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La irrupción del Fintech en el mundo y en Chile Opinión

La irrupción del Fintech en el mundo y en Chile

Chile se está quedando atrás del mundo Fintech (financiero tecnológico), de compañías financieras que mediante la utilización de nuevas tecnologías digitales –como Machine Learning,  Blockchain, Data Analytics, entre otras– ofrecen mejoras en la eficiencia y en la interacción con clientes en la entrega de servicios. Un fenómeno que está a la vanguardia en otros países del mundo, en desarrollo y que llegó para quedarse.


El año pasado fue un período bastante positivo para el mercado financiero tradicional a nivel local. Basta ver el alza superior al 34% que experimentó el Ipsa; el aumento en más de un 40% en los montos transados en la Bolsa de Comercio de Santiago; la desmutualización de esta plaza bursátil; el incremento en más de 12% del patrimonio de los fondos mutuos y de un 40% del de los fondos de inversión.

Si bien estos resultados muestran un escenario positivo, Chile se ha estancado en las nuevas tendencias que otros países están desarrollando en materia financiera. Algo paradójico si, como país, aspiramos a convertirnos en un centro financiero regional.

Chile se está quedando atrás del mundo Fintech (financiero tecnológico), de  compañías financieras que mediante la utilización de nuevas tecnologías digitales –como Machine Learning,  Blockchain, Data Analytics, entre otras– ofrecen mejoras en la eficiencia y en la interacción con clientes en la entrega de servicios.

Un fenómeno que está a la vanguardia en otros países del mundo, en desarrollo y que llegó para quedarse.

Solo un par de ejemplos: este tipo de empresas logró recaudar más de US$ 16.600 millones durante 2017 en capitales de riesgo, y se calcula que en 7 años más la industria Fintech podría abrir 95 millones de nuevos puestos de trabajo, así como ayudar a disminuir en aproximadamente US$ 110.000 millones la evasión tributaria.

[cita tipo=»destaque»]Más concretamente, es necesario incorporar nuevos modelos de negocios y servicios financieros a la regulación; homologar la regulación de países desarrollados e “invitar” a empresas reglamentadas en estos a ofrecer sus servicios desde Chile; permitir que personas extranjeras puedan contratar servicios financieros en nuestro país sin necesidad de contar con un RUT; y ajustar la normativa tributaria, para que clientes extranjeros contraten servicios financieros en Chile, entre otras medidas.[/cita]

Varios países son tan conscientes de esta nueva realidad tecnológica que no para de crecer –con empresas como Uber y otras en el sistema hotelero– que no han dudado en adecuarse a ella.

De hecho, por ejemplo, en Gran Bretaña, el 8,8% de sus ciudadanos, al menos, descargaron una aplicación de banco y una de Fintech entre junio y septiembre del año pasado; mientras que, alrededor del mundo, al cierre de 2017, el 77% de los actores financieros convencionales reconoció que para 2020 espera adoptar Blockchain como parte de su sistema de producción o procesos, y el 82% que aumenten los partnership Fintech para los próximos 3 a 5 años.

Lo anterior, sumado a que México –uno de nuestros socios en la Alianza del Pacífico– aprobó una Ley Fintech, haciéndose cargo de la realidad financiera desde el punto de vista regulatorio.

Entonces, si consideramos la creciente digitalización del país y la aspiración del ministro de Hacienda, Felipe Larraín, de que Chile se convierta en un centro financiero regional, ¿cómo es posible que no estemos a la vanguardia? La respuesta a esta pregunta es que estamos a tiempo de hacerlo.

Primero que todo, tenemos que definir un objetivo concreto respecto a cuándo nos abrimos al mundo en materia de intercambio comercial y decidir si queremos ser un país que lidere la globalización de servicios financieros.

Una vez resuelto eso, Chile y sus autoridades deben trabajar para la adopción de una regulación que configure un escenario atractivo para inversión extranjera y empresas que están desarrollando modelos de negocios en Gran Bretaña y Estados Unidos, para utilizar a Chile como “hub” regional.

Más concretamente, es necesario incorporar nuevos modelos de negocios y servicios financieros a la regulación; homologar la regulación de países desarrollados e “invitar” a empresas reglamentadas en estos a ofrecer sus servicios desde Chile; permitir que personas extranjeras puedan contratar servicios financieros en nuestro país sin necesidad de contar con un RUT; y ajustar la normativa tributaria, para que clientes extranjeros contraten servicios financieros en Chile, entre otras medidas.

Clave también es el fomento de la colaboración entre actores relacionados y empresas Fintech, incentivando las alianzas, la innovación y la competencia.

Los más beneficiados serán los clientes finales, que podrán acceder a servicios financieros que antes no tenían y lograrán obtener lo que buscan a una mayor velocidad y a un menor costo.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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