Publicidad

Entró como Bolsa de Productos y salió como Bolsa de Facturas


No se veía muy auspicioso el inicio de la presentación del asesor de la Bolsa de Productos, Jorge Hermann, ante la Comisión de Hacienda del Senado que revisa el proyecto de ley de Reforma Tributaria.

Sin embargo, poco a poco, fue captando el interés de los senadores, en la medida en que se dieron cuenta de que la Bolsa de Productos había dejado de ser lo que era en su origen: de un mercado para transar productos e insumos agrícolas pasó a ser un medio donde se compran y venden facturas.

“Creo que es una Bolsa de facturas y no de productos”, concluyó el senador PS, Juan Pablo Letelier, al tiempo que indicaba que “esta Bolsa existe por el spread entre la compra y venta de facturas… y me parece bueno sincerar los conceptos”.

Momentos antes, el senador Andrés Zaldívar le recordó a Hermann que “la Bolsa de Productos nació para el sector agrícola y entiendo que ha ido ampliando su giro y ahora ha terminado siendo un factoring o compite en un mercado equivalente al factoring”.

A Hermann no le quedó otra que reconocer con hidalguía que así ha sido. “Partió con productos e insumos agrícolas. Esa fue la motivación de la Bolsa y con el tiempo comenzó a generarse la posibilidad de transar facturas y compite con el factoring bancario y no bancario”. Agregó que en la actualidad, el 45% de las facturas que se transan pertenecen al sector agrícola y la actividad llega a los US$ 4.500 millones.

Acto seguido, pasó a demostrar las bondades de la Bolsa respecto a sus competidores. “Los factoring no están regulados por la SVS, en cambio nosotros sí lo estamos. Somos un mercado público y transparente. Y muy importante: ¡desmutualizados! Quien quiera puede participar y entrar a la Bolsa de Productos. Cualquier persona puede crear una corredora de Bolsa, no hay barreras de entrada. No funcionamos como factoring, pero sí competimos con el factoring”, aclaró. También señaló que sus tasas de descuento eran menores que las de los otros actores.

Cuando casi cayó a aguas pantanosas, fue en el momento en que contestó una pregunta del diputado Eugenio Tuma sobre si recibían la factura de cualquier comprador, incluso la de un municipio. Hermann contestó que, cuando las empresas grandes se inscriben en la Bolsa, ésta analiza el nivel de riesgo del pagador porque debe dar garantía del buen proceso. “Las municipalidades son más complejas porque tienen dificultades. La fe pública se debe cumplir”, señaló.

Explicación que no cayó muy bien a los parlamentarios. El senador Ricardo Lagos lo aguijoneó un poco más cuando le repreguntó: “¿Por qué no pueden participar los municipios si hay proveedores que les venden a los municipios? Me imagino que hay municipios con espaldas financieras para responder”.

A lo que Jorge Hermann contestó con cuidado, sabiendo que estaba en terreno peligroso: “Ni los municipios ni el Estado son parte de la Bolsa de Productos. En el gobierno anterior, dentro del proyecto Chile Paga, se buscó que el Estado entrara a la Bolsa de Productos. Hoy sólo Codelco está presente… Y ojalá el Estado como un todo participe en esto y así lo hicimos ver en Chile Paga. El gobierno es el mejor pagador porque el pago es completamente cierto”, zafó de la mejor forma posible, aunque a costa de decir una media verdad, porque todos saben que las facturas pueden demorar meses en ser canceladas cuando la contraparte es el fisco.

Terminó su exposición insistiendo en su solicitud inicial de que el Artículo 54 bis de la Reforma Tributaria incorpore a las facturas transadas en la Bolsa de Productos, lo que incentivaría a más inversionistas a operar en este mercado y a bajar más las tasas de descuento, lo que beneficiaría a las Pymes.

No contento con ello, Hermann dejó un archivo a los senadores, con control de cambios incluido, sobre cómo debería quedar dicho artículo. “¿Lo dejó redactado?”, preguntó Lagos con cierta ironía mientras lo despedía.

Publicidad

Tendencias