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Cristina K, la «viuda» que tiene a Bielsa convertido en hincha


Está claro que a Bielsa quedar mal o bien le importa nada. Cuando fue a La Moneda después del regreso triunfal de la selección saludó fríamente a su anfitrión Sebastián Piñera y se alejó rápidamente de su lado. Dejó con la mano estirada al subsecretario de Deporte, Gabriel Ruiz-Tagle, a quien como dueño de Blanco y Negro se lo sindicó como uno de los autores del boicot a la reelección de Harold Mayne-Nicholls en la ANFP.

Ayer en España dijo “celebro que mi país haya recuperado una fuente tan importante para su futuro” ante una consulta periodística acerca de la expropiación del 51% que posee Repsol en YPF. No es menor viniendo de un argentino en el país que recibió la afrenta del Gobierno argentino.

Bielsa no ocultó sus simpatías por la Presidenta Michelle Bachelet: la recibió en Juan Pinto Durán junto a la selección en pleno. Fue la primera vez que la prensa pudo ingresar al centro de entrenamiento desde su asunción como director técnico.

Los cercanos al Presidente Sebastián Piñera siempre atribuyeron los desaires de Bielsa a su cercanía con Bachelet. Y a Mayne-Nicholls lo acusaron de ser bacheletista, porque la Presidenta llevó a cabo un plan de construcción de estadios Bicentenario durante su gestión a la cabeza de la ANFP.

Bielsa tiene familia en la política. Su hermano Rafael fue canciller del Gobierno de Néstor Kirchner desde 2003 hasta 2005 cuando asumió como diputado. Hoy es secretario del ente de prevención de la drogadicción y la lucha contra el narcotráfico.

No faltarán los que hagan el cruce entre Rafael y el técnico al que el Chelsea y el Inter de Milán quieren en la banca, pero Bielsa es un ser especial al que algunos llaman loco, pero la mayoría de los chilenos genio.

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