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Argentina revive caos de época de cesación de pagos con saqueos y cortes


Dominga Kanaza tenía los nervios destrozados, no por la inflación en alza ni por los cortes de luz durante una semana, ni siquiera por los saqueos. Era por todo eso junto.

El mes pasado, esta mujer de 37 años dueña de un comercio se negó en un momento a abrir las persianas metálicas que protegen su almacén en una esquina del centro de Buenos Aires más que unas pocas pulgadas –lo suficiente para vender gaseosas a algún transeúnte un día bochornoso de verano.

“Da miedo”, dijo Kanaza gritando precios a los clientes mientras tomaba mate, la bebida argentina a base de yerba, rica en cafeína. Los saqueos que comenzaron en la vecina provincia de Córdoba cuando los policías dejaron las calles sin custodiar para hacer huelga por mejores salarios se extendieron hasta los alrededores de Buenos Aires, desatando pánico en el barrio de Kanaza. No había vuelto a ver semejante caos, dijo, desde los disturbios que siguieron la cesación de pagos del país sudamericano por un récord de US$95.000 millones en 2001.

A trece años del colapso, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner se está quedando sin tiempo para evitar otra crisis. La combinación de políticas que Fernández y su fallecido esposo y predecesor Néstor Kirchner utilizaron para introducir un crecimiento promedio de 7 por ciento anual en el último decenio –un gasto público más alto financiado emitiendo dinero- se desintegra.

La inflación trepó hasta 28 por ciento el año pasado, según la legisladora de la oposición Patricia Bullrich, que da a conocer mensualmente estimaciones por los economistas obligados al silencio impuesto por Fernández sobre los informes de precios que chocan con las cifras oficiales. Según el cálculo del gobierno, la inflación fue inferior al 11 por ciento.

Caída del peso

El peso se devaluó 3,5 por ciento hasta un mínimo récord de 7,14 por dólar ayer, según Banco de la Nación Argentina, y se ha desplomado más de 25 por ciento en los últimos 12 meses. Es su peor liquidación desde la devaluación que siguió a la cesación de pagos. Sólo las monedas de tres países en el mundo han caído más: Siria desgarrada por la guerra, Irán y Venezuela.

Los cortes de electricidad como el que sumió en la oscuridad la tienda de Kanaza son cada vez más frecuentes, lo cual ahonda la regresión económica, luego de que la red nacional se atrofió durante una década de controles de precios sobre la electricidad fijados por el gobierno. El Fondo Monetario Internacional, que censuró a Argentina el año pasado por informar mal la inflación, predice que el crecimiento económico bajará hasta 2,8 por ciento este año, la mitad aproximadamente de la media de 5,1 por ciento en todos los países en desarrollo.

El mayor problema financiero de Fernández es la pérdida de reservas. Éstas cayeron 44 por ciento en los tres últimos años hasta US$29.500 millones conforme los precios para las exportaciones nacionales de soja y maíz cayeron y los argentinos eludieron los controles cambiarios creados para mantener los dólares en el país. El gobierno intentó endurecer nuevamente esas restricciones ayer, limitando las compras online a proveedores del exterior a dos por año.

Para un país que sigue estando marginado de los mercados de deuda en tanto regatea con Paul Singer, el multimillonario administrador de fondos de cobertura, por juicios derivados de la cesación de pagos, las reservas son su principal fuente de dólares para pagar a los tenedores de bonos por US$30.000 millones que aceptaron las condiciones de una reestructuración. Si se incluyen otras obligaciones en moneda extranjera, la suma adeudada se incrementa hasta US$50.000 millones.

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