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La disyuntiva socialista

Miguel Paz
Por : Miguel Paz Subdirector de El Mostrador
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Las desafiliaciones al PS no tienen un claro contenido ideológico. Están determinadas principalmente por la pugna en mantener u obtener los suculentos cupos parlamentarios.


Por Ernesto Benado*

Las desafiliaciones al PS no tienen un claro contenido ideológico. Están determinadas principalmente por la pugna en mantener u obtener los suculentos cupos parlamentarios. Sin embargo si la candidatura presidencial de Marcos Enríquez–Ominami llega al 20% en la primera vuelta presidencial y como consecuencia de ello se elige una bancada parlamentaria de descolgados se hará cierta la posibilidad de un nuevo PS competidor del actual. Lo que está por decidirse es la orientación de ese nuevo PS pues si bien la candidatura de Marcos es hasta ahora claramente de centro, la incorporación a su comando del senador Ominami y el eventual apoyo de  sectores de izquierda socialistas  pueden determinar una orientación más radicalizada , más cercana a los trabajadores y al mundo popular.

Tampoco es indiferente a este escenario que si la candidatura Marcos, llega a ese porcentaje, Piñera gane en primera o segunda vuelta, pues una alta proporción de la votación Marcos, no es traspasable ni a la Concertación ni a la Alianza.

Durante décadas  en el socialismo hubo dos grandes tendencias : la socialdemócrata inspirada por la llamada  Internacional socialista  y la izquierdista revolucionaria basada el cambio de sistema social. La socialdemócrata se inspira en la firme creencia, reafirmada por la experiencia histórica, de que tenemos capitalismo para rato, y que hay que concentrarse en mejorar las condiciones vida de los sectores populares, mediante sucesivas  transformaciones del capitalismo.

Dos acontecimientos de gran envergadura han reforzado la tendencia socialdemócrata y han debilitado a la del cambio social. La socialdemocracia, ha tenido éxito, en Europa y diversos países a través del mundo en participar y dirigir gobiernos llamados socialistas o laboristas demostrando que puede hacer evolucionar  la economía hacia condiciones sociales más favorables a los trabajadores. Además la participación en los gobiernos le ha dado numerosas oportunidades de incorporar a técnicos, intelectuales, economistas y simples funcionarios a labores de alta figuración, y también a cargos parlamentarios que satisfacen aspiraciones muy sentidas de sus cuadros medios.

Por otra parte las corrientes izquierdistas aún no se reponen de la desaparición de la Unión Soviética y sus países satélites. La forma en que la propiedad estatal se traspasó a la antigua burocracia creando multimillonarios que abandonaron en la miseria a los trabajadores reveló una realidad que no era  conocida y divulgada sobre la pobreza y la opresión en que  los socialismos llamados reales habían mantenido a sus pueblos. En  ni uno sólo de ellos el pueblo defendió las estructuras pseudos socialistas. La reconversión a economías capitalistas fue rápida e incruenta ya que en todos esos países  el anhelo popular fue sumarse al capitalismo y al mercado mundial agregando  a este proceso una apertura a las libertades democráticas.

Estos factores hacen que la alternativa izquierdista dentro del PS chileno sea actualmente muy minoritaria, y que a 20 años de la caída de la Unión Soviética no exista un modelo alternativo de economía y sociedad que permita replantear un nuevo modelo de Estado democrático , participativo y un camino hacia una sociedad diferente. Lejos está la época en que una minoría trotskista o anarquista levantaba banderas y consignas socialistas y bregaban por el cambio social. Su inspiración  no puede  ahora extraerse de ningún polo ideológico externo Se han incorporado temas nuevos como la protección del medio ambiente , el desarrollo sustentable, la igualdad de géneros, mayor libertad sexual y derechos  a la participación ciudadana. Pero ninguno de estos temas puede reemplazar el gran objetivo de fondo: el cambio de la sociedad basada en el lucro y la propiedad privada, por una sociedad en que prime el interés colectivo y la igualdad de oportunidades.

Cualquier política de cambio social deberá obligadamente basarse en la realidad latinoamericana y en el propio Chile, considerando que un cambio profundo se está produciendo en los países del continente, incluyendo los propios Estados Unidos.

Lo que parecía un ideal casi imposible en la época de la Unidad Popular y el gobierno de Allende, se ha ido materializando con avances innegables: desaparición de las dictaduras militares apoyadas por EEUU. , aparición de gobiernos nacionalistas que aumentan la participación del Estado en la economía y rescatan las grandes riquezas naturales, reaplicación de políticas populistas con sorprendente respaldo de masas y, sobre todo, el aumento de la hegemonía política y económica de Brasil  encabezada por un sorprendente Lula da Silva, primer trabajador manual que ocupa la presidencia en un gran país latinoamericano.

La paradoja en el Partido Socialista chileno consiste en que la mayoría de sus cuadros dirigentes ha puesto por encima de toda otra consideración el ascenso social y la postulación a cargos de alta figuración, incluido entre ellos la candidatura a la Presidencia de la República.  Programas, alianzas, ideología y utopías se determinan en base a la carrera  política de los dirigentes  que a veces colisionan unos con otros manteniendo al PS en el estancamiento. Figuras connotadas como Luís Maira, Gonzalo Martner, y José Miguel Insulza, han preferido optar a cargos diplomáticos o internacionales para esperar tiempos mejores a sus carreras políticas.

La creación de un nuevo Partido Socialista competidor del actual y dependiendo del resultado de la elección presidencial obligará al equipo de Camilo Escalona a replantear su posicionamiento político y tal vez radicalizar su programa volviendo así a su origen izquierdista.

*Ernesto Benado es director de Conadecus y militante del PS

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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