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The Cure: Recuperando la esencia original

Un grupo con 25 años de trayectoria y que logra reinventarse y reafirmar su estilo. Eso es lo que consiguió The Cure con su último disco homónimo: mezcla de lo mejor de la banda y de los sonidos más originales y básicos que lograron posicionarlos en un lugar importantísimo dentro de la historia de la música.


"Afuera las exigencias y manos a la obra", deben haber sido las frases que utilizó el productor Ross Robinson para persuadir al escurridizo Robert Smith y devolverlo a la música. Y no solo a la escena musical, sino también retornar a la creatividad, al placer de componer y recuperar quizás esa pasión por la música y las ganas que hicieron de The Cure una banda imprescindible.



Instalados desde 1979 como una banda inquietante por su propuesta tanto estética como musical, The Cure reafirma con este nuevo trabajo homónimo su esencia, el estilo que los hizo inconfundibles y muchas veces inclasificables. Y a pesar de que solo permanece Smith como integrante original, la banda actual ha sabido interiorizarse con el estilo que impone el solo nombre de The Cure.

A pesar de que en un comienzo la banda, proveniente de un poblado del sur de Inglaterra, se acercó a los acordes típicos del punk, la oscuridad y melancolía los encamino más allá de la senda de los Sex Pistols. Estableciendo atmósferas únicas, la agrupación se ha caracterizado por una creación incomparable, por marcar un hito en la historia de la música y por instalarse como un actor esencial dentro del mundo musical.



Desde el 2000 que sus seguidores esperaban un disco que estuviera a la altura del grupo, y al aparecer con este último lo lograron. Un disco impecable, que no intenta demostrar nada, que no intenta aparentar nada, solo hacer buena música.



The Cure, aparentemente, recuperó las fuerzas. Eso se nota en cada una de las doce canciones que componen este nuevo disco. Pero sin duda, una mención aparte merece el excelente single promocional The end of the world, un pequeño bocado para degustar de buena música. Una carnada para los más ansiosos, un aliciente para quienes pensaban que The Cure solo viviría de recopilaciones.



Con una grabación directa en estudio, discutiendo cada temática a tratar, cada arreglo por hacer, la banda logró conformar un todo exacto e inequívoco. Dejando atrás las viejas rencillas y el retraimiento de Smith a la hora de componer, la banda fue capaz de entregar canciones tan variadas como la agobiante Lost, una guitarra incomparable en Alt.end, sonidos étnicos y percusiones en Labyrinth o la clásica ochentera Taking Off, muestra de los sonidos propios de la banda.



Robert Smith ha declarado que esta placa es homónima porque realmente ejemplifica lo que significa The Cure. Y también ha comentado "si no te gusta entonces no te gustamos". Un desafío enorme para quienes ignoran lo que esta banda hizo y sigue realizando. Una invitación para quienes gustan de los clásicos y para aquellos que deseen transportarse a aquella década de los ochenta fértil en música inigualable. Un gran álbum.



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