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Instituto Nacional de Derechos Humanos


El proyecto del Instituto Nacional de Derechos Humanos no deja de sorprendernos en su estado actual. Iniciado en mayo de 2005, ha sufrido una serie de modificaciones que lo habían ido perfeccionando y que incluían (aunque muy escuetamente) participación de organismos de derechos humanos, hasta que llegó a la comisión ad hoc de Viera-Gallo, Espina y Chadwick y se remitió a la comisión de Constitución, Legislación y Justicia del Senado.



Los cambios introducidos son gravísimos y le hacen perder la esencia de esta institución, como es, el determinar que se encuentre sujeta a la supervigilancia del Ministerio de Justicia, porque ¿cómo se puede garantizar su independencia?



Hay aspectos que quedan fuera por «olvido u «omisión» y retrocedemos del estado actual en que nos encontramos en materia de derechos humanos. ¿Qué sucede con las acciones penales que hay que interponer o se encuentran pendientes por violaciones a los DDHH en época de dictadura?. En la actualidad desempeña un papel importante el programa de derechos humanos, con respecto a las acciones para determinar el paradero y circunstancias de la desaparición y muerte de personas detenidas desaparecidas y de ejecutados políticos, cuyos restos no han sido ubicados.



Este grupo de víctimas ya es reducido (no incluye a los ejecutados políticos cuyos restos si han sido ubicados), pero con las modificaciones del actual proyecto del Instituto Nacional de Derechos Humanos que reemplazaría en este aspecto a dicho programa, se quedarían sin defensa, pues la facultad de hacerse parte en estos procesos y ejercer acciones y querellas respecto de crímenes de genocidio, de lesa humanidad y guerra, fueron excluidas.



¿»Olvido» u «omisión»? Chile no puede ser un espacio donde se promueva la impunidad. La verdad y la justicia son las banderas que frente a estas graves violaciones a los derechos humanos, organizaciones de la sociedad civil han enarbolado permanentemente, y que constituyen pilares de esta construcción de una sociedad que queremos promotora y defensora de los derechos humanos.



Esperamos entonces que este «olvido» frente a un pueblo con memoria, se repare, para continuar la persecución de la responsabilidad penal de los violadores de derechos humanos y poder avanzar reconociendo nuestra historia.



*Directora del Departamento de Derechos Humanos de la Facultad de Derecho de la Universidad Central

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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