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Rafael Correa dice que gente del nuevo alcalde de Quito «no dudaría en pegarle un tiro al presidente»

Rafael Correa dice que gente del nuevo alcalde de Quito «no dudaría en pegarle un tiro al presidente»

«Esa gente cuenta los días para que se caiga el Gobierno, esa gente estuvo en el 30-S» (de 2010, cuando el mandatario estuvo secuestrado cerca de nueve horas en medio de una revuelta policial) y «esa gente está en contacto directo con la derecha fascista de Venezuela», sostuvo el mandatario ecuatoriano.


El gobernante ecuatoriano, Rafael Correa, aseguró que la «gente que está detrás» de Mauricio Rodas, quien ganó la alcaldía de Quito en las elecciones locales celebradas en el país, según las encuestas, «no dudaría en pegarle un tiro al Presidente».

Correa, en una conferencia de prensa en la sede de su partido, Alianza País (AP), señaló que «esa gente cuenta los días para que se caiga el Gobierno, esa gente estuvo en el 30-S» (de 2010, cuando el mandatario estuvo secuestrado cerca de nueve horas en medio de una revuelta policial) y «esa gente está en contacto directo con la derecha fascista de Venezuela».

El jefe del Estado reiteró que con la alcaldía de Quito en manos de Rodas, se «pone en riesgo la estabilidad del Gobierno» si, por ejemplo, se pone «veinte mil personas en la Plaza Grande» para protestar, donde está el Palacio de Gobierno.

Sobre este candidato, quien según las encuestas obtuvo la alcaldía con más del 56 % de los votos, señaló que «quiso perjudicar» al Gobierno al publicar a nivel internacional un estudio que situaba a Ecuador entre los tres países más pobres de Latinoamérica.

Según Correa, dicho estudio «no resistía el menor análisis académico» y «mezclaba naranjas con camellos», puesto que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) indicaba entonces que Ecuador estaba entre los tres países que más reducían ese índice.

El mandatario dijo que no conoce personalmente a Rodas y, pese a estas críticas, subrayó que «hay que respetar la decisión del soberano», en relación al pueblo que le eligió en las urnas.

El mandatario subrayó que, pese al «revés» que supone perder la alcaldía de Quito, no se pude hablar de una derrota del oficialismo que, según la información que posee, ha ganado nueve de las veintitrés prefecturas provinciales, lo que representa «una victoria a lo largo y ancho del país».

Sin embargo, para Correa, lo acontecido en estas elecciones evidencia que el movimiento AP está afectado por un «sectarismo» que le «está pasando factura».

«Algo no hemos hecho bien», indicó el gobernante, quien se preguntó por qué esa fuerza política no cerró una alianza nacional con Avanza, formación con la que tiene un acuerdo en el parlamento. «Probablemente por sectarismo», dijo Correa, quien agregó que estos «remezones» son positivos «para no anquilosarnos» y para «seguir siendo revolucionarios».

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