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Mercado de Educación Universitaria


Por estos tiempos en que miles de chilenos buscan postular a un cupo para estudiar una carrera universitaria, se hace importante reflexionar sobre el mercado de la educación superior, con tantas ofertas y ofertones para los ilusionados jóvenes y muy especialmente para sus padres -que razonablemente sueñan con un mundo mejor para sus hijos-.



Siento que se habla mucho del tema, como lo hacen algunos economistas amigos con posgrados en universidades norteamericanas, una cosa así como a nivel global, que en principio hace mucho sentido. Sólo que el problema real, analizando todos sus detalles, tiene muchas aristas. Presento a continuación algunas de ellas.



Por supuesto que la educación universitaria debe ser pagada por los estudiantes, a medida que la reciben o a través de un crédito con alguna tasa de interés que les cobrarán y que deberían pagar en su totalidad -con sus ingresos futuros- lo que aumentará los ya altos costos a aquellos que no dispongan de recursos para financiarla tomando un crédito, como sucede hoy con cualquier consumo que la gente hace.



Es cierto, también, que el Estado debe disponer de un buen número de becas para el financiamiento total o parcial de la educación universitaria de estudiantes meritorios de bajos recursos, los que deben postular a ellas a través de concursos y evaluaciones, realizadas con seriedad por profesionales especializados, sobre la base de parámetros conocidos por todos.



Que la educación universitaria sea rentable, como lo afirma el profesor Joseph Ramos, Decano de la Facutltad de Economía y Administración de la Universidad de Chile, no me queda claro, desde el punto de vista económico. Habrá casos en que será muy rentable, especialmente por la alta capacidad de algunos estudiantes, por su capacidad de hacer negocios con su profesión en una sociedad muy de mercado; pero a nivel del promedio o la moda lo que ocurre con la mayoría de los profesionales, calculando sobre el total de los recursos invertidos por muchos chilenos, con sacrificio y esfuerzo, tengo la impresión que no.



En efecto, creo que es un mercado muy imperfecto el de la educación universitaria. Se juega y especula con una gran oferta que apunta a esa motivación de padres y estudiantes dispuestos a hacer sus mayores esfuerzos de pago y endeudamiento para ir tras el preciado «cartón», que piensan cambiará sus vidas o a lo menos les asegurará un trabajo y por ende un ingreso, de buen nivel, que signifique progreso para esas personas y sus familias, de cara al futuro.



Los estudiantes y sus padres toman sus decisiones de compra de educación universitaria con algunos conocimientos reales para hacerlo, donde no están ausentes una serie de creencias sobre beneficios económicos, que no se cumplen muchas veces, y que ellos lamentablemente desconocen por falta de información. También por información engañosa que se presta para asumir como verdades lo que no es cierto, y porque para conocer realmente los beneficios de la inversión deben esperar años.



En efecto, hay que esperar que el estudiante se titule, encuentre un trabajo y tenga un desarrollo importante en el campo laboral que le permita a él y sus familias conocer los verdaderos resultados y beneficios obtenidos al invertir en este negocio tan bien publicitado, que toca por todos los medios de comunicación la sensibilidad de la gente, buscando por supuesto captar clientes que todavía y quizás por muchos años compran la educación universitaria por razones más bien emocionales, con muy poca o ninguna información objetiva que les permita dimensionar lo que están comprando o en qué se están metiendo.



El reciente estudio sobre futuro laboral de 73 carreras realizado por el ministerio de Educación , la Universidad de Chile y la Universidad Adolfo Ibáñez -cuyos resultados no incluye en su análisis el profesor Ramos- que el lector puede encontrar en www.futurolaboral.cl , muestran que en las 73 carrera, donde están incluidas las de mayores ingresos y excluidas muchas de muy bajos ingresos, nos proporcionan, en forma aproximada las siguientes cifras :



En Chile, en esas 73 carreras:
Total profesionales – 43.8000
Egresados 2001 – 26.000
Matriculados 2002 – 78.000
Ingreso mensual bruto promedio a los 7 años – $ 757000.-
Ingreso mensual neto promedio a los 7 años – $606000.-
Ingreso mensual bruto promedio a los 2 años – $ 515000.-
Ingreso mensual neto promedio a los 2 años – $412000.-
(El ingreso mensual neto considera los descuentos previsionales y tributarios en forma aproximada).



Tal sería el mercado laboral según este estudio, que no considera ni informa sobre los profesionales desocupados por razones de variada índole. Si los hubiera incluido bajarían, sin lugar a dudas, significativamente los ingresos promedios mostrados.



Veamos el arancel universitario. Digamos cuesta un promedio de $ 300.000 mensuales. Si consideramos alimentación, vivienda, vestuario, salud, libros, materiales, movilización y otros varios, qué menos de otros $ 300.000; hemos llegado a $ 600.000 mensuales, a los que deben sumarse los recursos que se pierden por los costos asumidos por estudiantes que no terminan, que por lo bajo se podrían estimar en otros $ 200.000. La cifra nos lleva ya a los $ 800.000 mensuales de inversión o gasto por profesional titulado, contra un ingreso neto esperado a los 7 años de $ 606.000 mensuales, que no alcanzarían los $ 500.000 mensuales netos, si se considera a los profesionales desocupados que bajan el promedio total de ingresos.



Lamentablemente, no dispongo de datos sobre el costo real mensual que representa para una familia financiar un estudiante universitario.



Si estos datos se analizan por carrera, hay un gran número de ellas donde este ejercicio resulta mucho más desastroso aún.



En este modelo de mercado a la chilena, en este importante tema sólo se publicita sensiblería al consumidor -con el dinero de los consumidores, por supuesto- sin ventilar información seria y objetiva que haga más transparente este negocio y permita «al consumidor de educación universitaria» tomar decisiones realmente informadas.



El negocio de la educación universitaria, juega y abusa con las expectativas de la gente. Se parece bastante al Kino o al Loto, donde unos pocos vivos y muy capaces sacan un gran partido a su inversión y pasan a constituir cierto «súper premio», tan simbólico como inalcanzable, de ingresos por millones de pesos mensuales: el que sueñan millones de chilenos. Ello del mismo modo en que millones de jugadores compran ilusión cada semana.



A base del mismo simplista mecanismo los padres juegan con sus preciados hijos a esta ruleta de la educación universitaria, donde -por los datos aquí mostrados- nunca ganarán. Tendremos cada día más cesantes, mal preparados y muy confundidos para enfrentar sus vidas, con títulos que de poco o nada les servirán porque según cualquier análisis medianamente serio no se cumplirán las tan sensibles como subjetivas promesas publicitarias de las universidades.



Parece ser que los economistas asocian con mucha facilidad mayor educación a mayor desarrollo, sin considerar los valores sobre los que se entrega esa educación, la calidad de dicha educación, su orientación para provocar desarrrollo, las necesidades del país, los desafíos futuros -con cargo a tantos tratados de comercio exterior firmados en el último tiempo- y, bueno, el verdadero talento de los educantes para esas carreras, lo que también es muy importante.



Realmene no sé que vamos a hacer en el futuro con tantos periodistas, publicistas o abogados, por mencionar algunas carreras. Se necesita preparar profesionales, técnicos y trabajadores que pongan real valor agregado, de calidad, a nuestras exportaciones para favorecer el crecimiento concreto por esa vía. En tal sentido, diría que la oferta universitaria busca hacer negocio, con ideas del pasado, con una orientación que iría precisamente a la inversa de lo que busca el país como modelo de desarrollo.



El tango aquel, tan difundidos en estos tiempos, el de la igualdad de oportunidades no se debe comprar tan fácilmente. En el caso de que se diera la igualdad lo único que significaría sería dar igual oportunidad a los pobres dentro del sistema, para que según los malos valores imperantes, tengan la misma oportunidad de hacerse ricos, para seguir hundiendo a los mismos pobres. Por ese lado no llegamos a ninguna parte y si no es así, bueno sería que alguien lo pudiese explicar.



El problema es que vivimos en tiempos muy mercantilistas, donde nuestras iluminadas autoridades tratan de dar iguales oportunidades a todos, para que intenten hacerse ricos y seguir con este círculo vicioso. Y ahora tratan de buscar un sistema de explotación de unos por otros, según cuan «vivaracho» se pueda ser para situarse en una posición de privilegio sobre el resto. Es decir, se construye una sociedad a base de valores nada humanistas, donde ya no aparece como, importante el tema de capitalistas y trabajadores, sino, que cada uno hace negocio con sus capacidades, las vende en el mercado al mejor precio, se hace rico o algo así y desde esa posición de privilegio usa y abusa del resto, que son casi todos los que no tienen talento para el comercio.



Asi, la mayor parte de las personas vive sin horizonte, sin reales perspectivas de una vida mejor, a solas con sus pobres sueños e ilusiones de «sacarse» el Kino o el Loto para lanzarse a comprar en forma frenética, para saciar sus ansiedades consumistas, respondiendo como borregos a los estímulos que recibe por todos los medios.



De este modo, creo hoy está más vigente que nunca esa vieja frase popular que dice: los vivos viven de los tontos y los tontos de su trabajo. En este medio se inserta hoy el mercado de la educación universitaria, con sus tantas ofertas y livianas promesas, y así planteadas las cosas no tengo dudas que todo esto en algún momento explotará. Nada bueno puede esperarse en el futuro yendo por tan superficial camino.



Nunca es tarde para reflexionar y provocar un debate nacional sobre este importante tema; más aún en este tiempo en el que se habla cada día más de posibles candidatos presidenciales y sus también superficiales preferencias en el público, todo según encuestas, sin conocer propuesta alguna de los que se van perfilando como postulantes.





El señor Meza es Fundador del Instituto Consultor en Comercializacion y Mercado (ICOM).



emeza35@terra.cl






  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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