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Ciudadanos y personalidades dan el último adiós a Santiago Carrillo en Madrid

Cientos de personas se acercaron a la sede del sindicato Comisiones Obreras, donde en la capilla ardiente se despien del ex secretario general del Partido Comunista de España, quien murío ayer a los 97 años.


La capilla ardiente con los restos mortales de Santiago Carrillo, fallecido ayer a los 97 años, se abrió hoy en Madrid para que el histórico dirigente comunista español reciba el último adiós.

Ciudadanos anónimos así como personalidades de la política española se acercaron a la sede del sindicato Comisiones Obreras (CCOO), donde la capilla ardiente del que fuera secretario general del Partido Comunista de España (PCE) permanecerá abierta hasta la noche.

Unas cien personas esperaban su turno para poder entrar antes de la apertura, entre ellos Adolfo Suárez Illana, hijo del ex presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, en la etapa histórica de la Transición de la dictadura de Franco a la democracia.

En nombre de su padre -que se encuentra enfermo desde hace años- trasladó un mensaje de gratitud a Carrillo, de quien destacó que apoyó la Transición «cuando muy pocos creían en ese proceso, aunque hoy todos lo avalen».

«Precisamente es él quien legitima el proceso de la Transición desde la izquierda», afirmó Suárez, quien añadió que «todos los demócratas, con independencia de las discrepancias políticas, le debemos mucho a Carrillo».

El político fallecido es reconocido como uno de los artífices de la Transición, por su influencia en las negociaciones y en la firma de los llamados «pactos de la Moncloa», los acuerdos de 1977 con los que las fuerzas políticas españolas anclaron la democracia en un momento de gran dificultad.

Por su parte, el veterano político socialista Alfonso Guerra – «número 2» en los primeros gobiernos de Felipe González – aseguró que en la época de Santiago Carrillo «los mejores iban a la política», y «eso ahora no ocurre».

Los restos mortales de Carrillo serán incinerados mañana, jueves, en el madrileño cementerio de La Almudena, según informó su familia, que tiene la intención de llevar luego sus cenizas a la costa asturiana de Gijón (norte) para esparcirlas en el mar, como era su deseo.

Entre las decenas de personas que ya comenzaron a entrar a este auditorio para despedir al histórico dirigente del PCE, se encontraban viejos amigos y conocidos de Carrillo.

Uno de ellos, Ángel Jiménez Camacho, visiblemente emocionado, definió al dirigente comunista como «un hombre digno, honesto y tolerante según las circunstancias». «Los comunistas somos así, disciplinados», señaló.

«Un hombre y un político honrado», era la afirmación más repetida entre las personas que hacen cola para dar su último adiós al político.

Carrillo, secretario general del PCE de 1960 a 1982, murió ayer en su casa de Madrid a los 97 años mientras dormía la siesta, después de que en la última semana empeorara su estado de salud y de que en los últimos meses tuviera que ser hospitalizado en diversas ocasiones.

Amigos y personalidades políticas acudieron ayer al domicilio familiar a expresar sus condolencias, entre ellos los reyes Juan Carlos y Sofía, que le definieron como «una persona fundamental en la Transición».

El Congreso de los Diputados, donde Carrillo vivió momentos decisivos de la historia reciente española, le rindió un espontáneo homenaje al conocer su muerte, con los aplausos de los parlamentarios.

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