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Cuba y política exterior de EE.UU. enciende ruta a la Casa Blanca

El senador demócrata Barack Obama ha estado en la diana de los republicanos por mostrarse dispuesto a dialogar con los líderes de Irán, Cuba, y Corea del Norte.


El futuro tono de la política exterior de EE.UU. frente a sus adversarios, y qué hacer para propiciar un cambio democrático en Cuba, enfrentó este martes de nuevo a los aspirantes presidenciales en el debate sobre la conciliación o la ofensiva política.



Como en otras ocasiones en la recta final de las primarias, los tres aspirantes presidenciales se enzarzaron en un agrio debate sobre el papel que debe jugar Estados Unidos en el mundo, en aras de la seguridad y prosperidad.



El senador demócrata Barack Obama ha estado en la diana de los republicanos por mostrarse dispuesto a dialogar con los líderes de Irán, Cuba, y Corea del Norte.



Apelando al sentimiento anti-castrista de la comunidad cubana en el exilio, el senador republicano John McCain atacó hoy por segundo día consecutivo a Obama, quien dijo en un debate el año pasado que estaría dispuesto a reunirse con el líder cubano, Raúl Castro.



McCain, cuyo partido busca proyectar una imagen de dureza contra las dictaduras, afirmó que una reunión semejante pondría en peligro la seguridad de EE.UU. y que, si llega a la Casa Blanca, su política no será una de apaciguamiento con La Habana.



La liberación de presos políticos, elecciones con supervisión internacional y la pluralidad política en la isla serán sus prioridades, afirmó McCain, arrancando aplausos de la audiencia en Miami.



Para la campaña de Obama, McCain solo ofrece «un tercer mandato» del presidente George W. Bush, o la continuidad de una política exterior «que ha fracasado durante décadas».



Obama señaló que McCain «convenientemente dejó afuera el hecho de que hace ocho años…él mismo pidió negociar un fin al embargo».



La opción de los votantes es clara: una política que no ha logrado la libertad en Cuba o un nuevo rumbo a través de una «diplomacia directa y con principios», sin restricciones para los viajes y remesas de los cubanos en el exilio, precisó Obama en un comunicado.



En otras ocasiones, Obama ha sido incluso más combativo al señalar que fue precisamente una política de acercamiento de EE.UU., bajo gobiernos republicanos, la que logró, por ejemplo, el derrumbe del Muro de Berlín.



La senadora Hillary Clinton, que lucha febrilmente por su supervivencia política en esta contienda, no respondió directamente a los ataques de McCain.



Pero sí afirmó en un comunicado que el liderazgo en Cuba se encuentra ante la coyuntura de continuar «las fallidas políticas del pasado que han suprimido las libertades democráticas y el desarrollo económico, o tomar un paso histórico para incorporar a Cuba en la comunidad de naciones democráticas».



Clinton repitió su promesa de que, si gana en noviembre, buscará un acercamiento con los aliados de EE.UU. en América Latina y Europa para lograr «una transición pacífica a la democracia» en la isla.



«Estados Unidos debe perseguir una política activa para promover la causa de la libertad, democracia y oportunidad para el pueblo de Cuba. Esa es la política que yo perseguiré como presidenta», puntualizó la senadora demócrata por Nueva York.



Clinton es partidaria de mantener intactas las restricciones comerciales y de viajes a Cuba hasta que el Gobierno de Raúl Castro tome «pasos concretos para garantizar las libertades políticas y civiles y permita elecciones libres y justas».



Una fuente del Departamento de Estado, que pidió el anonimato, dijo a Efe que «en lo que queda de la campaña electoral, veremos cada vez más ese tira y afloja» entre las posturas de acercamiento con Gobiernos hostiles a EE.UU. o la continua combatividad de Washington.



Desde el triunfo de la revolución cubana en 1959, sea bajo mandato demócrata o republicano, la postura del Gobierno de Washington ha sido inamovible: mantener la asfixia económica contra la isla mientras no haya un cambio de régimen.



De ese modo, siguiendo una ofensiva diplomática contra el Gobierno de La Habana, la Casa Blanca realizará mañana el «Día de Solidaridad con Cuba», en el que de nueva cuenta el presidente George W. Bush presionará por la liberación de todos los presos políticos y el respeto a los derechos humanos.



Así lo explicó este martes el subsecretario de Estado para América Latina, Tom Shannon, durante un encuentro con la prensa extranjera, en el que reiteró que Cuba debe dar espacio a un diálogo nacional sobre el futuro de la isla.



Sin embargo, ese diálogo solo podrá arrancar si las autoridades cubanas eliminan de la ecuación «el factor del miedo», aseguró Shannon.



Estados Unidos mantiene relaciones diplomáticas y comerciales con China pero se niega a tener un diálogo con el régimen de La Habana, a 144 kilómetros de Miami (Florida), donde los exiliados cubanos tienen un peso político nada desdeñable.



Shannon insistió en que el Gobierno de Washington no sufre timidez a la hora de denunciar los atropellos a los derechos humanos en China, y consideró que, en el caso de Cuba, «no existe el espacio» político para el diálogo.



En el encuentro de la Casa Blanca, se prevé la participación de funcionarios de alto rango del Gobierno y líderes republicanos del Congreso, y como en años anteriores, amigos y familiares de presos políticos cubanos.



EFE

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