Digámoslo claramente, mientras los actuales militares y civiles condenados por violaciones a los Derechos Humanos hacían el «trabajo sucio», estos personeros de la derecha que hoy los defienden, les entregaban su respaldo político desde sus cargos en el gobierno de Pinochet.
Por Jaime Naranjo*
Hace algunos días la Iglesia Católica propuso un indulto con motivo del Bicentenario a mayores de 70 años, enfermos terminales, y condenados por delitos menores que no sean de sangre; propuesta que los socialistas estamos dispuestos a apoyar.
Frente a esta iniciativa la derecha y Piñera han expresado su voluntad de incluir en este indulto a los violadores de los Derechos Humanos, situación que los socialistas rechazamos terminantemente.
Una vez más hemos podido comprobar que la derecha no puede dejar atrás su pasado pinochetista. Que su «corazoncito» siempre en última instancia los llevara a defender a los violadores de los Derechos Humanos.
Sin lugar a dudas esta reiterada conducta de la derecha se debe a un cierto complejo de «culpabilidad», ya que muchos de sus actuales dirigentes ocupaban altos cargos políticos en el régimen militar, mientras los agentes de la DINA – CNI cometían los diversos crímenes de lesa humanidad por los cuales hoy están cumpliendo condenas.
Es decir, fueron parte activa de la política de Terrorismo de Estado que se implementó en nuestro país entre el 11 de septiembre de 1973 y el 10 de marzo de 1990.
Digámoslo claramente, mientras los actuales militares y civiles condenados por violaciones a los Derechos Humanos hacían el «trabajo sucio», estos personeros de la derecha que hoy los defienden, les entregaban su respaldo político desde sus cargos en el gobierno de Pinochet.
Quiero expresar que los socialistas no pretendemos hacer una discriminación entre civiles y militares, como ha señalado interesadamente Piñera, sino que consideramos que por la naturaleza de los crímenes que algunos de estos últimos cometieron, y por los cuales hoy se encuentran cumpliendo condenas, no es posible otorgarles un indulto.
Esto es lo que guía nuestra posición y no un afán de venganza, como algunos interesadamente han señalado.
En efecto, los numerosos pactos y declaraciones sobre Derechos Humanos que nuestro país ha suscrito, señalan que los Crímenes de Lesa Humanidad son in amnistiables.
Chile, por tanto, tiene obligación de respetar estos tratados y nadie medianamente objetivo puede desconocer que lo que Contreras, Espinoza y otros agentes de la DINA-CNI cometieron fueron Crímenes de Lesa Humanidad.
Por otra parte, nadie entendería que quienes hemos luchado desde 1978 en contra de la vigencia de la Ley de Amnistía de Pinochet, hoy apoyáramos un indulto a quienes violaron sistemáticamente los Derechos Humanos.
Más aún, cuando sólo después de largos años los Tribunales de Justicia de nuestro país dejaron de aplicar la Ley de Amnistía acogiendo la legislación internacional de que los Crímenes de Lesa Humanidad son in amnistiables e imprescriptibles.
Por último, indultar a los violadores de los Derechos Humanos – sean estos civiles o militares-, implicaría una ofensa para sus víctimas, y principalmente, para sus familiares que por años han luchado por verdad y justicia.
Los socialistas no estamos dispuestos a tirar «por la borda» la «justicia en la medida de lo posible» que con mucho esfuerzo y decisión hemos logrado.
No se trata de una venganza, como he señalado anteriormente, sino del más mínimo respeto a los diversos tratados internacionales que nuestro país ha suscrito.
*Jaime Naranjo es senador del PS.