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Correa y Fernández destacan nueva fase de integración latinoamericana

«No asistimos a las vergonzosas páginas de dependencia y sumisión, sino a los albores de una nueva historia, marcada por la solidaridad continental. Es una alianza entre pueblos», indicó el mandatario ecuatoriano.


La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, que visita Ecuador, destacó este lunes, junto a su colega Rafael Correa, la importancia de la nueva fase de integración que, a juicio de ambos, vive América Latina para alejarse de la «dependencia y la sumisión».



Fernández aseguró que América Latina necesita pasar de la «diplomacia declarativa a la de los hechos» y recalcó que actualmente la región está en un «punto de inflexión», porque la integración se hace «entre Latinoamérica y para latinoamericanos».



Criticó que en el pasado en la región se consideraba como más valioso lo que venía de fuera: «Solo si éramos reconocidos desde afuera podíamos valer algo nosotros», se lamentó.



Por eso, señaló que ahora hay una «lucha cultural muy fuerte» que es «reconocer nuestras propias categorías de pensamiento, nuestras propias experiencias política e históricas como gobiernos».



«En Latinoamérica nunca hemos tenido ideas ni expansionistas ni colonialistas, por eso podemos tener una categoría de pensamiento de integración diferente a aquellas sociedades y pueblos que, a través de siglos, han ejercido rol colonizador», apuntó Fernández quien llegó ayer a Quito para una visita oficial y está noche regresará a Buenos Aires.



Añadió que el siglo XXI llega signado por dos elementos básicos: energía y alimentos, aspectos que ponen en un lugar estratégico a la región, por lo que instó a aprovechar esa «oportunidad histórica» para América Latina.



«Tenemos el derecho a que se nos escuche porque durante mucho tiempo se escucharon otras voces que luego fracasaron y que casualmente en momentos de crisis empiezan a aplicar las recetas que siempre nos prohibieron y nos criticaron», dijo Fernández en referencia a las intervenciones de los bancos centrales para salir de las crisis.



Por su parte, Correa dijo que esa nueva fase está orientada hacia la construcción de una nueva arquitectura financiera regional, y dentro de ella la pretendida creación del Banco del Sur, «como corazón de una red de bancos de desarrollo reorientados hacia un esquema alternativo».



Además, la articulación de bancos centrales en torno a las tareas de la estabilización y la reducción de las asimetrías estructurales, con el Fondo del Sur como eje central, y la convergencia hacia un esquema monetario común a partir del desarrollo de un sistema de pagos sustentado en una moneda de cuenta regional.



Para Correa, «no hay ningún impedimento técnico ni financiero para lograr estos objetivos. Se trata solo de decisión política, visión histórica, y de superar las trampas institucionales que heredamos de la larga y triste noche neoliberal».



Auguró «un nuevo orden mundial sin capataces ni amos. Un escenario de relaciones internacionales donde la solidaridad se imponga a la falsa competencia entre naciones, que lo único que ha hecho es fracturar los ideales de unidad, postergar los temas que siempre debieron unirnos, y fijar relaciones perversas, en las que el dominio ha sido del mercado y no de los seres humanos».



«No asistimos a las vergonzosas páginas de dependencia y sumisión, sino a los albores de una nueva historia, marcada por la solidaridad continental. Es una alianza entre pueblos», indicó el mandatario ecuatoriano.



En la nueva etapa de la diplomacia, la de los hechos que propugna, la presidenta Argentina destacó la firma hoy de varios convenios y memorandos de entendimiento entre Quito y Buenos Aires en sectores como energía, tecnología, trabajo, deportes, agricultura, política, transporte y la entrega de un estudio sobre una hidrovía del río Napo para ampliar la integración.



Correa y Fernández destacaron la importancia de la cooperación en el mayor proyecto hidroeléctrico de Ecuador, el denominado Coca-Codo-Sinclair, que generará 1.500 megavatios y se construirá en alianza entre las estatales ENARSA, de Argentina, y Termopichincha, de Ecuador.



El costo del proyecto, según Correa, asciende a 1.590 millones de dólares, aunque el ministro de Electricidad, Alecsey Mosquera, dijo a Efe que por la devaluación del dólar, el cálculo ascendió a 2.000 millones de dólares.



Correa, aprovechó la visita oficial de Fernández para agradecerle su apoyo en la crisis diplomática desatada entre Quito y Bogotá tras la incursión militar colombiana en un campamento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) instalado en Ecuador.



EFE

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