Se suma al Brexit y las amenazas terroristas
El país está demostrando, con esta asonada golpista, ser frágil a pesar de la firmeza y la manera autoritaria que gobierna el Presidente Recep Tayyip Erdogan y de la solidez que demuestra su posición geopolítica de su ejército como bastión oriental de la OTAN, añadiéndose a lo anterior fuertes tensiones políticas, económicas y sociales a nivel interno.
El intento de golpe de Estado en Turquía le agrega un factor grave de tensión y desestabilización a un país que es clave para la Unión Europea, la que actualmente se encuentra bajo presiones múltiples que van desde el Bretix a la crisis migratoria y la amenaza de ataques terrorismos yihadistas.
Según consigna una columna de José Ignacio Torreblanca en El País de España, Turquía está demostrando, con esta asonada golpista, ser un país frágil a pesar de la firmeza y la manera autoritaria que gobierna el Presidente Recep Tayyip Erdogan y de la solidez que demuestra su posición geopolítica de su ejército como bastión oriental de la OTAN, añadiéndose a lo anterior importantes tensiones políticas, económicas y sociales.
El mandatario se ha visto de forma progresiva aislado, tanto a nivel interno como internacionalmente, a pesar que cuando se inició la primavera árabe en 2011 se mostró como el renacido líder del mundo musulmán.
Y es que en Turquía ha acosado a la oposición política, presionando a los medios críticos a su gobierno y perseguir a distintos periodistas, académicos y organizaciones de la sociedad civil, como también afectar el proceso de paz y de reconciliación con los kurdos y poner en duda las instituciones independientes como el Banco Central, los tribunales de justicia y la administración.
A su vez, internacionalmente su política exterior se ha basado en el lema “cero problemas con los vecinos”, pero de a poco ha entrado en una confrontación con todos ellos, especialmente con países que son claves como Rusia, Irán e Israel.
También hay que sazonar su forma de conducción internacional con el empeño que ha tenido en derrocar al Presidente sirio, Bashar Háfez al-Ásad, en el cual ha fallado porque el dictador sirio continúa en el poder y ha generado fuertes divisiones internas.
Además, a las enemistades de kurdos e iraníes que ha incorporado, también ha traído a su país el terrorismo yihadista del Estado Islámico.
Las torpezas que ha cometido Erdogan ha llevado a tener una mala relación con Europa, a pesar del gran servicio humanitario que Turquía ha prestado en dar cabida y alojamiento a cientos de miles de refugiados sirios, quedando a su vez como un líder que gobierno con un carácter autoritario, arrogante y poco cooperativo.
La columna explica que una Turquía que va por el camino del autoritarismo, encabezada por un arrogante y conflictivo Erdogan era un problema, lo que se vislumbra en el futuro es más preocupante, ya que ahora el país estaría desgarrada por un profundo conflicto civil y militar, lo cual coloca a ese país como una verdadera pesadilla que Europa deberá enfrentar y que está desbordada por las actuales crisis.
