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Cofundador de Google se pone en órbita

Desde hoy, Sergey Brin tiene 50 mil euros más en su cuenta además de una insignia conmemorativa, un diploma y una escultura de Joan Miró. Eso así, a compartir con su compañero Larry Page, con el que creó Google. Se trata del verdadero premio que supone recibir el Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanides, aunque Brin parece tener la cabeza en otros asuntos de mayor envergadura: su viaje al espacio.


Según anunció The New York Times, el cofundador de Google habría reservado una plaza en un viaje espacial organizado por la empresa Space Adventures que tendrá lugar en 2011. Brin ha invertido cinco millones de dólares (más de tres millones de euros) en la compañía, que en los últimos años ha sido la encargada de ‘lanzar’ cinco turistas espaciales. Con esta inversión, el estadounidense se habría asegurado un asiento en uno de los viajes que prepara.



Pero la ‘misión’ en la que se embarcará Brin no tendrá nada que ver con las que se han llevado a cabo hasta el momento. Space Adventures ha desvelado que se convertirá en «la primera compañía en desarrollar una misión privada que vaya a la misión espacial internacional» o, lo que es lo mismo, que se tratará de un vuelo totalmente comercial, independiente de las autoridades espaciales. Sólo dos personas más viajarán con Brin en la nave: un comandante ruso encargado de su funcionamiento y otro ocupante, aún desconocido.



Hasta el momento, los privilegiados multimillonarios que se han lanzado a la conquista del espacio lo han hecho en la nave Soyuz, en compañía de astronautas que se dirigían a trabajar a la Estación Espacial Internacional (ISS). Pero en los últimos meses, Space Adventures ha encontrado cada vez más opositores a su negocio estrella. Vitaly Lopota, el presidente de la compañía rusa encargada de la Estación, declaró el pasado mes de abril que «la ISS no se construyó para el turismo espacial sino para servir a las necesidades de la gente de la Tierra». De hecho, está previsto que este tipo de viajes desaparezcan en 2010.



Sin embargo, Space Adventures no parece estar dispuesta a dejar escapar un negocio con el que se embolsan entre 20 y 40 millones de dólares por pasajero. La cifra que tendrá que pagar Sergey Brin es todavía una incógnita pero, previsiblemente, será superior. De todos modos, posiblemente será algo insignificante para una persona que posee la mitad de una empresa que en 2007 tuvo más de 4.000 millones de dólares de beneficios. Y desde ayer, además, un premio Príncipe de Asturias.




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