Publicidad

El banquero «manos de tijera» encargado de resucitar la mayor economía de Amérca Latina


Un ingeniero naval respetado en los mercados financieros, Joaquim Levy, será el próximo ministro brasileño de Hacienda, llamado a reavivar la mayor economía de Latinoamérica en tiempos de vacas flacas y escándalos de corrupción.

Su nombramiento fue anunciado este jueves por la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, indicó un comunicado oficial. Sin una fecha definida, se espera que Levy asuma el ministerio próximamente.

Entre los retos que aguardan a este exsecretario del Tesoro brasileño de 53 años figuran una economía estancada, una inflación encima de la meta oficial y un panorama fiscal en deterioro. El escándalo de corrupción en la petrolera estatal Petrobras supone un desafío extra.

En su primera conferencia de prensa tras el anuncio, Levy colocó como prioridad la mejora de las cuentas públicas y dijo que eso permitirá mantener las políticas sociales que sacaron a millones de brasileños de la pobreza.

"El equilibrio de la economía está hecho para que podamos continuar con el avance social que alcanzamos", afirmó.

La designación de Levy, con fama de liberal y propenso al recorte de gastos, busca recuperar la confianza en el manejo de la economía de Brasil tras una gestión del actual ministro, Guido Mantega, criticada con frecuencia desde el sector privado.

Los analistas creen que el cambio señala un giro significativo hacia políticas de austeridad en el nuevo mandato de Rousseff, reelecta en octubre. Esto inquieta a miembros del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) y entusiasma a los mercados.

Levy "tiene el perfil ortodoxo que Brasil precisa en la conducción de la política fiscal y eso va a caer bien en este momento", dijo Luciano Rostagno, estratega jefe del banco Mizuho en São Paulo.

Pero advirtió que "el desafío va a surgir cuando enfrente las opciones difíciles" que tiene delante. "No es una tarea trivial arreglar la política fiscal en medio de un bajo crecimiento económico e inflación alta", señaló Rostagno a BBC Mundo.

Chicago boy

Los analistas creen que el cambio señala un giro significativo hacia políticas de austeridad en el nuevo mandato de Rousseff, reelecta en octubre. Esto inquieta a miembros del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) y entusiasma a los mercados.

Levy "tiene el perfil ortodoxo que Brasil precisa en la conducción de la política fiscal y eso va a caer bien en este momento", dijo Luciano Rostagno, estratega jefe del banco Mizuho en São Paulo.

Pero advirtió que "el desafío va a surgir cuando enfrente las opciones difíciles" que tiene delante. "No es una tarea trivial arreglar la política fiscal en medio de un bajo crecimiento económico e inflación alta", señaló Rostagno a BBC Mundo.

Su equipo económico estará integrado además por Nelson Barbosa, que tiene un perfil menos ortodoxo y encabezará el ministerio de Planeamiento. El Banco Central seguirá liderado por Alexandre Tombini.

"Manos de tijera"

Levy fue secretario del Tesoro brasileño entre 2003 y 2006, cuando Luiz Inácio Lula da Silva iniciaba su gobierno también buscando la confianza del sector financiero. Su gestión contribuyó a reducir la deuda pública y a un ajuste fiscal con más impuestos.

Desde aquel momento este exfuncionario del Fondo Monetario Internacional (FMI) llamó la atención de sus colegas por su dedicación al trabajo hasta altas horas de la madrugada y su firmeza al defender sus puntos de vista.

Luego trabajó también como secretario de Hacienda del gobierno estatal de Río de Janeiro, donde ganó el apodo de "manos de tijera" por su inclinación a cortar los gastos para equilibrar las cuentas.

Estos antecedentes son ahora recordados por muchos para anticipar cuál será su orientación, ya que por el momento ha evitado anunciar medidas concretas del paquete fiscal que prepara.

El economista Pedro Cezar Dutra Fonseca, exvicerrector de la Universidad Federal do Rio Grande do Sul, recordó que en el gobierno de Lula "ya convivía un sector más ortodoxo y otro menos".

"Me parece que Dilma está volviendo a un diseño de política económica muy parecido al del primer gobierno de Lula", indicó Fonseca a BBC Mundo.

"Ninguna agonía"

Economistas esperan que el PIB brasileño crezca este año apenas 0,2%, mucho menos que el 4% que había proyectado el gobierno o el 7,5% que se expandió en 2010 al final del mandato de Lula.

Las cuentas públicas brasileñas también se han deteriorado y por primera vez desde 2007 el país registró un déficit primario en los primeros nueve meses del año, equivalente a unos US$5.900 millones.

Rousseff pidió este mes al Congreso aliviar la meta de superávit fiscal primario ante la imposibilidad de cumplir con el compromiso asumido.

Levy dijo en su conferencia que su meta de superávit primario del sector público para el año que viene será de 1,2% del PIB y por lo menos 2% del PIB en los años siguientes.

Esto sería clave para determinar si Brasil logra mantener el preciado grado inversor de las agencias calificadoras de riesgo, que obtuvo por primera vez la década pasada cuando él estaba en el Tesoro.

Standard & Poor’s rebajó la calificación de la deuda brasileña en marzo y Moody’s indicó en septiembre que podría hacer lo mismo.

Si el país perdiera el grado inversor, sus costos para captar dinero podrían aumentar, afectando la economía.

Aparte de eso, Levy asumirá en medio del creciente escándalo de sobornos y sobreprecios en Petrobras, que este mes llevó al arresto de varios sospechosos, incluidos los ejecutivos de grandes constructoras que tienen contratos multimillonarios con la petrolera.

Durante su conferencia de este jueves, Levy evitó responder si asumirá la presidencia del Consejo de Administración de Petrobras, cargo que ocupa Mantega, y pidió calma a los periodistas que le planteaban diversos interrogantes.

"No estamos aquí con ninguna agonía", afirmó, "entonces vamos a estar tranquilos".

Publicidad

Tendencias