Será la primera vez desde 2008 en que los jefes de Estado y de Gobierno se ocupen de este ámbito, que tradicionalmente está en manos casi exclusivas de los Estados.
Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea inician hoy una cumbre de dos días en la que el impulso de las políticas de defensa y la mejora en la gestión de la inmigración serán claves, después de que esta madrugada ya se avanzara en el otro gran asunto previsto, la unión bancaria.
Los ministros de Economía de la Unión Europea (UE) llegaron, cerca de la medianoche del miércoles, a un acuerdo político sobre el mecanismo único de liquidación bancaria, en el que los países miembros tendrán preponderancia en detrimento de la Comisión Europea (CE) y en el que habrá un fondo con recursos plenamente comunes a partir de 2026.
Tras el acuerdo en el Ecofin, los líderes tienen previsto dar la bienvenida al acuerdo y señalar el camino para completar de manera definitiva la legislación puesta en marcha para prevenir y responder a futuras crisis financieras.
En esta jornada de jueves, en que participará el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, se tratarán también otros temas económicos como los puntos principales sobre los que se crearán los contratos de reformas que deberán firmar los países del euro a cambio de ayudas financieras.
El viernes la agenda estará marcada por los asuntos de Defensa e Inmigración.
Será la primera vez desde 2008 en que los jefes de Estado y de Gobierno se ocupen de este ámbito, que tradicionalmente está en manos casi exclusivas de los Estados.
Los líderes tendrán una discusión «estratégica», según fuentes comunitarias, sin esperar grandes resultados concretos, pero sí numerosas orientaciones sobre cómo avanzar en los próximos años.
Los Veintiocho tienen voluntad de reforzar su cooperación en materia de defensa, especialmente en la situación actual en que la necesidad de intervenir activamente en cuestiones de seguridad se ve frenada por los recortes presupuestarios.
La crisis ha forzado una dura reducción de los fondos destinados a la Defensa en los países europeos -estimada en un 10 % desde 2006- y plantea el «riesgo» de que Europa salga de la recesión habiendo perdido gran parte de su potencial, dijeron fuentes comunitarias.
Esas debilidades ya quedaron patentes en intervenciones como la de Libia, donde las potencias europeas necesitaron el apoyo logístico de Estados Unidos, que también advierte repetidamente de que el continente debe hacer más por su propia seguridad.
Bruselas trata de impulsar toda una serie de proyectos de cooperación para desarrollar capacidades consideradas «críticas» y que los países no pueden desarrollar por sí solos a día de hoy, tales como drones, tecnologías de repostado en vuelo o satélites de inteligencia.
En paralelo, los Veintiocho buscan fórmulas para mejorar la capacidad de la UE para intervenir rápidamente en caso de crisis, ante las que suelen necesitar demasiado tiempo para responder.
Por último, los Veintiocho tratarán el asunto de la inmigración y la necesidad de mejorar la gestión de mejor los flujos irregulares, sobre todo tras catástrofes como la de Lampedusa.
La inmigración interna, dentro de la propia UE, podría ser el asunto sorpresa del encuentro, dado el creciente clima restrictivo en algunos países y, especialmente, los intentos del Gobierno británico por disuadir la llegada de europeos a las islas.
