Publicidad

Vespucio Oriente bajo tierra y sin subsidios


Bajo los gobiernos de Eduardo Frei y Ricardo Lagos se iniciaron las autopistas en la Región Metropolitana, impulsadas desde el MOP por el asesor y promotor de la expansión urbana, Marcial Echenique, quien recientemente aseguró que la Radial Nororiente que une las comunas de Colina con Vitacura, destruyendo el bosque Santiago, y el túnel que conecta El Salto con Providencia, son carreteras no contempladas en su plan maestro de vialidad y quienes las autorizaron están mudos.



Sabemos que la primera autopista es un «traje a la medida» de aquellos inmobiliarios que compraron hace 20 años terrenos rurales en la Provincia de Chacabuco y que tuvieron la suerte de contar con autoridades buenas personas en el Minvu y en el Consejo Regional Metropolitano, que en 1997 les modificaron el uso de suelo de sus terrenos a urbanos: ello significó que Leopoldo Sánchez, director del SAG en la época, saliera volando de su cargo porque se había opuesto a esa «modernísima» medida.



Pero como a los beneficiados con el cambio urbanístico les faltaba una eficiente conectividad al barrio alto de Santiago, obtuvieron que el MOP, también dirigido por autoridades «visionarias», licitara una flamante autopista concesionada, con lo cual los desarrollistas ya obtuvieron las plusvalías patrimoniales necesarias para comenzar sus negocios.



El túnel que une El Salto con la calle El Cerro, en el barrio Pedro de Valdivia Norte, ha arrasado con gran cantidad de áreas verdes y los vecinos desde hace tiempo están dando a conocer sus puntos de vista, sin que nadie los escuche y pasó lo que tenía que pasar: pronto se inaugurará el tramo y, dado que los colapsos viales serán tremendos, el MOP está analizando la posibilidad de no permitir la puesta en marcha de esta vialidad, lo que significará que el Estado le deberá pagar como indemnización al concesionario alemán una suma equivalente a los US$ 11 millones. Éste es el costo de la improvisación.



Ahora bien, en días pasados cuatro diputados del PPD visitaron al ministro Bitran para apoyarlo en su decisión de licitar la autopista Vespucio Oriente en superficie, es decir, arruinando el parque Américo Vespucio, porque las otras autopistas ya habían ocasionado perjuicios en la trama urbana de las comunas que ellos representan. Esta proyectada autopista uniría la avenida Grecia en Ñuñoa con el puente Centenario en Vitacura, único tramo faltante de la circunvalación Américo Vespucio.



Recordemos que la obra ejecutada en túnel minero contempla una inversión de US$ 1.000 millones, suma que es el doble si se desarrolla en superficie y por ello Bitran pidió ayuda económica a los inmobiliarios y a los alcaldes de Vitacura, Las Condes, La Reina y Ñuñoa, la que le fue negada inmediatamente.



Por otro lado, no podemos perder de vista que el MOP desea mantener la tarifa de los peajes que tienen las autopistas existentes y por este motivo habla de un millonario déficit. Y como nadie quería meterse la mano al bolsillo, más de alguien pidió un subsidio estatal, razón que produjo la justa ofuscación de los diputados.



Ante el intríngulis y en el entendido de que no podrá haber subsidio estatal para esta obra vial, porque sería escandaloso, consideramos que no se puede perder el valor urbano ambiental del área verde que une Bilbao con el puente Centenario, porque es una tipología muy bien consolidada, cuyas especies vegetales ayudan a capturar el dañino dióxido de carbono, entregando oxígeno para la ciudadanía. Recordemos que tenemos muy pocas áreas verdes en Santiago y el plan del Gobierno es disponer de mayor cantidad para atacar en forma natural la contaminación atmosférica.



Licitar la autopista en superficie porque es la modalidad más barata sería una decisión equivocada, regresiva y cortoplacista. Por el contrario, si se ejecuta con la modalidad del túnel minero, que es la solución sustentable, cuya inversión es alta, con el gran aumento del parque automotor que observamos, los automovilistas cuando esté terminada la obra, van a estar dispuestos a pagar un peaje más caro por utilizar esta autopista soterrada, porque gastarán bastante menos dinero por concepto de bencina y más aún por el costo de oportunidad derivado del tiempo ocioso. Esos futuros usuarios, en la disyuntiva de mantenerse en tacos por la creciente congestión vehicular o pagar un peaje más costoso por desplazarse con rapidez, optarán por lo segundo, más aún si consideramos que esos conductores tienen la capacidad económica para solventar tales gastos, que para ellos serán marginales.



Así las cosas, habrá interesados para postular en la licitación de la autopista soterrada a 30 años y no a 50 años, como lo propone nuestro amigo Herman Chadwick, presidente de la Asociación de Concesionarios de Obras de Infraestructura Pública (Copsa), porque, si bien los ingresos del concesionario podrían ser menores en el primer año de su puesta en marcha, con el correr del tiempo se incrementarán sustantivamente por las razones ya dichas.



La tasa del crecimiento del parque automotor es superior al 10% anual. Es decir, cada año tenemos mayor cantidad de personas que disponen de vehículos, lo que asegurará el negocio de esta futura autopista y mejorará aún más el de las otras operando.



Reconociendo y lamentando que en las comunas pobres de la Región Metropolitana el MOP haya actuado con desprecio por la ciudadanía, lo obvio es que no sigamos haciendo estupideces en otros sectores. Si se licita la autopista Vespucio Oriente en superficie, con el único afán de asegurarles peajes baratos a quienes más contaminan (los automovilistas) y facilitar la pronta recuperación de la inversión a los capitalistas concesionarios de las autopistas, se estará ocasionando un urbanicidio en la ciudad y por ello esperamos que ese ministerio licite a la brevedad bajo tierra y si no hay oferentes, porque quienes se desenvuelven en este tipo de negocios lo consideran riesgoso, habría que archivar el proyecto hasta que la saturación vial que se avecina lo haga renacer.



*Fundación «Defendamos la Ciudad»

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias