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Los pequeños más grandes del fútbol chileno

Los pequeños más grandes del fútbol chileno

La buena actuación de Diego Rojas en la goleada de la UC a Colo Colo permite un repaso somero a los jugadores de menos de un metro 70, que han hecho historia en el balompié nacional.


Fue muy elogiada la actuación de Diego Rojas, el talentoso volante de Universidad Católica, después de la victoria de su equipo sobre Colo Colo el sábado último en el Estadio Monumental. Razones había: un milimétrico pase suyo derivó en la apertura de la cuenta, obra de José Luis Muñoz, y un centro retrasado culminó con la tercera conquista, materializada por Eric Pulgar.

Los que transmitieron el partido en el Canal del Fútbol lo eligieron como el mejor de la cancha. Las emisoras hicieron fila para entrevistarlo. El Mercurio le dedicó más de media página para contar su trayectoria y sus esfuerzos para llegar a la titularidad.

Rojas venía dando de qué hablar desde que fue seleccionado nacional juvenil y se perdió, por una fractura, el Mundial de la categoría: habilidoso, de gran técnica y buen remate, gran visión periférica y precisión en la entrega. Pero no tenía muchas posibilidades en el primer equipo de la UC, taponado por Darío Bottinelli, un argentino de mayor experiencia y prestigio, pero no tanto mejor en la tarea de conducir a un equipo.

¿Estaremos en presencia de un crack?

Respuesta pronta: difícil.

Con un metro 63 de estatura, lo que mide Diego Rojas, ni siquiera Maradona (1,65) habría alcanzado las alturas que consiguió. A Lionel Messi, que era un diamante a la vista cuando era niño, tuvieron que hacerle tratamientos especiales para que consiguiera un físico a tono con las exigencias actuales y llegó al metro 69. Con menos centímetros, tal vez habría sido un gran jugador, pero no el súper crack que es.

Y si se revisa bien, no son muchos los superastros del fútbol mundial que miran para arriba a los de metro setenta.

ENANOS BENDITOS

Las selecciones chilenas de fútbol están, por lo general, entre las más bajas en los torneos internacionales en que participa. El promedio de estatura de nuestra población masculina ha aumentado significativamente en las últimas décadas, pero no llega a las alturas de argentinos, uruguayos, brasileños, ecuatorianos, colombianos e incluso peruanos. Y siempre ha sido así.

En el plano local, siempre hubo “enanos” que destacaron en las canchas.

No hay constancia de las estaturas precisas de los jugadores de las primeras décadas del siglo pasado. Por fotografías se puede deducir que Guillermo Subiabre no era precisamente un gigante. Le decían “el Chato”, por lo bajito y grueso. Así y todo, era temible. Jugando por la Roja, anotó 10 goles en 11 presentaciones, tres de ellos en igual número de partidos en los Juegos Olímpicos de 1928 en Amsterdam, y otros cuatro (también en tres partidos) en el primer Campeonato Mundial, en 1930, en Uruguay. Además, hizo la gracia de batir tres veces a Ricardo “Divino” Zamora, considerado entre los mejores arqueros de todos los tiempos, en una gira por Europa.

De los años ‘40 hay constancia de otros dos enanos benditos, ambos de Colo Colo: el volante peruano César Socarraz y el puntero izquierdo Tomás “el Rata” Rojas, que contribuyeron al título que los albos consiguieron invictos en 1941.

En la década siguiente, el gran pequeño fue Atilio Cremaschi. Le decían “el Chico”. Vino de Punta Arenas para jugar en Unión Española, club con el que fue campeón en 1943 y 1951, y de ahí pasó a Colo Colo, con el que bajó dos estrellas: las de 1953 y 1956. También destacó por esos años Hernán “el Chico” Carvallo, volante de Universidad Católica en el título de 1949 y que dejó como herencia a dos bajitos que se lucieron por su notable técnica en los años70: Fernando, que actuó en la UC, en el Cádiz de España y en Unión Española y que hoy dirige a la Sub 20 de Colo Colo, y su hermano Luis Hernán, de carrera más corta en la U. Católica y que es el entrenador de la Sub 17 de los cruzados.

En los 60’, otro pequeño destacado. Y con el mismo apodo: Pedro “el Chico” Araya. Figuraza en el Ballet Azul, emigró a México, donde también fue muy destacado y de donde no quiso moverse más.

De los 80’ habría que mencionar a Héctor “el Chico” Hoffens, puntero derecho de Universidad de Chile, identificado hasta el día hoy con los colores azules.

Nadie puede olvidar las gracias de Luis “el Chico” Pérez la noche que Colo Colo conquistó la Copa Libertadores de América: anotó dos de los tres goles con que los albos derrotar a Olimpia, de Paraguay. Improvisado como atacante central no sólo cumplió a cabalidad, sino que se enquistó en la historia del club popular.

Los jugadores de físico menguado que más han lucido en las últimas temporadas han sido argentinos: Gustavo Lorenzetti (1,64), en Universidad de Chile, y Darío Botinelli (1,67, en Universidad Católica). Pero hay un chilenito que pinta muy bien: César Valenzuela, que juega en Palestino y que ya es propiedad del Cádiz español.

La lista, por supuesto, no es completa. Pero los hinchas de cada club deben tener en su memoria a estos pequeños genios, por lo general volantes creativos o atacantes por las puntas, que alegran las tardes de fútbol con sus amagues, sus gambetas y sus alardes técnicos.

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