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El fenómeno Bernie Sanders o la democracia contra los megarricos Fenómeno de las primarias demócratas expresaría la crisis global del capitalismo financiero

El fenómeno Bernie Sanders o la democracia contra los megarricos

Ignacio Vera
Por : Ignacio Vera Periodista UDP
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Autodefinido como socialista democrático, logró amargarle el inicio del proceso de primarias a Hillary Clinton, tal como lo hizo Barack Obama hace ocho años, logrando empatarle en un estado rural y conservador donde en teoría no tenía posibilidad. Sanders es la expresión de un sentimiento antiestablishment particularmente fuerte entre la juventud, indignada con la desigualdad de la sociedad estadounidense.


Janelle Markgren tiene 24 años, es estadounidense y vive en Chile hace unos años. Es blanca anglosajona, de familia protestante y nacida en Wisconsin, un estado del Medio Oeste gobernado por un republicano. Janelle forma parte de esa masa que los republicanos deben captar si pretenden volver a la Casa Blanca, “estadounidenses de pura cepa”, nacidos y criados en la cultura dominante del país. Sin embargo, ella es de los que creen que Bernie Sanders puede dar la sorpresa. “Sus propuestas son interesantes, nos dice que tenemos la opción de cambiar las cosas. Creo que puede ganar, pero depende de la cantidad de gente que vote. Si mi generación llega a votar, puede que Bernie gane”, dice.

Y es que justamente Bernie Sanders obtiene sus mayores niveles de apoyo en jóvenes con ideas progresistas, muchos de ellos con algún nivel de educación universitaria, un grupo que ha crecido enormemente en los Estados Unidos durante las últimas décadas, pero que ha costado sostenidamente llevar a las urnas. “A los jóvenes de mi generación, la generación de los millenials, nos gusta mucho Bernie Sanders, nos gustan sus ideas”, señala Janelle.

El socialista

Bernie Sanders nació en 1941 en Brooklyn, New York, en el seno de una familia judía estadounidense. Su padre era un polaco que perdió a toda su familia en el Holocausto, mientras que su madre era una neoyorquina hija de judíos estadounidenses. El propio Sanders ha contado que parte de su interés en la política proviene de sus raíces judeoeuropeas, como declaró en 2015 al Christian Science Monitor: “Un tipo llamado Adolf Hitler ganó una elección en 1932 y murieron 50 millones de personas. De muy pequeño aprendí que la política es de hecho muy importante”.

Después de graduarse de la escuela secundaria y tras un paso por el Brooklyn College de la Universidad de New York, se fue a estudiar artes en la Universidad de Chicago, la misma que sirvió de alma mater de la economía neoliberal a nivel mundial. Sin embargo, Sanders tomó un camino opuesto al de muchos de sus compañeros y se unió a la Young People’s Socialist League (juventud política del Partido Socialista de los EE.UU.), involucrándose también en el Movimiento por los Derechos Civiles. En esa época Sanders fue encontrado culpable de resistirse al arresto durante una manifestación contra la segregación racial en las escuelas públicas de Chicago y debió pagar una multa de $25 dólares. Participó también de la Marcha sobre Washington por el trabajo y la libertad, encabezada por Martin Luther King, en la cual el líder afroamericano pronunció su célebre discurso “I have a dream”.

Tras egresar tuvo varios empleos en Nueva York y Vermont, estado donde había comprado una pequeña casa de veraneo, pero influido por sus ideas socialistas decidió irse a vivir por unos meses a Israel, donde ingresó a un kibutz, comuna agrícola sionista donde se vive bajo el comunitarismo. Al volver a los Estados Unidos se instaló en Vermont, lugar que marcaría su vida y su carrera política para siempre. En 1981 fue electo alcalde de la ciudad de Burlington, la más grande del estado, siendo reelecto tres veces y derrotando tanto a demócratas como a republicanos. Durante su gestión Sanders apoyó la primera marcha del orgullo gay realizada en la ciudad y firmó una ordenanza prohibiendo la discriminación habitacional, en una época en que personas y empresas se negaban a vender o arrendar viviendas a homosexuales o transgéneros.

[cita tipo= «destaque»]La analista política Claudia Heiss apunta al fenómeno mundial de indignación ciudadana postcrisis del 2008. “Lo de Sanders tiene directamente que ver con la crisis de 2008 y con la crisis de la relación entre democracia y capitalismo. La alianza entre democracia y capitalismo ha sido puesta en cuestión, se está mostrando progresivamente que el capitalismo actual genera excesiva concentración de riqueza. La popularidad que tuvo en Estados Unidos ‘El capitalismo del siglo XXI’ de Piketty es una muestra, hace 15 o 20 años no lo hubiesen ni tomado en cuenta”.[/cita]

En 1993 llegó a la Cámara de Representantes obteniendo el cupo por Vermont como independiente, algo histórico a nivel nacional que no ocurría hacía 40 años. Desde ahí se opuso a emblemáticas leyes como la “Dón’t ask, Don’t tell” de Bill Clinton , la Ley de Defensa del Matrimonio (DOMA), que establecía el matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer y que fue declarada inconstitucional en 2013 por la Suprema Corte, y la polémica Ley Patriota de George W. Bush, que otorga facultades especiales al gobierno y a las agencias de inteligencia para combatir amenazas terroristas.

Desde 2007 es senador y el único miembro del Congreso que se define públicamente como “democratic socialist” término que podría traducirse como socialista democrático o socialdemócrata. Ahora está embarcado en una candidatura presidencial a la que nadie daba ningún futuro hace algunos meses, pero que gracias al envión anímico del pasado lunes en Iowa, y a un mensaje dirigido a jóvenes y ciudadanos descontentos, amenaza con amargar la casi segura nominación de Hillary Clinton, tal como hiciera un desconocido Barack Obama hace ocho años.

El fenónemo antiestablishment: descontento y desigualdad

Como candidato presidencial Sanders se ha planteado como la alternativa a la candidata del establishment, Hillary Clinton, una mujer blanca, protestante, esposa de ex Presidente y proveniente del “mundo de Washington”. Se ha expresado a favor de ampliar los derechos LGBT, de defender el derecho a elegir de las mujeres frente al aborto, de dar a los trabajadores vacaciones pagadas y postnatal (en Estados Unidos no es obligación hacerlo a nivel federal), educación superior gratuita, salud pública universal y del fin de las donaciones de empresas a campañas políticas. Además uno de sus principales focos es “controlar a Wall Street” y a ese “1% de megamillonarios” para que paguen más impuestos en favor de la mayoría ciudadana.

Propuestas como estas lo han convertido, a pesar de su edad avanzada y de su larga carrera política, en el rostro del sentimiento antiestablishment. Tal como Podemos lo ha sido en España y Jeremy Corbin en el Reino Unido, en los Estados Unidos es Bernie Sanders quien reta a los sectores tradicionales del poder y de la elite. El propio Sanders no se complica en asumir ese rol rupturista en medio de la sociedad capitalista por antonomasia; uno de sus afiches de campaña dice: “La revolución comienza ahora”.

¿Pero cómo un autodenominado socialista puede tener opciones de llegar a la Casa Blanca en un país donde “socialista” es casi una palabra peyorativa? La analista política Claudia Heiss apunta al fenómeno mundial de indignación ciudadana postcrisis del 2008. “Lo de Sanders tiene directamente que ver con la crisis de 2008 y con la crisis de la relación entre democracia y capitalismo. La alianza entre democracia y capitalismo ha sido puesta en cuestión, se está mostrando progresivamente que el capitalismo actual genera excesiva concentración de riqueza. La popularidad que tuvo en Estados Unidos El capitalismo del siglo XXI de Piketty es una muestra, hace 15 o 20 años no lo hubiesen ni tomado en cuenta”.

Pero, al mismo tiempo, Heiss enfatiza que esto no debe interpretarse como una izquierdización del electorado norteamericano, sino que es una expresión de la derechización que han tenido los republicanos. “Antes de todo esto, el Partido Republicano se derechizó con el Tea Party, con Trump, y dejaron fuera al establishment más moderado. Hoy, comparado con los candidatos que van arriba en las encuestas republicanas, John McCain parece casi un ángel”.

Para el también analista Guillermo Holzmann el asunto tiene que ver asimismo con cómo la gente común y corriente no ha sentido las mejoras macroeconómicas. “Lo de Iowa va al corazón mismo de Estados Unidos, es un estado pequeño pero que representa el corazón del país. Los números macroeconómicos del país no logran ser percibidos como un beneficio que llegue directamente a la clase media y ahí aparece una visión más cálida sobre la socialdemocracia. Por ejemplo, él se opone al recorte de subsidios agrícolas, y eso en una zona productora de maíz como Iowa es muy importante”, explica. Sin embargo, Holzmann apunta a lo que viene, concretamente al 1 de marzo: “Sanders tendrá varios altos y bajos de aquí en adelante, pero hay que esperar al Súper Martes, donde varios estados harán sus caucus y sus primarias. Ahí se verá realmente qué potencial tiene, pero será una de las elecciones más complejas de los Estados Unidos, por la derechización de los republicanos y la izquierdización de los demócratas. Pero ambos tienen ese deseo de volver a ese ‘American way’ que se ha descuidado”.

Para Claudia Heiss, Sanders se explica por la conjunción de desigualdad e indignación, expresada en la crisis del sistema desde el crack del 2008: “Cuando se empezaron a destapar los casos de corrupción, los abusos de los ejecutivos de grandes empresas y todo lo que ha ocurrido con Wall Street, se comenzó a sacar también a la luz que en Estados Unidos hay millones de personas que no tienen cobertura de salud, ni siquiera tienen acceso a una salud mala como alguien sin recursos en Chile, simplemente se mueren. En Estados Unidos son muy ricos, pero muy desiguales”.

Los expertos todavía dudan de que Sanders pueda siquiera pretender vencer a Hillary Clinton, pero desde el lunes por la noche en Iowa ya es una alternativa. “Obama se pasó ocho años diciendo que no era socialista, por la carga negativa de la palabra, y ahora aparece algo nuevo, un tipo que se define socialista y pretende ganar. Sin embargo, es muy difícil, no veo a la sociedad estadounidense disponible para votar por un socialista y eso le haría más fáciles las cosas a la derecha”, dice Heiss.

Por ahora, Bernie Sanders va primero entre los demócratas en las encuestas para la primaria de New Hampshire, el segundo round electoral que será la próxima semana.

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