El arquero colombiano tuvo su partido soñado. Ese que todos recordarán durante décadas por haber impedido el triunfo trasandino en los 90 minutos.
James Rodríguez era el elegido para convertirse en el héroe de una posible clasificación de Colombia a semifinales. Si aquello se lograba- suponía todo el mundo- sería porque el talentoso del Real Madrid habría concretado alguno de esos golazos que acostumbra en la liga española.
Nadie pensaba que la estrella iba a ser el arquero David Ospina. A lo mejor el único que lo sabía era el entrenador José Néstor Pekerman y por eso apostó a aguantar el cero a cero en el partido normal y jugárselo todo en los penales.
Como sea, los ataques de úlcera y colon que sacudieron los intestinos de jugadores, cuerpo técnico y fanáticos argentinos presentes en el estadio Sausalito fueron culpa de Ospina.
Difícilmente podrá otro arquero igualar en lo que resta de la copa lo que él hizo esta noche. No solo por su habitual seguridad bajo los tres palos, sino porque tuvo tres tapadas memorables.
La primera fue doble. Promediando la primera etapa, tapó a boca de jarro los remates de Agüero y Messi, dos de los más letales goleadores mundiales. Al remate rasante del primero le interpuso sus piernas, las mismas con las cuales brincó desde el suelo para manotear el posterior cabezazo del mejor jugador del mundo.
Cuando restaban 11 minutos para el fin del duelo, volvió a enmudecer a los argentinos con una volada que le permitió desviar un disparo letal de Otamendi.
En los penales no tuvo la misma suerte. Eligió mal en algunos tiros y cuando adivinó, la potencia de los lanzamientos le impidió contenerlos.
De todos modos, Ospina ratificó que será uno de los baluartes de la selección colombiana en las próximas clasificatorias para el Mundial de Rusia 2018.
