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Los dichos de Larraín que tanto incomodaron a la Concertación no están tan lejos de la realidad

Héctor Cárcamo
Por : Héctor Cárcamo Periodista El Mostrador Mercados
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En la política partidista asumieron a Felipe Larraín como un nuevo integrante. La oposición lo criticó duramente por culpar a las propuestas económicas y políticas de Michelle Bachelet y el Partido Comunista (PC) de la caída en la inversión y el enfriamiento de la economía en los últimos meses.

Los dichos tocaron un frente vulnerable de la Concertación, algo que se reflejó con la dura respuesta de la ex Presidenta. Ayer, en una entrevista con El Mercurio, Bachelet afirmó que lo dicho por el ministro de Hacienda "es de una irresponsabilidad brutal".

Para muchos observadores políticos lo más grave es que el ministro de Hacienda rompió la chapa tecnócrata de sus antecesores en los 20 años de Concertación.

Lo que sorprendió fue el tono beligerante de su discurso en el marco del Encuentro Nacional del Comercio en Casa Piedra y que lo haya hecho a tan sólo tres semanas de las primarias.

En el mundo económico las declaraciones del ministro de Hacienda no fueron una sorpresa para quienes conocen el pensamiento de los empresarios e inversionistas. Primero, porque es un hecho que la inversión se enfrió en forma dramática en el primer trimestre y, segundo, porque cualquier empresario o inversionista serio estaría faltando a su deber si no considerara el impacto de los cambios en materias tributarias que se podría venir con el retorno de Michelle Bachelet a La Moneda. "Si pago 22 % o 25 % en impuestos tiene un impacto directo en mis márgenes y puede ser la diferencia entre si invierto en un negocio o no. No es el único factor, pero sí uno importante", explica el gerente general de una empresa del IPSA.

Es comentario de pasillo el que los líderes de las grandes empresas en el país ven como una amenaza varias de las propuestas que parecen romper con el paradigma pro-inversión que siguió en Chile durante los últimos 30 años y que con la llegada de la ex Presidenta, a fines de marzo, han pasado a integrar la agenda de cambios que se vienen si ella regresa a La Moneda.

Aunque nadie —a excepción del candidato de la UDI, Pablo Longueira— ha salido a ratificar plenamente los dichos de Larraín, varios comparten, al menos, parcialmente sus dichos. Y otros, incluso, han tomado decisiones de postergar inversiones o expansiones a la espera de que se clarifiquen las medidas que tomará Bachelet si es Presidenta, dado que es la que tiene mayores posibilidades de ganar en noviembre próximo.

El mismo día del evento donde habló Larraín, el presidente de la Cámara de Comercio de Santiago (CCS), Peter Hill, coincidió en que las propuestas de los candidatos hasta ahora no son pro-inversión; no aludiendo a Longueira o Andrés Allamand, sino más bien a Bachelet.

Y aunque la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC) guardó silencio (sólo el presidente de Sofofa, Hermann Von Mühlenbrock hizo guiños a favor de Bachelet en Qué Pasa el viernes) —lo que puede verse como una muestra de distancia con Hacienda—, lo cierto es que no son pocos los que coinciden con la visión de Larraín, como el propio secretario de Estado lo confirmó ayer en entrevista con el diario La Tercera.

En el articulo no sólo no retrocede, sino que va incluso más allá, abordando la idea de una asamblea constituyente, lo que en su opinión genera una enorme incertidumbre, pues pone en cuestión la institucionalidad del país que se ha mantenido por más de dos décadas.

Varios personeros del mundo privado respaldan el argumento de Larraín sobre el efecto de los anuncios de la campaña en las inversiones.

El ex presidente de la CCS, Carlos Jorquiera, critica el clima político y los anuncios de las candidaturas, advirtiendo: “Cuando hablan de una reforma tributaria que afectaría a las empresas, eso crea un clima contrario a la inversión”.

Sin embargo, incorpora un matiz: “Debo agregar que el estado de salud de la economía mundial en su totalidad, Estados Unidos y Europa, el que ha empeorado, también condiciona la inversión extranjera. Ambas cosas, el escenario externo y un mal clima contra la empresa privada, afectan”.

Para Guillermo Tagle, socio de IM Trust, lo que reclamó el ministro “es una tautología”, en el sentido de que la posibilidad de que haya un cambio drástico en la política económica del país puede inhibir la inversión.

El socio de IM Trust, corredora de bolsa que asesora a numerosas empresas en fusiones y adquisiciones y a inversionistas en general, dice que es evidente que en las últimas semanas se ha producido una salida de capitales de Chile, especialmente financieros. “Desde hace algunas semanas se ve un ambiente pesimista y de desaceleración en América Latina”, resalta.

Eso sí, advierte que no sólo el clima político puede estar afectando a Chile. La caída en el precio del cobre —rubro que concentra el 50 % de las inversiones— afecta a los países emergentes y el débil estado de las economías desarrolladas, también están golpeando a la región, incluyendo a nuestro país.

Y aunque declina explicitar casos de empresas que estén postergando proyectos o inversiones financieras, sí se explaya sobre el razonamiento de fondo para validar los dichos de Larraín. “Es cierto que al haber un ambiente de divergencias eso influye en el ámbito de la inversión. Eso se percibe ahora. Si se abre la discusión de cambios profundos como la reforma tributaria, son incertidumbres que afectan esas decisiones de inversión. El estado de ánimo es un factor fundamental para iniciar proyectos”, resume.

Las opiniones de Tagle y Jorquiera no son las únicas. Varios empresarios y ejecutivos señalaron después del evento donde participó Larraín, en otras actividades empresariales, que efectivamente tienen inversiones en ascuas, aguardando las definiciones políticas del país.

Un alto ejecutivo de un banco extranjero que opera en Chile, por ejemplo, reveló a este medio que sus inversiones se limitarán por ahora a mantener lo que tienen, debido a la incertidumbre desatada por las propuestas de Bachelet en la campaña.

Varios participantes de un seminario de inversión que organizó Celfin-BTG la semana pasada en Santiago comentaron que fue tema obligado en las conversaciones que tuvieron con inversionistas extranjeros.

Dos socios de firmas de inversión que participaron destacaron que es tema obligado con sus clientes extranjeros y que así se lo comunicaron a las empresas chilenas que hicieron presentaciones.

Un ejecutivo de una AFP asegura que en las últimas semanas inversionistas institucionales extranjeros han hecho saber su preocupación en forma reservada.

Un miembro del directorio de una minera sostiene que la reforma tributaria y la suerte que seguirá la regulación del Fondo de Utilidades Tributables (FUT) son de preocupación para la empresa, pero no más que los costos de energía y de mano de obra.

La preocupación de los empresarios apunta a las definiciones iniciales que ha dado Bachelet y su jefe económico Alberto Arenas. Junto con preparar un cambio profundo en la Constitución —del cual aún no se conocen detalles— y anunciar medidas tendientes a llevar la educación del país a la gratuidad universal, en un plazo total de 6 años, la sombra más grande la levanta la propuesta de una reforma tributaria.

A diferencia de lo hecho por el gobierno de Piñera —que elevó dos puntos el impuesto a las empresas a 20 %, capturando US$ 700-1.000 millones—, Bachelet buscaría conseguir entre US$ 6.000 millones y US$ 9.000.

El camino, junto con elevar el impuesto a las empresas, apuntaría al corazón del modelo neoliberal de acumulación de capital: el FUT.

El Fondo de Utilidades Tributables acumula las ganancias de las empresas que no son retiradas por sus socios y que no pagan Impuesto Global Complementario (a las personas). Según informó ayer El Mercurio, el Servicio de Impuestos Internos reveló que en el FUT hay acumulados US$ 247 mil millones, lo que implica que el Estado ha dejado de percibir casi US$ 50 mil millones por este beneficio fiscal.

Sus defensores dicen que no es una exención de impuestos sino sólo una postergación, aunque sus detractores saben que esa postergación puede ser indefinida. Además, los socios que “pagan” el Global Complementario, lo hacen a través de sociedades (no como personas naturales), por ende, pagan sólo 20 % y no llegan al 40 %-45 % que es tope para su nivel de ingresos.

No sólo Bachelet ha asustado a los empresarios con esta medida. Andrés Velasco, que concita apoyos de varios grandes empresarios —entre ellos el ex presidente de la CPC, Rafael Guilisasti— ha dicho que ese FUT, por ser un crédito del Estado debería pagar un interés.

Independiente de la forma concreta en que se buscará reformar este beneficio, la sola señal afectará la “rentabilidad” de los inversionistas extranjeros y también de los empresarios chilenos.

Sin embargo, no todos en el mundo empresarial respaldan el análisis de Larraín. Un alto ejecutivo del sistema financiero, que prefiere no revelar su nombre para evitar fricciones con la autoridad, asegura que “el ministro cruzó una línea más allá de lo que corresponde” y que “se olvidó que estuvo anunciando durante todo 2012 que la crisis venía”.

“Las cifras son al mes de abril, por lo que considero un manejo de odiosidad política increíble o, de lo contrario, el ministro miente. La desaceleración la preveía todo el mercado, porque el nivel de crecimiento que traíamos era insostenible”, afirma el ejecutivo.

Incluso sostiene que en su sector no hay postergación de inversiones por Bachelet. “Descarto plenamente que los empresarios estén parando proyectos  de inversión por el clima político, es imposible que la llegada de Bachelet haya provocado eso, es absurdo. Nadie está pensando en echar para atrás sus inversiones”, recalca, agregando que quien las señales van en sentido contrario a lo dicho por Larraín, pues hay un banco local que anunció 20 sucursales menos “y eso no es por el debate político sino por el estrés regulatorio  que el ministro Larraín impulsó”.

La fuente estuvo presente cuando Larraín hablaba en Casa Piedra y asegura que los empresarios y ejecutivos presentes “estaban muertos de la risa” con los dichos de Larraín. “Realmente el ministro se desubicó. Entró con un discurso panfletario, está promoviendo la política del terror igual como lo hizo Pinochet previo al plebiscito de 1988. Yo entiendo que la vocera, por su rol, pueda plantear este tipo de dichos pero lo que no podemos aceptar es que vengan estas palabras del ministro de Hacienda. Él, que ha generado un ambiente de conflictividad permanente por hacer reformas a la rápida”, señala la fuente.

Un alto ejecutivo de una AFP, en tanto, también minimiza el impacto de la propuesta de Bachelet de crear una AFP estatal. “Si lo hace nos acomodaremos”, dice.

No es la única opinión discordante con Larraín. Ayer, Jorge Errázuriz, socio de Celfin (BTG Pactual) y Axel Christensen, representante de BlackRock en Chile, discreparon del ministro. Errázuriz dijo a El Mercurio que no cree que “haya mucha sensibilidad en el extranjero por las elecciones en Chile”, mientras el titular de BlackRock expresó que “si algún inversionista extranjero ha decidido postergar su proyecto está pensando más en ver un repunte del precio del cobre o mejoría de márgenes que el resultado de las elecciones”.

En el programa La Mesa de El Mostrador Mercados de esta semana el economista Joseph Ramos y el jefe de estudios de BBVA, Jorge Selaive,  opinaron que la actual caída de la inversión se debe más a lo que está pasando con el precio del cobre y la construcción que con las propuestras políticas de la Concertración.

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