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Dilma Rousseff marcada por casos de corrupción y bajo crecimiento: «Yo no voy a caer» Presidenta brasileña respondió a quienes proponen pedir su destitución

Dilma Rousseff marcada por casos de corrupción y bajo crecimiento: «Yo no voy a caer»

La mandataria se refirió así al juicio que promueven en su contra grupos minoritarios de oposición, los que piden que asuma la responsabilidad por las decenas de políticos involucrados en las irregularidades detectadas en la petrolera estatal Petrobras. «Si hay una cosa a la que no le tengo miedo es a eso», dijo, y enfatizó que su preocupación en este momento es «superar un momento bastante difícil en la economía del país».


La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, recalcó en una entrevista divulgada por el diario «Folha de Sao Paulo» que no existen motivos para que la destituyan, por lo que no tiene miedo de «caer».

«No voy a caer. No voy, no voy. Eso es fácil, es lucha política. Las personas caen cuando están dispuestas a caer y yo no lo estoy. No hay base para ello», advirtió la jefa de Estado, quien asumió su segundo mandato el pasado 1 de enero.

En los últimos meses, algunos sectores minoritarios de la oposición han barajado la posibilidad de exigir un juicio con miras a la destitución de Rousseff a raíz del los casos de corrupción en la petrolera estatal Petrobras por el que son investigados medio centenar de políticos.

«Si hay una cosa a la que no le tengo miedo es a eso (a la destitución). No cuentes con que me vaya a poner nerviosa, con miedo. No me atemorizan», subrayó la gobernante, cuyos índices de popularidad se encuentran por debajo del 10 por ciento.

Rousseff acusó a ciertos sectores de la oposición de ser «un tanto golpistas» y recordó que, para «tirar» a un presidente, «hay que explicar por qué lo van a tirar».

«Confundieron los deseos con la realidad», añadió.

La presidenta brasileña también abordó los rumores de suicidio que semanas atrás se deslizaron por las redes sociales y recordó que ni tan siquiera cuando fue torturada por la dictadura pensó en quitarse la vida.

«El otro día publicaron que yo había intentado suicidarme, que estaba traumatizadísima. No apuesten por eso. Fue cien mil veces peor ser presa y torturada. Vivimos en una democracia, no hay motivo para pensar que esto sea una tortura. No lo es. Es una lucha para construir un país», precisó.

Cuestionada por las críticas vertidas por el expresidente Luiz Inácio Lula da Siva contra su gestión, Rousseff reiteró que respeta todas las opiniones de su padrino político: «Él tiene todo el derecho de decir dónde está y dónde cree que yo estoy».

No obstante, discrepó con el presidente cuando este afirmó que Rousseff se encuentra en el «volumen muerto», término como se denominan en Brasil las reserva técnica de los embalses.

«No estoy en volumen muerto. Estoy luchando incansablemente para superar un momento bastante difícil en la economía del país», añadió.

El gigante sudamericano atraviesa una delicada situación económica, agravada en los últimos meses por el ajuste fiscal lanzado por el Gobierno para equilibrar las maltrechas cuentas públicas del país.

Brasil cerró 2014 con un tímido crecimiento del PIB del 0,1 %, pero según las proyecciones oficiales terminará este año con una caída del 1,2 %, su peor resultado desde 1990, mientras que la inflación finalizará en el 9 %.

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