Las previsiones tienen en cuenta que se espera una moderada aceleración del crecimiento de la economía regional, que se verá impulsada especialmente por países como Brasil (donde se espera una subida del producto interior bruto del 2,4 % este año tras una del 0,7 % de 2018), Colombia, Perú o Chile (todos ellos con crecimientos previstos de entre el 3,4 y el 4,3 %).
El porcentaje de desempleados en Latinoamérica se situó en el 8 % en el 2018, una décima menos que en el 2017, y seguirá bajando hasta el 7,8 % en el 2020, según el informe “Perspectivas sociales y del empleo en el mundo” que hoy publicó la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
En Brasil, la principal economía de la región, se espera que el nivel de desempleo baje del 12,5 % del 2018 (tres décimas menos que en el 2017) al 12,2 % en el 2019 y al 11,7 % en el 2020.
En cambio, en el segundo motor regional, México, el nivel de paro (3,3 % en el 2018) podría subir al 3,4 % en el 2019 y regresar al 3,3 % el año siguiente.
La OIT elabora estas previsiones teniendo en cuenta que se espera una moderada aceleración del crecimiento de la economía regional, del 2 % del 2019 al 2,6 % en el 2020.
Esta se verá impulsada especialmente por países como Brasil (donde se espera una subida del producto interior bruto del 2,4 % este año tras una del 0,7 % en el 2018), Colombia, Perú o Chile (todos ellos con crecimientos previstos de entre el 3,4 y el 4,3 %).
Ello compensaría en la media regional las recesiones que en el 2019 se espera continúen en países como Venezuela, Nicaragua o Argentina (en este último, se proyecta que el desempleo pasará del 7,3 % del 2017 al 10 % en el 2019), según el informe.
El “fuerte rebote del crecimiento económico” tendrá cierto impacto en la creación de empleo, “aunque no a escala masiva”, según predice el informe la OIT, que espera una subida de la población con empleo del 1,4 % este año y lo mismo el próximo.
El estudio subraya que el número de trabajadores asalariados en Latinoamérica (en oposición a los que lo hacen por cuenta propia o en negocios familiares) es alto, del 63 % en 2018, pero que ello no es sinónimo de calidad en el empleo, ya que casi la mitad de ellos (45 %) se desempeñan en trabajos informales.
En este sentido la OIT subraya que un 53 % de los trabajadores latinoamericanos se dedican a la economía informal (fuera del control estatal y no fiscalizada), uno de los porcentajes más altos del mundo y que sube hasta cerca del 80 % en países como Bolivia, Guatemala y Nicaragua.
Incluso en las economías más grandes y desarrolladas de la región se alcanzan altos niveles de informalidad, que son del 47,2 % en Argentina, el 46 % en Brasil, el 40,5 % en Chile y el 53,4 % en México, según el informe.
«El informe muestra que existe una relación entre empleo informal y niveles de pobreza», destacó en la presentación del informe el director de investigación de la OIT, Damian Grimshaw.
El experto mostró que países de la región con altos niveles de informalidad laboral también encabezan las estadísticas de pobreza, como Honduras, Guatemala o Nicaragua, mientras que aquellos con mayores trabajos formales, caso de Uruguay, Chile o Costa Rica, también presentan mejores cifras de bienestar social.
La OIT sostiene que está habiendo esfuerzos legales y fiscales en países como Perú, Uruguay, Brasil o Paraguay para reducir esa informalidad.
También señala como avance positivo el desarrollo en países de la región de programas de protección social no contributiva para reducir la pobreza y la informalidad de los trabajadores.
Como ejemplo, mencionó la extensión de la seguridad social a familiares de empleados en Chile, Colombia y México.
Otro mecanismo para reducir la pobreza del trabajador informal han sido las transferencias monetarias condicionadas (subvenciones estatales dependientes de acciones de los beneficiarios), que han cubierto al 45 % de la población ecuatoriana y alrededor del 25 % de las de Brasil, Colombia y México. E