Publicidad
Boxeo: cuando la homofobia cobró una vida

Boxeo: cuando la homofobia cobró una vida

Benny “Kid” Paret le dijo “maricón” a Emile Griffith durante la ceremonia del pesaje y el peleador estadounidense juró venganza. La hizo efectiva esa misma noche del 24 de marzo de 1962, en el ring montado en el Madison Square Garden de Nueva York. El cubano, víctima de una paliza inclemente, murió diez días después sin haber superado nunca su estado de coma.


“Emile, eres un maricón”, le dijo el cubano Benny “Kid” Paret a Emile Griffith la mañana del pesaje, ceremonia reglamentaria y previa al combate que por la noche de ese 24 de marzo de 1962 ambos debían protagonizar en el Madison Square Garden de Nueva York, por el título del mundo de peso welter que, unos meses antes, Paret le había arrebatado al propio Griffith.

Sin saberlo, el cubano había firmado su sentencia de muerte con ese insulto homofóbico intolerable para aquellos años. Griffith, que debió ser sujetado por sus segundos, tuvo que tragarse su ira, no sin antes prometer venganza. Y esta habría de llegar, dramáticamente, diez días después.

Nacido como Emile Alphonse Griffith el 3 de febrero de 1938, en las Islas Vírgenes, territorio estadounidense de ultramar, el pequeño Emile jamás pensó hacerse boxeador. Ocurrió que, siendo ya un adolescente y trabajador de una fábrica de sombreros, le pidió permiso a su jefe para despojarse de la camisa, a ver si de ese modo podía combatir en mejor forma el calor reinante, cercano a los 40 grados.

La historia cuenta que su patrón, un ex boxeador amateur, se dio cuenta de la musculatura de Griffith y no halló mejor idea que enviarlo al gimnasio de Gil Clancy, uno de los entrenadores de boxeo más afamados de su época.

Comenzar a entrenar y enamorarse del boxeo fue una sola cosa. Viviendo ya en Nueva York, decidió inscribirse en el “Guantes de Oro” de 1958, uno de los torneos de boxeo amateur más famosos del orbe y que ha entregado al profesionalismo decenas de exponentes de primer plano, muchísimos de ellos campeones del mundo.

Combatiendo en la categoría de las 147 libras (66.678 kilos), Griffith se consagró el mejor de ese campeonato, venciendo en la final a Osvaldo Marcano y despertando de inmediato el interés de los promotores por hacerlo combatir profesionalmente.

Y la oportunidad no tardó en llegar. Apenas unos meses después del título en los “Guantes de Oro”, el 2 de junio de ese mismo año debutaba venciendo por puntos en cuatro asaltos a Joe Parham. A partir de ese momento, fue encadenando una serie de victorias que lo transformaron rápidamente en una figura de primer plano y seguro retador a la corona mundial de la categoría welter.

Quiso el destino que se consagrara monarca del mundo precisamente frente al cubano Benny “Kid” Paret, el 1 de abril de 1961, en el Convention Center de Miami.

Surge un nuevo “Kid” cubano

Nacido como Bernardo Paret en Santa Clara, Cuba, el 14 de marzo de 1937, Benny debutó como profesional el 16 de abril de 1954 y su calidad llamó de inmediato la atención de un medio acostumbrado a producir pugilistas notables. Y así como antes la isla había producido un “Kid Chocolate” (Eligio Sardiñas), y un “Kid Gavilán” (Gerardo González), Paret fue muy pronto apodado como Benny “Kid” Paret, nombre con el cual se transformó en uno de los mejores medio medianos del mundo.

El triunfo de la revolución que derrocó a Fulgencio Batista, sin embargo, obligó a Paret a abandonar prontamente la isla. Una de las primeras medidas adoptadas por el gobierno de Fidel Castro fue abolir en Cuba la práctica del boxeo profesional por estimarla absolutamente nociva. La verdad es que argumentos para tal medida no le faltaban al régimen de los “barbudos”: la mayoría de las grandes glorias del boxeo cubano habían terminado en la miseria más absoluta, estafados por los promotores y, en muchos casos, enfermos y alcoholizados.

Paret, como tantos otros espectaculares púgiles cubanos a partir de entonces (José “Mantequilla” Nápoles, entre ellos), se trasladó a Miami. Allí nadie podía impedirle ganarse la vida dando y recibiendo golpes sobre un ring.

Tras una serie de victorias, muchas de ellas por la vía rápida, Paret fue nutriendo un récord que en cualquier instante podía llevarlo a la cúspide: coronarse campeón del mundo. Y de que estaba más que calificado para transformarse en un serio aspirante lo confirmó cuando, el 25 de marzo de 1960, derrotó en una pelea eliminatoria a Luis Federico Thompson, púgil panameño que posteriormente se había nacionalizado argentino.

La oportunidad grande le llegó poco después: el 25 de mayo de ese mismo año, en el Convention Center de Las Vegas, venció por fallo unánime a Don Jordan y se adueñó del título de las 147 libras. Benny “Kid” Paret era, sin ninguna duda, el mejor de su categoría: por esos años no existían la Federación Internacional de Boxeo (FIB), la Organización Mundial de Boxeo (OMB), y el Consejo Mundial de Boxeo recién se fundaría en Ciudad de México tres años más tarde.

Pero los caminos de Paret y de Griffith tendrían que cruzarse, inevitablemente. La historia muestra que protagonizaron tres peleas terribles.

Hasta ese trágico 24 de marzo de 1962, ambos se habían ganado mutuamente. Si la primera había sido para Grifitth, en la revancha se impuso Paret.
La tercera -se dijo- sería la vencida, aunque por cierto nadie sospechó que el mundo del boxeo sería testigo de un drama tan brutal, que transformaría el concepto en toda una premonición.

Una inexplicable odiosidad mutua

Entre ambos había, además, una notoria rivalidad que iba mucho más allá de lo estrictamente deportivo. Raro, porque el boxeo se caracteriza por epílogos donde, con el tañido final de la campana, quedan inmediatamente atrás las odiosidades y las antipatías. Uno y otro entienden que cada uno sólo defendió lo suyo y ambos pugilistas sellan el combate con un saludo y un abrazo que deja atrás cualquier atisbo de rencor.

Entre Griffith y Paret, desgraciadamente, no había ni la más mínima consideración o simpatía.

Paret dejó patente su sentimiento hacia Griffith con un insulto homofóbico que el estadounidense no estaba dispuesto a tolerar. En aquellos años a nadie se le habría ocurrido jamás “salir del closet”. Le haría pagar caro al cubano ese “maricón” que muchos sabían y pensaban, pero que nadie decía.

Transmitida por la cadena ABC, fueron cientos de miles los testigos de esa pelea tristemente célebre. A los aproximadamente 8 mil espectadores ubicados en el Madison Square Garden, se sumaron aquellos que habían preferido el boxeo sobre otros programas en una época sin transmisiones “vía satélite”.

Las referencias señalan que, tras llevarse la sorpresa de una mano de Paret que lo puso en la lona, en el 6° round, la furia de Grifitth se acrecentó mucho más aún. Poco a poco, fue volcando el combate y sometiendo al cubano a un castigo despiadado.

La tragedia se desencadenó en el epílogo del round 12, cuando todavía quedaban tres reglamentarios por disputar, en aquellos años en que las peleas por un título del mundo todavía eran a 15 vueltas. Con Paret sobre las cuerdas, Griffith conectó una mano brutal que, para todos, había sido decisiva, menos para Griffith y para el poco criterioso árbitro Ruby Goldstein, quien viendo al cubano inerme nada hizo por evitarle la paliza.

Con la guardia baja, nocaut de pie, Benny “Kid” Paret recibió al menos 25 golpes en su cabeza antes que Goldstein se decidiera a intervenir y parar la pelea, decretando a Griffith ganador y nuevo campeón del mundo por nocaut técnico.

La muerte gana un nuevo combate

Paret, en estado lastimoso e inconsciente, fue llevado de urgencia al Roosevelt Hospital. Nunca pudo superar el coma, muriendo el 3 de abril, diez días después de la inclemente golpiza.

El boxeo, surgido en la Inglaterra del siglo XVIII, aunque muchos remontan sus orígenes a la antigüedad, emparentándolo con el pugilato que se practicaba en los Juegos Olímpicos de la Grecia de antes de Cristo, exhibe una lista trágica de más de 600 muertes de peleadores a través de su historia. Pero de ellas ninguna tuvo, como esta, el motivo de un insulto homofóbico.

Luego del trágico acontecimiento, Emile Griffith continuó con su vida y su carrera como boxeador, pero se dice que Nunca más volvió a ser el mismo. Que se llevó a la tumba, el 23 de julio de 2013, el remordimiento de haber matado a un colega de profesión.

Griffith, aunque parezca curioso, está en la historia del boxeo chileno. El 25 de mayo de 1974, ya como peso mediano y veterano, enfrentó en el ring del Stade Louis II de Montecarlo a Renato García, boxeador chileno radicado en Los Ángeles, que mostraba una carrera de 24 combates realizados en Estados Unidos, todos ganados, y que asomaba como futuro retador a la corona del mundo. Fue el preliminar de la pelea que, por el título mundial de los pesos medios, protagonizaron más tarde el argentino Carlos Monzón y el colombiano Rodrigo Valdés.

Todas las referencias, entre ellas la de la revista El Gráfico de Argentina, señalan que la pelea la ganó García, pero se la dieron por puntos a su rival.

En 1992, Griffith fue salvajemente golpeado en una calle de Nueva York. Una pandilla lo atacó a la salida de un bar gay ubicado cerca de Port Authority Bus Terminal. Salvó su vida luego de estar largos cuatro meses internado. Nunca se pudo determinar los motivos del ataque, aunque siempre se sospechó que fue provocada por la homofobia. ¿Les recuerda el caso de Daniel Zamudio, de cuya trágica vida llegó a hacerse una teleserie que por estos días exhibe Televisión Nacional de Chile?

En 2005, un Griffith ya anciano y achacoso, declaró a Sports Illustrated: “Me gustan tanto los hombres como las mujeres, pero no me gusta la palabra homosexual, gay o maricón. No sé lo que soy. Amo por igual a hombres y mujeres”.

Más tarde, en 2008, Ron Ross escribió la biografía de Griffith, que tituló “Nine, ten… and out”. En ella, el peleador, viendo cercana su muerte, dice: “Sigo preguntándome lo extraño que es todo esto. Mato a un hombre y la mayoría lo entiende y me perdona. Sin embargo, amo a un hombre y esa misma gente lo considera un pecado imperdonable. Aunque nunca fui a la cárcel, he estado en prisión casi toda mi vida”.

Publicidad

Tendencias