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Análisis táctico: el sistema de juego sigue en “rodaje” y en deuda

Análisis táctico: el sistema de juego sigue en “rodaje” y en deuda

Las individualidades, como Sánchez, Vidal y Valdivia, volvieron a prevalecer sobre la eficiencia del esquema y la organización colectiva del equipo nacional.


El diseño táctico inicial de Chile no generó ventajas perceptibles respecto a la organización de juego que propuso Ecuador.

Al menos en el primer tiempo, la Selección estuvo sujeta a un dispositivo de sencilla definición numérica, pero de discutible eficiencia en la cancha del Nacional. El 3-4-2-1 consideró defensivamente a Gonzalo Jara como defensa libre, secundado por Medel por la derecha y Mena por la izquierda como marcadores a presión sobre los delanteros rivales.

En la línea de mediocampo se movían Mauricio Isla, Marcelo Díaz, Charles Aránguiz y Arturo Vidal, mientras que algunos metros más arriba aparecían Jorge Valdivia y Jean Beausejour en un doble enganche ofensivo. Y en punta Alexis Sánchez, en un constante vaivén que a menudo le alejó demasiado del área rival.

Ecuador, por su padre, se aferró desde el comienzo a un 4-4-2 muy clásico, de tremenda disciplina defensiva y escaso desdoblamiento.

Con el balón rodando, durante 20 minutos Chile dispuso de espacios para que Valdivia y Sánchez tejieran algunas jugadas de ciertos riesgos para el portero visitante. En ese lapso de marca flexible, fue llamativo que Gonzalo Jara iniciara varios ataques con pelotazos de treinta metro de más intención que efectividad.

Con todo, a despecho de su cautela, el equipo ecuatoriano también produjo peligro especialmente por la habilidad y potencia de Montero, que al menos en tres ocasiones superó en velocidad a Isla por la izquierda para definir con centro mal aprovechados.

Ya en el segundo tiempo, el ingreso de Eduardo Vargas por el improductivo Beasejour nutrió mejor la ofensiva nacional y le dio otro soporte a los alardes individuales de Alexis.

El sistema ecuatoriano no varió demasiado mientras duró el beneficio parcial del 0-0, aunque de pronto fue más agresivo, casi siempre capitalizando la dinámica de Montero y su supremacía sobre Isla.

El agrupamiento amarillo en su área parecía impenetrable a esa altura del segundo lapso (20′), en que Arturo Vidal apareció por la derecha del área y fue derribado por Bolaños, en una falta tan evitable como innecesaria y discutible, porque el volante de la Juve no tenía opción ni ángulo de remate.

Sobre la misma acción se produjo el ingreso de Matías Fernández por un agotado Valdivia, en una fórmula que buscaba refrescar la generación desde mediocampo y, especialmente, propiciar el remate de distancia por parte del calerano.

Las pelotas detenidas no dieron éxito a la Roja y sí pudieron dar el empate a Ecuador a los 80’: un tiro libre de Ayoví lo conectó Enner Valencia con un frentazo al travesaño.

Resuelto el suspenso con el segundo gol anotado por Eduardo Vargas, Sampaoli incluyó a David Pizarro en vez de Aránguiz, para terminar de tranquilizar y asegurar una ventaja irremontable para el rival, definiendo un partido complejo, sin grandes emociones, en que Chile impuso su mayor consistencia.

Al fin, un penal y un contragolpe le premiaron como fuerza colectiva –con un 58% de posesión- en un estreno cuyas conclusiones le permitirán ajustar su organización y pulir los ripios tácticos que evidenció en la partida.

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