper bien», detallan.

Jorge Larraín Matte, su partner

En lo académico, Bernardo Larraín Matte es un hombre bien preparado. Estudió Ingeniería Comercial en la Universidad Católica. Tras egresar de dicha carrera y trabajar por un tiempo, se fue a Inglaterra, donde cursó un máster en finanzas en la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres (LSE, por sus siglas en inglés). Regresó a Chile acompañando a su padre en la Minera Valparaíso, para después trabajar en Pasur, Volcán, CMPC Tissue, Sudamericana de Vapores y Molymet, para después aterrizar en un MBA en Stanford, Estados Unidos, donde nació el primero de sus tres hijos, tras casarse con Bernardita Cosmelli.

Sus cercanos cuentan que, pese a ser muy profesional y focalizado en los temas que aborda, “Bernardo es un tipo que sabe pedir ayuda, consejo. No se las sabe todas y busca complementar su visión, nutriéndose de diversas opiniones”.

En ese contexto, es transversal en sus relaciones. Se lleva muy bien con el ex jefe de campaña de Lagos, Máximo Pacheco, el cual comenzó su carrera en las empresas del grupo Matte; también con el consejero del equipo programático de Piñera, Álvaro Fischer, y el ex ministro de Transportes de Eduardo Frei, Claudio Hohmann, con quienes ha trabajado en diversos proyectos en Icare.

Asimismo, “pimponea” bastante con el ex ministro de Economía de Piñera, Juan Andrés Fontaine; el ex titular de la cartera de Educación de Frei, José Pablo Arellano; el director de Corpo, Emilio Sanfuentes; el analista político Jorge Navarrete (DC) y el senador RN Andrés Allamand.

Esa transversalidad lo ha llevado a ser respetado en el actual Gobierno –Bachelet lo habría invitado a participar de Abac, el consejo consultivo empresarial de APEC–, así como también al interior de las distintas ramas de la familia Matte. Es el mayor de los primos, uno de los pocos que decidió involucrarse activamente en los negocios familiares sin perder ese lado social que lo caracteriza. Además, “hay algo en él, bien reivindicatorio, y por eso está dispuesto a trabajar por y para sus pares”, precisa un conocido.

Bernardo también tiene una excelente relación con sus hermanos. Con ellos se reúne una vez a la semana en las oficinas de Olivo, el family office de los hermanos, ubicado en el barrio El Golf, para hablar de los problemas familiares y reservarse para disfrutar de su familia en su refugio en Pirque, donde reside todos los fines de semana.

Pero en particular mantiene una estrecha relación con Jorge, el menor de los Larraín Matte y que pasó a integrar el directorio de CMPC como parte de los cambios que se hicieron a raíz del escándalo del caso de colusión. Con él comparte oficina y discute todos los temas que le preocupan. Esto, aunque Jorge votó inequívocamente por la Concertación, según cuenta un cercano.

Ambos son parte de una generación más abierta, porque han vivido muchos años afuera. “Son mucho más prácticos que ideológicos, con vocación de empresarios. Ellos hacen una dupla bien potente y complementaria”, puntualizan.

Su postulación a la Sofofa, por lo tanto, “la procesó, la conversó y llegó a la convicción de que aquí hay una oportunidad para generar un cambio. Su postulación está conversada con su propia rama y hay un apoyo irrestricto a eso. Esto no es una aventura personal. Bernardo no es un tipo que se está dando un gustito”, cuenta un amigo de Manano. Además, destaca del presidente de Colbún la seriedad con la que se toma aportar al desarrollo de Chile, junto con creer en el emprendimiento, la igualdad de oportunidades, la meritocracia y el rol subsidiario del Estado, precisa un consejero de la Sofofa.

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