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Venezuela en la mira de EE.UU. tras polémico triunfo de Maduro MERCADOS

Venezuela en la mira de EE.UU. tras polémico triunfo de Maduro

Durante años, la nación honró sus deudas, pagando a los tenedores de bonos, incluso cuando los estantes de las tiendas estaban vacíos y los hospitales carecían de medicamentos. Pero desde noviembre, Venezuela no ha cumplido con los plazos de pago sobre casi US$4.000 millones en bonos, lo que ha generado preocupación entre los acreedores por los US$65.000 millones de deuda pendiente que mantiene la nación y sus entidades estatales. Las sanciones prohíben a los estadounidenses recibir nuevos bonos en una reestructuración.


Nicolás Maduro de Venezuela está tratando de entrar al grupo de los presidentes de por vida. Su mayor obstáculo es la crisis económica que creó.

El domingo logró una victoria en una elección que desafió a las autoridades internacionales, una votación con poca participación boicoteada por la oposición y la evidencia más obvia hasta ahora que el experimento socialista de la nación goza de escaso apoyo popular.

Maduro podría unirse a caudillos como Robert Mugabe en Zimbabue, Fidel Castro en Cuba y Nursultán Nazarbáyev en Kazajstán, controlando a una nación marginada durante décadas.

Pero Maduro, un protegido del fallecido Hugo Chávez, gobierna una población enfurecida y enervada por el hambre y la necesidad. El régimen ya ha sido castigado y aislado, y el secretario de Estado adjunto de Estados Unidos, John Sullivan, dijo el domingo que las sanciones contra la importante industria petrolera estarán bajo «revisión activa», una medida que empeorará la escasez de alimentos, medicinas, electricidad e incluso agua.

La autoridad electoral de Venezuela dijo el domingo por la noche que Maduro obtuvo casi el 68 por ciento de los votos, mientras que el exgobernador Henri Falcón, su rival más cercano, logró alrededor del 21 por ciento. El número más revelador fue la participación: solo el 48 por ciento, la más débil para una elección presidencial desde que Chávez asumió en 1999. Esa cifra parecía optimista.

No estaba claro si la baja participación se debió a partidarios del gobierno desilusionados o disidentes que respondieron al primer llamado de la historia para rechazar una elección presidencial que calificaron de fraudulenta.

Lo que es seguro es que Maduro, un ex conductor de autobús de 55 años y ministro de Relaciones Exteriores, no ha encontrado soluciones para detener el desplome de la nación.

Eliminación de ceros

Ha prometido una «revolución económica». Pero su Petro, la criptomoneda creada para eludir sanciones, ha sido un fracaso y Maduro recurrió a un plan para quitarle tres ceros al bolívar. Miles de millones de dólares en pagos de deuda están por vencer y acreedores como ConocoPhillips están apoderándose de los activos de la empresa petrolera estatal. La hiperinflación podría acelerarse a 13.000 por ciento este año, y el Fondo Monetario Internacional pronostica una contracción económica del 15 por ciento.

«Este es un tren a toda velocidad que se dirige directamente hacia el desastre; en este momento no parece que el gobierno tenga un plan que pueda arreglarlo», dijo Phil Gunson, un analista en Caracas del International Crisis Group.

En mora

Durante años, la nación honró sus deudas, pagando a los tenedores de bonos, incluso cuando los estantes de las tiendas estaban vacíos y los hospitales carecían de medicamentos. Pero desde noviembre, Venezuela no ha cumplido con los plazos de pago sobre casi US$4.000 millones en bonos, lo que ha generado preocupación entre los acreedores por los US$65.000 millones de deuda pendiente que mantiene la nación y sus entidades estatales. Las sanciones prohíben a los estadounidenses recibir nuevos bonos en una reestructuración.

Aun así, Maduro ha ignorado los llamados a hacer un cambio de rumbo. Las iniciativas diplomáticas regionales para negociar la paz entre las facciones políticas en pugna no prosperaron en tanto el régimen solo continuaba consolidando el poder; y llevarse bien con Estados Unidos traicionaría la llamada revolución bolivariana.

“Al propio imperio yo le digo, en serio”, dijo Maduro el domingo por la noche haciendo una pausa dramática. “Bájale dos, imperio gringo, bájale dos”.

Venezuela vulnerable

Elsa Cardozo, analista política y columnista del diario El Nacional de Caracas, dijo que, a pesar de la provocación, los gobiernos extranjeros se muestran reticentes a dañar a un Estado en la antesala del fracaso.

Miles de personas ya están huyendo de Venezuela, alimentando temores de una crisis regional generalizada.

Cardozo espera que un gobierno victorioso haga propuestas insinceras a la comunidad internacional para evitar las represalias.

«Al principio, dará señales de una apertura, pero, al mismo tiempo, demostrará que es inquebrantable en su poder», dijo Cardozo.

El gobierno también podría afianzar su control sobre una nación empobrecida y hacerlo por cuenta propia. La asamblea constituyente con poder absoluto está reescribiendo la constitución de la nación. Ya aceleró las elecciones de la asamblea nacional en un intento de obtener el control de la única institución controlada por la oposición.

Pero mientras Maduro ha aplastado a sus enemigos, no ha podido revivir la industria petrolera. De acuerdo con datos compilados por Bloomberg, la producción diaria cayó a 1,5 millones de barriles en marzo desde un máximo de 3,7 millones en 1970. Y aun cuando las sanciones lleguen lentamente, las empresas privadas y los inversores ya están reaccionado.

Este mes ConocoPhillips comenzó a confiscar activos de la petrolera estatal PDVSA para cumplir con un fallo arbitral de US$2.000 millones.

Alejandro Velasco, profesor de estudios latinoamericanos de la Universidad de Nueva York, dijo que incluso si las nacionalizaciones o las expropiaciones tuvieran un impacto, «se trata de demostrar que lo que queda, todavía lo controlamos», dijo Velasco.

Ese control depende cada vez más del Ejército, y no de los votantes. A medida que la crisis se profundizaba, Maduro repartió algunos de los sectores más lucrativos de la economía a los militares.

Los militares han reemplazado a los burócratas en los máximos cargos de PDVSA y las fuerzas armadas supervisan todo el suministro de alimentos.

Pero los militares se están uniendo al creciente éxodo que huye del colapso económico. La reputación de Maduro dentro y fuera de los cuarteles será crucial si las condiciones continúan empeorando. Los actores políticos influyentes ya han abogado por un cambio de régimen por vías no democráticas.

«El mundo apoyaría a las Fuerzas Armadas en Venezuela si decide proteger a la gente y restaurar la democracia eliminando a un dictador», dijo el Senador estadounidense Marco Rubio, republicano de Florida que es miembro del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, en Twitter en febrero.

Se ha especulado que ocurrirá pronto, pero hay algunos otros indicios de cómo podría terminar la crisis.

«Si no hay intención de una reforma, entonces llegaremos al precipicio», dijo Gunson de International Crisis Group.

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