
Los internos de la prisión Adriano Marrey, a las afueras de Sao Paulo, Brasil, se dedican a una actividad poco habitual.
Desde que comenzó el taller en 2015, un centenar de presos han completado el curso de crochet, que les llevó a organizar una pasarela de moda en el centro penitenciario para mostrar sus creaciones.
Bruno Ribeiro, uno de los presos que aprende crochet en la prisión, asegura que esta actividad le proporciona "una oportunidad de cambiar" su vida.
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