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Abren juicio contra cazador que mató a última osa de origen pirenaico

El procesado desde el principio ha sostenido ante la justicia francesa que disparó como último recurso y porque se sintió amenazado, y que el encuentro con el animal había sido fortuito.


El juicio contra un cazador que a fines de 2004 mató en los Pirineos franceses a la osa «Cannelle», que se consideraba la última descendiente de la población autóctona de esta especie, se inició este miércoles en el Tribunal Correccional de Pau.



El acusado, René Marquèze, de 64 años y habitante del Valle de Aspe en el que se produjo el incidente, tiene que responder hasta el próximo viernes del cargo de destrucción de un ejemplar de una especie protegida.



Marquèze se sienta en el banquillo por una decisión del Tribunal Supremo del pasado 13 de noviembre, anulando el dictamen del juez instructor del caso que inicialmente optó por archivarlo por estimar que el cazador actuó en legítima defensa.



El Tribunal de Apelación ya se había pronunciado contra ese archivo el 6 de abril del pasado año al considerar que el procesado voluntariamente se había expuesto a «una confrontación con el oso» y que los cazadores no deberían haber participado a «una batida peligrosa, organizada infringiendo las prescripciones reglamentarias».



El procesado desde el principio ha sostenido que disparó contra la osa como último recurso y porque se sintió amenazado, y que el encuentro con el animal había sido fortuito.



Un total de 19 asociaciones de defensa del medio ambiente se han constituido en acusación particular durante la instrucción de este sumario que suscitó un gran número de reacciones en Francia, y fue uno de los elementos que pesó en la puesta en marcha de un plan para reforzar la población de osos pardos en los Pirineos.



Los hechos que se juzgan en Pau se remontan al primer domingo de diciembre de 2004, cuando seis cazadores participaban en una batida de jabalíes y ciervos en las montañas que rodean el valle de Aspe.



Uno de los cazadores que acompañaban a Marquèze en esa batida ha denunciado la actitud de las asociaciones ecologistas que se han constituido en acusación particular: «no somos salvajes. Tenemos tantos valores como cualquiera que vive en una ciudad».



«Cuando alguien viene de la ciudad, se cree en su casa en todas partes, no quiere ver a nadie. Pero nosotros vivimos en la montaña, la cuidamos», señaló este amigo del acusado en declaraciones hoy a la emisora «France Info».



Gérard Cosimo, presidente del Comité Eco-Pastoral que se ha constituido en parte civil, precisó que lo que piden no es la prohibición total de la caza, pero sí que en algún territorio se restrinjan las actividades humanas y se dediquen en particular a las de ocio y a la conservación de las especies salvajes.



Por otro lado, el Gobierno francés ha encargado a la Fiscalía un complemento de información sobre la muerte en agosto de 2006 de la osa «Franksa», uno de los ejemplares llevados a los Pirineos desde Eslovenia dentro del programa para proteger la especie.



En principio «Franksa» murió por el impacto con un vehículo cuando atravesaba una carretera cerca de Lourdes, pero al animal se le encontró plomo de caza.



En la actualidad hay alrededor de una veintena de osos en los Pirineos, de los cuales cuatro están en la zona del Bearn, todos ellos machos. De los cinco animales de origen esloveno introducidos por las autoridades francesas, quedan tres, uno de los cuales, la osa «Hvala», parió dos oseznos hembras.



EFE

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