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Los secundarios han abierto nuestras conciencias


Sin duda que hoy día estamos de fiesta. Tenemos muchos motivos para estar alegres y contentos. Qué bueno que en la vida de los revolucionarios, aquellos que luchan todos los días y que muchas veces les ha tocado vivir horas amargas, puedan disfrutar momentos de alegría, como estos que nos entregan los jóvenes de nuestra patria. Qué ejemplo de lucha y de movilización para enfrentar las batallas que vienen por la democratización de nuestro país.



Saludamos a los estudiantes secundarios, a través de nuestras queridas Juventudes Comunistas, los de la camisa amaranto, que participan de lleno, junto a jóvenes de diversos pensamientos políticos e independientes en esta lucha por el derecho a la educación.



Los estudiantes han hecho reventar la crisis del sistema educacional, un sistema obsoleto, incapaz de cumplir con los requerimientos académicos de la mayoría, profundamente injusto, reproductor de la desigualdad social desde la niñez. Un sistema educacional mercantil, que relega a la educación pública a la formación de chilenos de segunda clase. Entran en crisis la LOCE, la Jornada Escolar Completa, la Municipalización de la Educación y el sistema particular subvencionado



Son muchas las voces retrógradas que vienen de la derecha, que pretenden cercenar el contenido profundo de los objetivos de esta movilización. Por eso es que reiteramos nuestro apoyo a sus demandas y convocamos, a través de nuestros dirigentes sociales, de los centros de padres, para que el lunes se lleve adelante una jornada social de solidaridad y reflexión sobre el triunfo alcanzado hasta hoy. Lo hacemos en especial para que se concrete el acuerdo y el anhelo mayoritario de los chilenos para cambiar la LOCE.



Desde luego la lucha no termina aquí, hay que llegar al fondo para resolver la crisis de la educación: La lucha debe continuar, por sobre las manipulaciones que se realizan para dividir al movimiento estudiantil.



Cambiar la LOCE, para lo cual se necesita quórum calificado, significa un paso trascendental porque sería un cambio en la Constitución y si se cambia la Constitución para solucionar la crisis de la educación, quiere decir que podemos cambiar la Constitución en otros aspectos y finalmente podremos cambiar la Constitución entera, que es uno de nuestro objetivos primordiales, para al fin desterrar la nefasta herencia de Pinochet que los gobiernos de la concertación no han querido enfrentar con la decisión que se requiere.



En esta crisis ha quedado al descubierto la intencionalidad del anterior gobierno, al aprobar una ley de evaluación docente, desvinculada del real proceso educacional y sin considerar la opinión clara, informada y mayoritaria de los profesores. Se pretendía hacer recaer sobre los docentes toda la responsabilidad de la crisis que ya se manifestaba y fue advertida hace mucho tiempo. Un sistema educacional como el actual no se mejora con una evaluación bajo condiciones de presión inaceptable. Debe primar, junto a la preparación, la vocación del educador, que sólo se puede manifestar a plenitud en un sistema en que lo esencial sea el derecho garantizado a una educación pública de calidad en todos los niveles y bajo cualquier circunstancia socio-económica. Nunca nos hemos opuesto a la evaluación docente por principio, esta es necesaria, pero es imposible que sea justa si no se evalúa primero al sistema educacional. Esta evaluación la están realizando millones de chilenos. El sistema ha sido reprobado y debe cambiarse.



Consideramos que los docentes, junto a los estudiantes secundarios y universitarios, los padres y apoderados, los académicos, técnicos y profesionales en la materia, deben ser parte sustancial de una comisión que genere las nuevas leyes que rijan nuestro sistema educacional, en un plazo definido, con un curso claro de proceso legislativo y una participación real. Los Consejos escolares que deben participar en esta discusión deben democratizarse y no ser nominados a dedo.



Mientras que la Unesco recomienda que el presupuesto de educación debe corresponder a un 7% del PIB, el Estado chileno sólo destina el 4.5%, con el agravante que en los últimos 20 años la mayor parte del presupuesto se ha destinado al sector particular subvencionado. Este tipo de subvención privilegiada debe reorientarse para beneficiar en primer lugar a la educación pública.



Esta situación de crisis, que ha puesto de cabeza a las autoridades de gobierno tiene su origen en la falta de democracia, de participación y en el rígido esquema continuista de las políticas económicas de la dictadura que ha sostenido hasta hoy la concertación. Por 16 años se ha hecho oídos sordos a problemas que aquejan a gran parte de los chilenos. El triunfo histórico de los estudiantes está señalado porque logró zafarse de esta concepción retrógrada que constriñe la conciencia y los estómagos de los excluidos.



El pueblo debe tener claro que en la base de esta situación está la política de la derecha, en especial de la UDI, que junto a la dictadura, impuso el modelo neoliberal y la actual institucionalidad, a la que se aferra con uñas y dientes. Las declaraciones de la derecha a favor de la movilización estudiantil, son de una inmensa hipocresía, porque en el fondo, tras la presunta defensa de la libertad de enseñanza se oculta la defensa del gran negocio que les ha significado la educación, prácticamente el 50% de la educación es hoy privada o particular subvencionada



Es preciso terminar con la ominosa genuflexión ante la derecha, que ha imperado durante los gobiernos de la concertación. Se pretende hacer creer a los chilenos que es imposible producir cambios porque se opone la derecha. Como ha quedado demostrado eso es una falacia, si el pueblo movilizado quiere transformaciones habrá transformaciones y de fondo y no meros maquillajes como tan «generosamente» ofrecen los dirigentes de la llamada alianza por Chile con respecto a la LOCE. No nos creemos ese cuento y ya se terminó el miedo a aquellos que por más de 30 años han pretendido erigirse en gendarmes de nuestro pueblo.



No es sólo el sistema educacional el que hace crisis, queda cada día más al descubierto que Chile no puede seguir rigiéndose por la actual institucionalidad. Camino al cambio de la Constitución impuesta por Pinochet, es necesario acrecentar nuestros esfuerzos para fortalecer la convergencia y la unidad, que exige cambiar el actual sistema electoral binominal por uno proporcional y no excluyente.



El sistema binominal impuesto por la dictadura, no sólo deja fuera del Parlamento a los trabajadores y a los conglomerados de izquierda; imposibilita al 65% de los electores a postularse a cargos parlamentarios, y le arrebata el derecho a voto a los chilenos que viven en el exterior. Lo más grave, es que le otorga a la derecha el poder de boicotear en el parlamento cualquier asomo de avance democrático mediante los antidemocráticos quórum calificados, hecho que hasta hoy los gobiernos de la concertación han usado como un subterfugio para mantener este estado de eterna transición, que sólo sirve para dejar incólumes los privilegios de los sectores dominantes.



No estamos por aceptar cualquier proyecto de reforma electoral. Por ello, es tan importante fortalecer la convergencia por la democracia y la justicia social, elevar nuestro trabajo en la recolección de firmas para exigir al gobierno, si la derecha cierra el camino legislativo, un plebiscito o una consulta nacional.



Cuando nosotros decimos que hay que construir convergencias amplias respecto a determinados aspectos de la vida nacional, a determinadas realidades que nosotros queremos cambiar; cuando queremos lograr objetivos que afectan al país entero y estos están maduros en la conciencia de la mayoría, se manifestarán muchas personas proclives a la concertación e incluso la derecha. En ese proceso lo más probable es que se generen y manifiesten profundas contradicciones entre los partidos de la concertación con sus bases de sustentación.



Si nos ponemos a pensar que hace un par de días había mas de 600 mil estudiantes en paro, eso significa que si sumamos a los padres y apoderados, a los profesores, hay millones de personas en todo Chile que estaban expectantes y simpatizan con la lucha de los estudiantes, de todos los colores políticos o independientes y de distintas capas sociales. Esto es lo que se llama convergencia político social para cumplir un determinado objetivo. Claro está, junto a la convergencia y la unidad debe darse la movilización, con expresiones de masividad en las calles, que es un legítimo derecho del pueblo en especial cuando existe un estado de exclusión.



No permitiremos que se usen subterfugios para desligitimar la lucha por la democracia y la justicia social, como se quiso hacer después del 1 de Mayo haciendo pie en las provocaciones que sufrió la masiva concentración de la CUT, pretendiendo responsabilizar a nuestro partido como el causante de la violencia y de manipulación del conflicto de los estudiantes. Ha quedado claro, como lo demostramos el 21 de mayo en Valparaíso ocasión en que resistimos la agresión de carabineros a la dirección del Partido y a los dirigentes sociales – que la violencia se suscita en gran medida por la represión indiscriminada y abusiva de las fuerzas policiales. No sólo teníamos razón, la forma como se reprimió a estudiantes y a periodistas obligó al gobierno a tomar medidas con determinados jefes de carabineros.



Y en cuanto a la pretendida manipulación del conflicto de los estudiantes, está claro que no sólo hemos apoyado las demandas de los estudiantes, sino que hemos sido respetuosos de sus decisiones y de su movimiento, con una posición carente de oportunismo o de instrumentalización política, porque como lo hemos dicho, los dirigentes que militan en nuestro partido se deben a su organización social y en virtud de ello los jóvenes comunistas han actuado de forma responsable, unitaria y decididamente en el conflicto.



Los comunistas, por la amarga experiencia vivida, hemos aprendido que debemos estar dispuestos a usar todas las formas de lucha, pero también debe quedar muy claro que hay momentos y momentos para cada una de ellas. Hoy lo principal es la presencia masiva y no violenta en todos los espacios, lo que no descarta la autodefensa, si es que se persiste en someter al pueblo a la agresión o las provocaciones y se siguen criminalizando las manifestaciones sociales.



En este cuadro en que emerge con tanta fuerza la lucha social, mantenemos nuestra firme decisión de luchar por el cumplimiento de los cinco puntos expuestos ante el país con motivo de la segunda vuelta presidencial. Entre ellos, cobra especial importancia la lucha por los derechos de los trabajadores.



(…)



Es justo plantear en este aniversario del Partido Comunista, que la permanencia de la situación de injusticia y falta de democracia en nuestro país, se debe también a nuestras propias debilidades y a las del movimiento sindical.



Se nos han acercado dirigentes de trabajadores y organizaciones sociales o nos envían cartas en las que nos instan a desarrollar una actividad más decidida en pro de sus derechos y demandas: los trabajadores municipales, los exonerados políticos, los pensionados, organizaciones de mujeres, trabajadores del subcontrato, de feriantes, entre otros.



Se nos ha hecho ver la enorme expectación que existe por el envío al Congreso del proyecto de reforma del sistema previsional y la preocupación por su destino. Efectivamente, si no asumimos una actitud de ofensiva política y sindical para que este proyecto corresponda a los reales intereses de los trabajadores podría terminar en una suerte de componenda con la derecha y las AFP que burle las legítimas aspiraciones del mundo laboral.



Es justa la demanda de exigencia para avanzar más decididamente, desterrando el inmovilismo y el conformismo de nuestra actividad reivindicativa. Estamos ante la urgente necesidad de tomar la iniciativa, terminar con la auto atomización del movimiento sindical, con las divisiones, afianzar criterios de unidad.



Los comunistas estamos por elevar nuestro trabajo y contribución a la unidad y la lucha de los trabajadores y dispuestos a considerar con mirada crítica las debilidades y deficiencias que aún tenemos y que siempre se presentaran en este empeño, lo importante es que estas consideraciones se hagan en medio de la lucha, tal cual lo hacia Luis Emilio Recabarren fundador de nuestro partido y padre del movimiento obrero y el sindicalismo chileno.



Por todo lo dicho es que hemos querido otorgar un realce especial a este aniversario y en especial, porque vamos a iniciar la discusión, a finales de junio, del proceso en la base del XXXIII Congreso Nacional que debe culminar, según la Comisión Organizadora- a fines de noviembre.



Debemos en ese proceso analizar a fondo lo ocurrido en estos 4 años, desde el XXII Congreso, con capacidad de análisis crítico y autocrítico, con la capacidad de reconocer nuestros errores, de perseverar en los aciertos, estableciendo los déficit y avanzando con más fuerza en todo aquello que hemos logrado para abrir camino a nuestra política y con ella a la unidad y a la lucha del pueblo.



Estamos por desterrar todo conformismo o vanagloria. Nuestro análisis debe ser serio, científico y muy aterrizado en la realidad y en los sentimientos y anhelos de los trabajadores y todos aquellos que sienten en carne propia la injusticia social y la falta de derechos consustanciales al ser humano a que nos condena el sistema neoliberal vigente en nuestro país.



En este intercambio de ideas debe fluir el pensamiento libre de cada militante convencido de que tenemos que construir un gran partido de masas, con dirigentes reconocidos por su capacidad y entrega a la lucha y que debemos concluir con acuerdos políticos de trascendencia para el país con el objetivo de enfrentar mejor los grandes desafíos que tenemos por delante, el primordial de ellos, en la senda trazada por Salvador Allende, iniciar el camino para la conquista de un gobierno democrático que lleve adelante profundas transformaciones a la actual estructura política y económica de Chile.



Tenemos la alta responsabilidad de fijar en estos meses la política del partido para el próximo período de 4 años, para llevar adelante el proceso de revolución democrática, en un nuevo momento político caracterizado por la toma de posición de enormes contingentes sociales y políticos que se pronuncian contra las políticas heredadas de la dictadura, que no soportan medidas de parche, porque quieren su transformación de raíz, y de acuerdo a nuevas concepciones de gobierno, que no están contempladas en el itinerario de la Concertación y menos de la derecha.



(…)



En este lugar le habría correspondido dirigirse a ustedes a nuestra querida compañera Gladys Marín. Ella fue electa Presidenta del Partido en el XXII Congreso y debía cumplir con su mandato hasta el próximo congreso nacional. Al actual Comité Central le correspondió asumir la enorme responsabilidad de recomponer y asumir la dirección sin su presencia.



No era una tarea fácil. Creo que lo logramos por la firmeza del Partido y el estímulo permanente que tuvimos de las bases y por la impronta que dejó establecida la propia Gladys que hasta en los postreros momentos de su vida jugó un papel determinante en los lineamientos de nuestra política.



Indudablemente ella está presente en nuestra conciencia y en nuestros corazones.



En el período que ella era Presidenta se gestó el primer paro nacional de trabajadores convocado por la CUT después de la dictadura, lo que abrió camino a la construcción del Juntos Podemos Más, que nos dio la alegría de alcanzar casi el 10% de la votación en la última elección municipal, que es mucho más democrática y proporcional que la elección parlamentaria en la que alcanzamos el 7,5% de los votos. Votaciones, que si bien es cierto estaban personalizados en diferentes candidatos, en última instancia eran votos para la plataforma única de claro contenido alternativo al sistema neoliberal, que fue también la base programática de nuestra candidatura presidencial.



A pesar de las diferencias producidas a raíz de la segunda vuelta presidencial, esta construcción unitaria, su plataforma y objetivos tienen para nosotros plena vigencia y es claro que también lo constituyen para nuestros aliados, porque ya se ha reconstituido su comité ejecutivo y se ha comenzado a reunir su asamblea en un proceso de reflexión y reencuentro, proceso lógico y saludable para un actor cuya presencia unitaria le hace falta al país y al movimiento social.



El proceso de recomposición será más rápido en la medida que nos vayamos encontrando en la base y en las luchas del pueblo.



Este año se cumplen 30 años de la desaparición de 136 compañeros comunistas y de otros partidos, entre ellos los miembros de dos direcciones del partido y una de las Juventudes Comunistas. En el nombre de dos de ellos, Víctor Díaz y Fernando Ortiz que estaban al frente de las direcciones del partido, no sólo les rendimos el homenaje que se merecen, sino que adquirimos el compromiso de no descansar hasta saber la verdad sobre cada uno de los detenidos desaparecidos durante la dictadura. Desde luego reiteramos nuestra solidaridad, fraternidad y compromiso con los familiares de los detenidos desaparecidos cuyos restos fueros encontrados en el patio 29.



(…)



Quiero terminar como empecé: qué hermoso que se cumpla la predicción de Salvador Allende, que más temprano que tarde se abrirán las grandes alamedas. Lo han hecho los jóvenes, no porque se hayan tomado la Alameda por varios días, sino porque han abierto nuestras conciencias, como se abre una flor en primavera renaciendo del oscuro invierno, del olvido y del miedo. Aquí estamos, de nuevo instalados construyendo nuestra propia historia.



Con Recabarren, con Allende, con Neruda, con Víctor Jara, con Gladys, con todos nuestros héroes, mil veces venceremos.



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Extracto del discurso pronunciado por el presidente del Partido Comunista, Guillermo Teiller, durante el acto del 94 aniversario de la colectividad celebrado el domingo 4 de junio en el Teatro Caupolicán..

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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