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Copec separa aguas con socio en Perú y decidirá su permanencia en el país en tres meses


Poco más de dos años duró la sociedad entre las cadenas de estaciones de servicio de venta de combustible de Chile y Perú, Copec y Pecsa. La aventura, que comenzó con el desembarco de la firma del grupo Angelini al comprarse a la colombiana Terpel, hace unas semanas terminó cuando los socios decidieron dividir el negocio.

Según entendidos, Copec se quedará con la mitad de las 44 estaciones de servicio de la firma Peruana de Gas Natural (PGN), ubicadas todas en Lima; mientras que la empresa peruana se quedará con el resto.

Además, PGN tiene entre sus planes levantar otras 10 estaciones, tanto en Lima, como en otras ciudades de Perú, las que también se dividirán en partes iguales, aseguran fuentes directas.

Cercanos a PGN aseguran que la separación de los socios es prácticamente un hecho, aunque los documentos oficiales aún no han sido firmados, pues Pecsa y Copec siguen conversando los términos del fin de la sociedad.

De hecho, entre hoy y mañana se producirán reuniones entre ambos accionistas para finiquitar el tema, por lo que es posible que esta semana los cambios sean anunciados.

En todo caso, la separación de los socios es sólo uno de los pasos que dará la chilena en su estrategia de largo plazo en Perú. Según fuentes de la compañía, tras la escisión, la firma del grupo Angelini se tomará unos 120 días para decidir cuál será el futuro de esa operación. Y aunque en el pasado declararon que miraban el vecino país, debido a su superávit de gas natural, ahora las opciones van desde retirarse del negocio -lo que no sería una gran pérdida, debido al menor tamaño de esa operación-, hasta quedarse e iniciar una fuerte expansión. Por ahora, dicen fuentes del grupo, se evalúan ambas opciones por igual.


Las causas del quiebre


Según entendidos, la separación de los dos grupos se produjo luego de que no pudieron aunar posiciones, ni comprenderse mutuamente en el manejo del negocio, aseguran.

“Cada uno de los accionistas tiene su propia mirada de la operación y su filosofía y ambos querían instaurarla”, cuenta un alto ejecutivo ligado a una de las firmas.

A ello se suma que Pecsa maneja otras estaciones de servicio, bajo su misma marca, por lo que no era bien visto por la compañía chilena el tener una sociedad con su competencia directa, aunque éstas están enfocadas en combustibles líquidos y no al gas natural vehicular como es PGN.

Copec llegó a mediados de 2010 a Perú, cuando anunció un acuerdo para comprar en US$ 265 millones, el 52,13% de la sociedad Proenergía, que es la controladora de Terpel.

A la espera de la suprema
El 15 de mayo pasado, el grupo Quiñenco presentó una reclamación ante la Corte Suprema para que revoque el fallo del Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC) que bloqueó la adquisición por parte de su firma de combustibles, Enex, de Terpel en Chile, operación que Copec adquirió cuando se hizo de Organización Terpel. La Corte aún no ha respondido.
“La resolución del TDLC es ilegal, arbitraria y se funda en meras suspicacias sin prueba alguna, las que desconocen la presunción de buena fe y de inocencia de Quiñenco. Se le atribuyen supuestas intenciones anticompetitivas coordinadas, pese a que ellas no tienen base en los antecedentes agregados al proceso seguido ante el TDLC y que el holding tiene un historial de completo respeto a las reglas de la libre competencia”, señaló la firma al hacer sus descargos.
El 2 de septiembre de 2011, Quiñenco firmó un acuerdo con la colombiana Terpel, para comprar los activos de ésta en Chile, por unos US$ 320 millones, que incluye la red de 200 estaciones de servicio y 97 tiendas de conveniencia, para sumarla a sus estaciones Shell.
En el intertanto, Terpel funciona casi como una empresa sin dueño dicen cercanos a ella, pues mientras dure el proceso legal, Copec está impedido de gestionarla.

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