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China cede a presión internacional y excarcela 3 famosos periodistas

Medida responde a las campañas impulsadas por la asociación Reporteros Sin Fronteras, con miras a los Juegos Olímpicos de Pekín 2008.


La excarcelación esta semana de tres reconocidos periodistas chinos, cuya liberación pidieron durante años colegas suyos y la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF), es un claro gesto de Pekín para que las presiones internacionales disminuyan en la recta final hacia los Juegos Olímpicos de esa ciudad.



La puesta en libertad de Yu Huafeng, Ching Cheong y Li Changqing, que publicaron informaciones o iniciaron investigaciones que no agradaron a las autoridades chinas, ha sido recibida con alegría por RSF, cuyos responsables afirman que las campañas «empiezan a dar sus frutos».



En un comunicado firmado por el director de RSF para Asia-Pacífico, Vincent Brossel, tras la liberación de los tres, se pidió que las peticiones de liberación de los más de 30 periodistas y cerca de 50 «ciberdisidentes» que siguen encarcelados «aumenten antes de los Juegos Olímpicos».



Brossel se manifestó el año pasado, cuando quedaba un año para los JJOO, en Pekín, lo que motivó su expulsión del país asiático, junto a los otros protagonistas de la protesta, entre ellos el presidente de la organización, el español Fernando Castelló.



Pese a las buenas noticias de la semana, RSF sigue considerando a China «la mayor cárcel para periodistas del mundo», y ayer, en París, volvió a llevar a cabo una protesta contra Pekín 2008, cuando quedaba exactamente medio año para el inicio de la cita deportiva.



Los tres periodistas han sido liberados en la misma semana -coincidiendo, además, con las vacaciones del Año Nuevo chino, lo que les ha permitido reunirse con sus familias en la fiesta más importante del país-, aunque las circunstancias de cada caso fueron diferentes.



Ching Cheong, el más conocido internacionalmente, fue excarcelado después de cumplir tres de los cinco años de prisión a los que había sido condenado por espiar para Taiwán.



Ching, ciudadano de Hong Kong y que trabajaba para el diario singapurense «Straits Times», regresó a la ex colonia británica el 5 de febrero, después de años de lucha por que fuera liberado, sobre todo por parte de su esposa, Mary Lau.



Grupos pro libertad de prensa afirmaron estos años que el periodista había sido condenado en realidad por haber intentado escribir un artículo con información clasificada sobre Zhao Ziyang, antiguo secretario general del Partido Comunista caído en desgracia en 1989 por apoyar a los estudiantes de Tiananmen.



Yu Huafeng, ex editor jefe del popular periódico chino «Nanfang Dushi Bao», fue por su parte puesto en libertad ayer tras haber cumplido cuatro años de cárcel de los 12 a los que había sido inicialmente condenado por corrupción y soborno.



Yu dirigía, según RSF, «uno de los diarios más independientes e innovadores de China» y fue «víctima de una conspiración» por parte de las autoridades de la provincia de Cantón, donde se publica el diario.



Según la organización defensora de los periodistas, el gobierno cantonés «quería castigar al periódico por sus atrevidas informaciones, incluyendo una que reveló la muerte de un estudiante en una comisaría».



Ese diario fue además uno de los primeros periódicos que se atrevió en el 2003 a publicar informaciones sobre el brote del Síndrome Respiratorio Agudo y Grave (SRAG) mientras las autoridades locales intentaban ocultar la gravedad de la epidemia.



Ello guarda relación con el tercer periodista liberado esta semana, Li Changqing, quien fue condenado por «alarmista» tras desvelar en un medio extranjero una epidemia de dengue en el sur de China, en 2005.



Li, a diferencia de los dos casos anteriores, cumplió íntegra su condena, aunque originalmente se le acusó de «incitar a la subversión contra la autoridad del Estado», un delito que le podría haber supuesto una condena mayor.



Otras noticias en los últimos días hacen pensar en cierta «primavera» en la relación del régimen comunista con la profesión periodística.



Esta semana, el Comité Organizador de Pekín 2008 reconoció que China está considerando la posibilidad de relajar la censura que aplica a miles de webs, entre ellas la de webs informativas como la de la BBC, censurada desde hace años.



La organización de los JJOO ya ha servido, además, para relajar los límites a los periodistas extranjeros que trabajan en China, permitiéndoles mayor facilidad para hacer entrevistas y cubrir eventos en zonas remotas.



Aunque la presión contra los periodistas parece disminuir, no lo hace la persecución contra los disidentes políticos:



El más conocido de ellos, Hu Jia, fue detenido en diciembre, su esposa Zeng Jinyan está en arresto domiciliario, y esta misma semana se conoció la detención del escritor y «ciberdisidente» Lu Gengsong.



EFE


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