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Nuestro tiempo

Estamos enfrentados a peligros antes no conocidos y que quienes tienen posibilidad de hacerlo, nada hacen por mejorar la situación que se deteriora día en día. Resulta dramático comprobar que 11.167 especies se encuentran en peligro de extinción, 124 en «estado crítico» …


Por Leonardo Aravena*

Llama la atención, por la rapidez con que se suceden nuevas situaciones, la cantidad de cambios profundos que está experimentando el mundo en todos los campos, impensados muchos hasta hace no más de 10 años, y preocupa seriamente que las novedades no se reflejen en un aumento del respeto por el hombre y por el medio ambiente, ni en una mejoría sustancial en la vida de los sectores más desposeídos.

A nivel internacional, la noticia política más impactante es que una persona de raza negra tenga posibilidades reales de convertirse en el próximo presidente de la nación más poderosa. Cuesta imaginarnos a “un negro” en la Casa Blanca, cuando hace años vimos en Raleigh, Carolina del Norte, en el centro del Este de los Estados Unidos, baños exclusivos para “White Man”, muy blancos, limpios y hasta olorosos, cerca de otros oscuros con el letrero de “Colored Man”, obligatorios para los “afroamericanos”. No podemos dejar de preguntarnos si en caso de ser elegido, podrá el candidato mayoritario en las encuestas, acceder al poder en el país en que opera el KKK, que vio morir asesinados a los Kennedy y a Martin Luther King.

También un nuevo estado de cosas vivimos en nuestra América, donde dos mujeres gobiernan y hay un presidente indio, otro cura y uno obrero, además de dos o tres declaradamente “socialistas”, situaciones impensadas, racionalmente imposibles hasta hace poco.

En el plano jurídico, a 10 años de la detención de Pinochet en Londres, el mundo no es el mismo que conocimos, removiéndose los cimientos de la tradicional y decimonónica institucionalidad que nos regía, al evolucionar los conceptos de soberanía y de jurisdicción como reflejos de la aplicación de los límites de los Estados y nos encontramos con una ex ministra que recurre al Pacto de San José de Costa Rica reclamando por una decisión que estima injusta en la que no se habrían aplicado las reglas del “debido proceso”; cuando un ex fiscal militar se encuentra detenido en Italia acusado de crímenes supuestamente cometidos en Chile hace 30 años; y está en funciones un Tribunal Penal Internacional de carácter permanente, quizás el mayor logro que nos ha deparado el primer lustro del siglo XXI.

Sin embargo, experimentamos tristeza y preocupación al comprobar que el medio ambiente, las plantas y los animales, seres humanos incluidos, estamos enfrentados a peligros antes no conocidos y que quienes tienen posibilidad de hacerlo, nada hacen por mejorar la situación que se deteriora día en día. Resulta dramático comprobar que 11.167 especies se encuentran en peligro de extinción, 124 en “estado crítico” y que cada 24 horas mueren en el planeta 1.700 infantes, 780 personas lo hacen por deficiencias alimenticias, 3.000 por diarreas de diversa naturaleza, 880 por causas violentas y 280 en guerras. Impacta también cuando nos enteramos que anualmente, se ejecuta en China a más de 12.000 personas y que más de mil millones viven actualmente en la pobreza extrema, de las que el 70% son mujeres, más de 1.800 millones de seres humanos no tienen acceso a agua potable, 1.000 millones carecen de vivienda estimable, 880 millones no tienen acceso a servicios básicos de salud y 2.000 millones carecen de medicamentos esenciales.

¿No habrá llegado el momento, en medio de tanto cambio, de preocuparnos de una vez de nosotros mismos y de nuestro entorno?


*Leonardo Aravena es Profesor de Derecho de la Universidad Central y
coordinador Justicia Internacional y CPI, Amnistía Internacional Chile.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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